Cultura

“Sin educación no hay esperanza”: Sara Poot Herrera

“Efectivamente, la educación cambia la vida y uno como maestra ayuda a transformar al alumno”, dice Lilia Vieyra Sánchez. Crónica entrevistó a dos catedráticas que se dedican a la enseñanza de literatura mexicana con motivo del Día del Maestro

DÍA DEL MAESTRO

Sara Poot Herrera, profesora de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos.

Sara Poot Herrera, profesora de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos.

UNAM

La educación es sinónimo de cambio y esperanza, es la idea que comparten dos maestras que se dedican a la enseñanza de literatura mexicana: Sara Poot Herrera, profesora de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos; y Lilia Vieyra Sánchez, maestra en la Escuela Nacional Preparatoria número 1 Gabino Barreda.

LO MEXICANO EN ESTADOS UNIDOS.

“Si no hay educación no hay esperanzas”, afirma Sara Poot Herrera, profesora y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.

“Cuando llegué a la Universidad de California pensé que todos los estudiantes tenían el mundo resuelto por estar en Estados Unidos pero la realidad es otra y ha sido un reto muy interesante. Por una parte, los estudiantes de primera generación, cuyos padres siguen en el campo pizcando y ellos por primera vez entran a la universidad”, narra.

Esos estudiantes son hispanos, es decir, guatemaltecos, hondureños, chilenos, españoles, pero sobre todo mexicanos.

“Son estudiantes muy carentes, no se dedican solamente a estudiar, trabajan para poder pagar su mantenimiento. Estudian las humanidades o ciencias y verlos que están tratando de volver a México al reconocerse en los otros, en sus abuelos, en su familia, en la lengua o hablando a veces un inglés muy cortado, el famoso spanglish, es un reto”, destaca.

Poot Herrera señala que la razón de quedarse en Estados Unidos por más de 30 años, es trabajar junto con una comunidad hispana, ser una especie de embajadora cultural.

“Es una comunidad de jóvenes que en México tampoco les hubiera sido fácil llegar a la universidad ya no digamos a El Colegio de México o a las instituciones privadas, pero aquí se han podido colocar y no sólo trabajar en el jardín o la cocina estos estudiantes empiezan a ser generaciones de profesionistas, de gente que entra también de catedráticos a universidades”, platica.

En las clases de maestría y doctorado del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de California, la académica detalla que los alumnos pueden estudiar literatura española, portuguesa, latinoamericana, medieval, barroca, del siglo XVIII o del XIX.

“Que haya más de 30 tesis de literatura mexicana es un trabajo de aprendizaje, de trabajar con ellos, de leerlos, de sugerirles. Ser maestra ha sido como un regalo de la vida, es poder conversar con gente que espera mucho de uno”, expresa.

-¿Existen materiales de enseñanza de literatura mexicana en Estados Unidos?

Se venden libros que resultan caros. Cuando pedí “Pedro Páramo” me llegó en inglés, lo que no quería, y muy caro. Entonces decidí tomar en cuenta libros que me permitan hacer una selección, que pueda tomar un texto de aquí y un texto de allá, y así conformo una especie de antología que ahora la tengo dentro de una plataforma.

“Tomo en cuenta la escasa economía de los estudiantes y les ofrezco fuentes de búsqueda de información. En mi clase pasada leímos un cuento de Jorge Ibargüengoitia, el jueves leeremos a Rosario Castellano y Elene Poniatowska.

“Me interesa que la literatura se vea como un medio de conocimiento, como un trabajo estético con la palabra y como un compromiso ético”.

Sara Poot Herrera está consciente que a cierta edad dejará la docencia pero no la literatura y quizá ayude a cuestiones administrativas a otros profesores.

“Nosotros no tenemos quien nos haga fotocopias, todo depende de nosotros, no hay un apoyo administrativo como por suerte se tiene en México. En la Universidad yo estaciono mi auto y pago estacionamiento, cuando hacemos congresos pagamos el salón. Si en un momento me retiro sería para dedicarme a escribir”.

Ante la discriminación de los hispanos en Estados Unidos, la autora expresa que sus alumnos y ella defienden a México con su trabajo. “También cuando estoy en México digo: ¿a qué Estados Unidos te refieres? porque es un país muy complejo, pluricultural y no quiere decir que Estados Unidos sólo sea la hamburguesa”.

¿Quiénes fueron los maestros que la marcaron?

Aprendí a leer muy chica con una madre maestra, trabajaba en el medio rural, y con un papá lector, un papá empleado que llegaba a la tarde a cenar y con quien todos leíamos. Mi familia fue pobre y con sentido de la cultura, de la letra, de la palabra, de la música.

“De niña, mis maestros de primaria y secundaria siempre esperaban mucho de mí y nunca me cohibía, al contrario era un compromiso. Siempre tuve mucha inclinación a la literatura y ahora como maestra siempre he sido entusiasta, disciplinada, comprometida, trabajadora y eso mis alumnos lo ven”.

Lilia Vieyra Sánchez, maestra en la Escuela Nacional Preparatoria número 1 Gabino Barreda.

Lilia Vieyra Sánchez, maestra en la Escuela Nacional Preparatoria número 1 Gabino Barreda.

INBA

CAMBIAR GRACIAS A LA LITERATURA.

“La educación transforma la vida de las personas”, asegura Lilia Vieyra Sánchez, maestra de literatura en la Preparatoria No. 1 e investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM.

¿Cuáles han sido sus mayores satisfacciones como docente?

Una de las grandes satisfacciones de la enseñanza es que la literatura e historia les puede decir a los estudiantes que observen su entorno y vean lo que los mueve.

“En una ocasión hablábamos de la universidad y por qué es importante, entonces un chico hizo un relato de que se asomaba a la ventana y podía ver un letrero de un dentista que decía UNAM y otro de un médico que también decía UNAM, es decir, son cuestiones simples de la cotidianeidad en donde los jóvenes se dan cuenta cómo la educación los puede transformar.

“Y efectivamente la educación cambia la vida y uno como maestra ayuda a transformar al alumno”.

En sus clases, Vieyra Sánchez aterriza a los escritores decimonónicos y a personajes históricos de manera humana.

“Cuando les hablas de las crónicas de Guillermo Prieto y los dejas ver cómo este autor se acercaba a su entorno, cómo relataba la ciudad o que iba a los cafés y que se reía, a los alumnos se les hace más cercano, lo miran como un ser humano. Algunos estudiantes todavía tienen la idea de que esos personajes del siglo XIX no fueron personas como nosotros”, expresa.

La maestra narra que en su trabajo de investigadora encontró una novela futurista de Julio Verne: “En el año 2889”, que habla de cómo el protagonista tiene todo controlado a través de las máquinas, inclusive la posibilidad de que una máquina lo vista.

“Les di la novela a mis alumnos y ellos la tomaron en cuenta y relacionaron con películas que han visto sobre máquinas, entonces cuando los pones a leer y se dan cuenta de esos elementos de la cotidianeidad se sienten más cercanos a la literatura”, indica.

La pandemia trajo nuevos retos a la educación, comenta Vieyra Sánchez. “Uno es que los alumnos se han convertido más en investigadores de documentos y documentales que les ayudan a entender la literatura e historia”.

Y para los maestros de preparatoria el reto es que la imagen del profesor que da clases frente a uno alumnos callados se acabó, “ahora el profesor se convirtió en guía, el que les muestra el camino de la investigación”, considera Vieyra.

“Lo que nos trajo la pandemia es que uno da los temas a los jóvenes y con la posibilidad que tienen de buscar en Google palabras claves van sacando muchos materiales del siglo XIX; no solamente de cuentos sino de novelas que han pasado al cine. En estos dos años de pandemia el reto fue encauzar lo que ellos buscaron en internet, en función a que ubiquen a qué época pertenece lo que les gustó y que ellos empiecen a averiguar quién es el autor”, narra.

¿Quiénes son los maestros que nunca olvidará?

La historiadora Evelia Trejo porque me enseñó a ubicar fenómenos históricos en temporadas más cortas, Belem Clark quien me enseñó a ver otros personajes de la literatura y no sólo los renombrados, a Vicente Quirarte por mostrar imágenes en la literatura y Pablo Mora por el aprendizaje de literatos españoles.

PERFILES

Las dos maestras

*Sara Poot Herrera es doctora en literatura hispánica por El Colegio de México. Entre libros, ediciones, capítulos de libros, ensayos y artículos aparecidos en revistas académicas y de interés general, cuenta con más de 200 publicaciones. Se especializa en la literatura virreinal novohispana –especialmente en la obra de Sor Juana Inés de la Cruz– y en la literatura mexicana de los siglos XIX, XX y lo que va del XXI –más que nada en la obra de Juan José Arreola y sus contemporáneos.

*Lilia Vieyra Sánchez es especialista en estudio y análisis de publicaciones periódicas mexicanas y extranjeras del siglo XIX en México. Trabaja en los proyectos de investigación “Estado actual de la cultura literaria en Méjico (1882-1883)” de Adolfo Llanos y Alcaraz, e “Historia de la Prensa durante la Presidencia de Manuel González: El Caso de El Nacional (1880¬1884)”. Tambié colabora en el proyecto colectivo Publicaciones Periódicas Mexicanas del Siglo XIX (1876¬1910).