Cultura

John Boyne: “Los creadores debemos mantener vivo el Holocausto para que no se repita”

El escritor irlandés habla de su libro “Todas las piezas rotas”, la historia de Gretel y las consecuencias de la Alemania nazi

hay festival

John Boyne presentará este domingo 10 de septiembre en el Hay Festival Querétaro 2023 su nueva novela “Todas las piezas rotas”.

John Boyne presentará este domingo 10 de septiembre en el Hay Festival Querétaro 2023 su nueva novela “Todas las piezas rotas”.

Hay Festival

“Nos repiten todo el tiempo que el Holocausto es una historia que tenemos que mantener viva, seguir recordando y no olvidarla, pero lo cierto es que hay muy pocas personas que siguen vivas por el paso natural del tiempo, entonces creo que recae en los escritores, en los cineastas y en los artistas mantener vivo este evento histórico, enseñarla a los niños para que no vuelva a suceder algo así”, comentó el escritor irlandés John Boyne (Dublín, 1971).

El autor participará este domingo 10 de septiembre en el Hay Festival Querétaro 2023 con la presentación de su nueva novela “Todas las piezas rotas”, la continuación de su famoso libro “El niño con el pijama de rayas” y en donde ahora habla de la vida de Gretel, a quien le atormenta dos episodios de su pasado: la muerte de su hermano Bruno y la muerte de su padre, el comandante de uno de los campos de concentración del Reich.

“He escrito un total de 21 libros y por el cual soy más conocido es ‘El niño con el pijama con rayas’ que cuando lo terminé sabía que quería revisitar la historia a través de la hermana: Gretel, entonces por muchos años mantuve el manuscrito en un cajón, hojas que hablaban de la vida de ella, de su futuro, de cómo había pasado los años y qué vida pudo haber vivido”, detalló.

El primer libro está narrado desde la perspectiva de un niño de nueve años en el Holocausto y en la actual entrega se relata desde la perspectiva de una mujer de 91 años que está en el final de su vida y que está comprendiendo todas las consecuencias de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

“La mayoría de la novela habla sobre la reflexión sobre lo que su padre hizo y lo mucho que se involucró y ella hace una reflexión de cómo le afectó eso a lo largo de su vida”, agregó.

En la novela, Gretel y su madre cambiaron de apellido, se instalaron en París y practicaron la pronunciación del francés para que se borrara su acento alemán. “Gretel quiere crear cierta distancia entre lo que sucedió porque no quiere ser responsable, no quiere verse involucrada, cree que si usa su nombre real la ubicarán fácilmente”.

EL RETORNO

Boyne indicó que a pesar de que transcurrió un largo tiempo entre ambos libros, regresar a la historia no fue difícil.

“Han sido años de estar hablando de ‘El niño del pijama de rayas’ continuamente, entonces fue muy emocionante volver a visitar personajes que conocía muy bien y agregar nuevos elementos, en este caso de la vida de Gretel y cómo pudo haber sido”, dijo.

Respecto a su interés sobre el Holocausto, el escritor señaló que desde la narrativa hay muchos temas que se conjuntan como el miedo, la valentía, el sufrimiento y la muerte.

“Mi interés por el Holocausto se dio a los 15 años y ha permanecido conmigo desde entonces, es extraño porque siendo irlandés no hay una conexión directa con ese hecho, pero creo que tener una perspectiva externa es también bueno porque es fresco y diferente”, expresó.

Boyne confesó que la idea original era escribir “Todas las piezas rotas” años más adelante, cuando ya fuera un hombre viejo. “Mi plan era que fuera mi último libro ya que el primero fue muy exitoso, pero después de la pandemia lo decidí, supe que era el momento adecuado, en este momento Gretel estaría viva por los años que pasaron, en cambio, si lo escribiera en 40 años ya sería una novela histórica porque ya no estaría viva”.

Además, le resultó llamativa la diferencia de edad entre Bruno y Gretel. “Él tenía nueve años y ella 91, yo me encuentro a la mitad de ese camino. Se trataba de que ella viera el paso de su vida y la lucha que tuvo con el recuerdo que tenía de su padre hacia el final de su vida, necesitaba hacer las paces con ello, que encontrara una respuesta de si fue cómplice o no”.

Este personaje, agregó, se dio cuenta de que no fue responsable por lo que su padre hizo, pero sí de sus propias acciones. “Ella tuvo la opción de revelar verdades una vez que los campos fueron liberados y decidió no hacerlo, decidió ponerse antes que las familias, decidió no reconfortarlas y al final cayó en la cuenta de que hay una sola cosa que puede hacer y eso se devela en la novela”.

TRAMA

Sobre cómo realizó la reconstrucción de la vida de los personajes, Boyne detalló que fue a partir de la imaginación y de una documentación.

“Es una cuestión de imaginación, es ponerse en su lugar, es como ser un actor y dar voz a esos personajes, me pregunté qué sería ser ellos, ése es el proceso. También hice mucha investigación, he leído mucho del tema, de los padres y abuelos que estuvieron en los campos de concentración, he leído y he conocido a personas que sobrevivieron, a los descendientes, a las personas que tuvieron a su cargo campos de concentración, escuchar esas historias y eso añade mi educación sobre el tema”, dijo.

Boyne comentó que sus novelas son emotivas porque buscan crear una conexión con los lectores. “Si se crea de manera exitosa, existirá una respuesta en el lector, éste se conmueve y ése es el objetivo, no siempre se tiene que matar a alguien para crear una respuesta”.

¿Qué tanto hay una segunda oportunidad de vida para los personajes?

Gretel no busca el amor, busca un escape y quiere la soledad, el amor sí llega a ella, pero es inesperado, tampoco busca confiar únicamente en ese sentimiento. Ella vive atemorizada de esa memoria porque permanece en silencio por 80 años, huye de eso, de su pasado, se da cuenta que cuando es joven y viaja a Australia esos recuerdos la están siguiendo y se da cuenta que sólo confrontándolos le pueda dar la paz hacia el final de su vida.

Finalmente, Boyne reconoció aspectos personales en Gretel. “Buscamos espacios callados, de soledad y creo que Gretel es como yo, le gusta los lugares cerrados, las puertas cerradas, no interactuar con el mundo; para mí, el cuarto es mi lugar seguro y para ella es su departamento en Londres junto con todas las conexiones que tiene ahí”.