Cultura

Javier Garciadiego: “Luis González y González propuso un nuevo enfoque a la historiografía mexicana”

Recuperó el género de la narrativa para escribir historia, añade el Premio Crónica. La AML rinde homenaje al historiador

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Luis González y González.

Luis González y González.

El Colegio Nacional

Hace 20 años falleció el historiador mexicano Luis González y González, quien “propuso un nuevo enfoque a la historiografía mexicana, auténticamente innovador, para hacer historia matria en lugar de la canónica historia patria”, según presentó el historiador y Premio Crónica Javier Garciadiego.

En el marco del homenaje conmemorativo, organizado por la Academia Mexicana de la Lengua en honor de quien fue miembro correspondiente del estado de Michoacán hasta su muerte en diciembre de 2003, participaron los historiadores y miembros de la AML: Javier Garciadiego, Rodrigo Martínez Baracs, José María Murià, David Piñera y Jean Meyer.

En sus intervenciones, la mayoría resaltó que Luis González y González fue uno de los historiadores más importantes del siglo XX mexicano, alguien que amplió y democratizó las fronteras de la historia y que se orientó a la práctica, defensa y promoción de una historia regional y la “microhistoria”.

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Javier Garciadiego
Javier Garciadiego.

Para Javier Garciadiego, las ideas y aportaciones más importantes del homenajeado se encuentran sobre todo en 2 obras: “Pueblo en vilo” y “El oficio de historiar”.

“Fue tan importante la aparición de Pueblo en Vilo que en 1978 ingresó a Colegio Nacional”.

“Pueblo en vilo (1968) es la historia de su natal San José de Gracia, en Michoacán, cercano a la zona de la ciénaga de Chapala. Es considerado el libro fundador de toda una corriente llamada microhistoria, que dio lugar a que muchos pueblos fueran historiados”.

Entre las propuestas más importantes de Luis González y González, Garciadiego destaca una “historia del terruño, del pueblo nativo, rigurosamente documentada, pero narrada con calidez y en momentos hasta entrañablemente, en tanto se trata de algo cercano, incluso amado”.

“Con el nuevo enfoque, llamado microhistoria desde entonces, aparecían nuevos protagonistas de la historia, gente común o notables de la localidad y ya no los tradicionales héroes nacionales”, continuó.

“También se modificaba la consabida cronología tradicional que en muchos pueblos no coincide con el supuesto proceso nacional de la independencia, reforma y revolución”.

Además, resaltó la propuesta de recuperar el género de la narrativa para escribir historia, el cual había sido perdido en la obsesión del “rigor cientificista de la historiografía” que dominó la disciplina histórica desde finales del siglo XIX y principios del XX.

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“El propone que se escriba con ritmo y ligereza, desenfado y menor número de términos teóricos por lo general ampulosos y conceptuosos”, detalló.

Por otro lado, en una primera lectura de“El oficio de historiar” (1988) resulta un manual metodológico. Sin embargo, Garciadiego indicó que se trata reflexiones sin didactismo alguno, "en el tono de los consejos que un consumado maestro puede dar a un aprendiz. Es un libro que permite aprender de sus experiencias”.

“Más que la frialdad de descripciones metodológicas en el libro campea la afectuosa transmisión de conocimientos” añadió y aseguró que, “a 20 años de su partida, su sabiduría sigue floreciendo”.

Por su parte, Rodrigo Martínez Baracs ahondó en la trayectoria profesional y biográfica de Luis González y González.

“Puesto a hacer trabajos titánicos, le encargaron la edición de los informes presidenciales y otros discursos importantes, fuente fundamental de la historia de México, cuya introducción tuvo que publicar de manera separada porque no fue del gusto de los políticos de entonces”, comentó.

Baracs resaltó que Luis González escribía muy bien y le “debemos muchas gracias” por hacer de la historia de México, que muchas veces es árida en los libros de texto y manuales, algo gozoso y cercano.

En ese sentido, un esfuerzo por pensar en su trabajo y propuestas cuando se está escribiendo, “no viene mal”, según apuntó José María Murià, aunque concedió que no se puede aspirar a que cada una de las obras historiográficas tenga la “gracia, soltura, agudeza y amenidad de ‘Pueblo en Vilo’”. “Para ello se necesitaría que todas fueran escritas por Luis González”.

En torno a la importancia del lenguaje que desarrolló el historiador, David Piñera recordó que grandes escritores se reconocieron influenciados, entre ellos Agustin Yáñez, Juan José Arreolay Juan Rulfo,

“Eso explica la fascinación que despierta leer la prosa de Don Luis, en la que las palabras están colocadas en su lugar preciso, sin faltar ni sobrar nada, con elegante sencillez y estremecidas de amor. Por eso a 20 años de su partida recordamos el talento y calidad humana de Don Luis González y González”, agregó David Piñera.