“Estar vivo implica encontrar por el camino interferencias, hoy me veo desviado, interferido por una cuestión de salud. No preparo mis lecturas públicas porque leer un poema es un modo de revivir la experiencia de un poema que fue escrito sin ser planeado”, expresó el poeta cubano José Kozer (La Habana, 1940) a través de un video que realizó para la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) en donde se presentó su libro “Verdad de la materia”.

El también Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2013, desde su casa en Estados Unidos, leyó los versos de “Verdad de la materia” y lamentó no poder viajar a México para hablar con su amigo Adolfo Castañón (Ciudad de México, 1952) sobre su poemario editado por Ediciones La Rana.

Al respecto, el editor y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Adolfo Castañón, refirió que Kozer es un peregrino y un señor que después de escribir poemas se pone a escribir cartas.

“Durante mucho tiempo yo recibía, varias veces a la semana, unas cartas extensísimas de Kozer donde hacía una cosa que tiene que ver mucho con el ejercicio de la carta porque la carta es un género hospitalario, si el poema es algo exigente, la carta es más generosa, más abierta donde convive la cena, el poema del día anterior, el que está escribiendo y la práctica al filo de la carta”, indicó.

Para el también escritor, su amigo también es un hombre contemplativo y una parte del libro “Verdad de la materia” muestra el arte de la contemplación y es una guía para la meditación o para la educación espiritual disfrazada de poemas.

“Es un libro que viene al final de la vida de alguien que ha escrito cientos de libros y miles de poemas, es un libro testamento, es decir, una recapitulación, pero también es un libro de una gran riqueza y de una gran complejidad existencial”, dijo.

Castañón recordó que Kozer es un poeta cubano que vive en Florida y que vivió en Nueva York, no obstante, es uno de los poetas más leídos a lo largo de América Latina porque ha viajado a Argentina, Chile, Ecuador, Perú y Colombia.

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“En todas partes ha dejado sembrado libros, muchas de sus obras están dispersas y una de las lecciones de este hombre jeroglífico es que es un hombre ecuménico hispanoamericano que, con su lenguaje (demuestra) que necesita urgentemente tener en su catálogo el Instituto Cervantes y la Real Academia Española”, expresó.

En la presentación del libro también participó Amaranta Caballero Prado, prologuista de la obra quien comentó que en la escritura de Kozer está lo metafísico, lo ético, lo filosófico y lo cotidiano a través de los sentidos.

Al respecto, Castañón señaló que el poemario es desgarrador “como esos recién operados que cuando uno los encuentra lo primero que hacen es enseñar las cicatrices; todo el tiempo está pintado poemas o pintando con los poemas, está muy relacionado con el tema de las artes plásticas, arquitectura y decoración”.

Para el autor, Kozer es un crítico de la poesía hispanoamericana, ha sido un traductor de libros al español de poesía y narrativa japonesa; y siempre lee a José Lezama Lima, Vicente Huidobro, César Vallejo, San Juan de la Cruz, Rosa Luxemburgo y está en presente en la geografía del mundo que habitan sus poemas.

“Es un tutor, es un maestro, es un partero, es un acompañante de la palabra, de los otros, de hecho, a lo largo de su vida, él ha escrito un centenar de libros y miles de poemas, se la ha pasado revisado, corrigiendo y releyendo la obra de otros discípulos suyos y asistiendo a los otros en la tarea de la escritura”, dijo. José Kozer es un artesano de la paideía y eso lo conecta con figuras como Pedro Henríquez Ureña, Juan José Arreola y otros, agregó.

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