Cultura

Juan Gedovius: “Las peleas por tonterías son mecanismos que hemos mal aprendido”

Estas discusiones absurdas, que generalmente se dan entre padres e hijos, se retratan en su reciente libro “Todo mal”

entreista

En su reciente libro, Juan Gedovius narra cómo un monstruo dragón no quiere bañarse simplemente porque no quiere.

En su reciente libro, Juan Gedovius narra cómo un monstruo dragón no quiere bañarse simplemente porque no quiere.

Las discusiones absurdas que se mantienen sólo por llevar la contraria y que por lo general se dan entre padres e hijos, podrían terminar si los enojados miran la vida como un cambio de juego donde debiera prevalecer el reconocimiento de errores y la unión que ofrece el amor. Así lo expresa en entrevista Juan Gedovius (Ciudad de México, 1974), autor del libro “Todo mal”.

La historia editada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) narra cómo un monstruo dragón no quiere bañarse simplemente porque no quiere, entonces desata una letanía de palabras que acaban en peleas, pleitos que incendian todo lo que hay alrededor.

El libro se presentará este sábado 11 de noviembre a las 16:30 horas en el Foro Mary Shelley en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) que tendrá su sede en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec.

“Es una suerte de dragones que están en continuas discusiones que son comunes últimamente, peleas por tonterías y que son mecanismos que hemos mal aprendido, que se acentuaron en tiempos de pandemia cuando teníamos que ser todólogos en casa. Todos los que somos papás y los que somos hijos conocemos esta orden: ‘ya es hora de bañarse’, y también conocemos esta respuesta: ‘no quiero bañarme’”, narra Gedovius.

No es el hecho de no quererse bañar, es el hecho de llevar la contraria, agrega. “Surge un malestar de las dos partes, no hay un bueno ni un malo, se vuelve tan terrible para uno decir: ‘tómate la sopa’, como para el otro: ‘no quiero’; lo más curioso es que ni quiera hay razones y se suelen usar las palabras justas que detonan resortes que son horribles”.

La solución que propone el autor es el juego. Los dragones, de repente, cambian su atención a un juguete y empiezan a reír.

El libro.

El libro.

Los niños con un juguete cambian su ánimo muy rápido, ¿los adultos somos más berrinchudos?

Somos berrinchudos, pero también susceptibles a ese cambio nada más que generalmente son los papás, tíos o maestros quienes pueden hacer ese cambio con los niños, los adultos no tenemos quién nos los proponga. En el libro se propone desde ambas partes.

No es quitar seriedad o importancia a los problemas, vivimos en un mundo donde hay muchísimas cosas por las cuales preocuparse ¿para qué añadirle estas discusiones? Hay que cambiar las dinámicas porque desafortunadamente el estrés y las rutinas que nos agobian han llegado a las infancias cuando ellos únicamente deberían ser niños y gozar.

ILUSTRACIONES SIN GÉNERO

Una característica de Juan Gedovius es el uso de monstruos en sus historias. “La gente que conoce mi trabajo sabe que me gusta crear monstruos porque es un universo al que pertenecemos todos, en el que todos cabemos”, expresa.

En palabras del autor, “Todo mal” es un texto “onmidirigible”, es decir, una historia hecha “mañosamente” para que pueda leer cualquier persona.

“No tiene género ni edad. Parte del chiste de este libro es que se puede leer tanto de un lado como del otro, padres e hijos. También por eso son monstruos porque no puedes identificar claramente que sea la mamá monstruo, el papá monstruo o el niño monstruo, y son verdes para no desatar la batalla de los colores (de género)”, señala.

¿Por qué usar la rima para narrar la historia?

Me encanta la poesía y es una manera interesante de llevar las palabras a otros rincones donde la prosa no accede. No es de a gratis que estemos cantando canciones que ni conocemos su significado, pero la misma rima te va llevando a un juego muy lindo en la cabeza, eso era algo que tenía que abordar en este libro.

Uso un juego que tiene muchas dimensiones en la belleza de las palabras y el cómo se van hilvanando. Hay un extracto de pocas palabras que dicen mucho, tienen la belleza del acomodo para que digan muchas emociones.

Gedovius comenta que cada libro es una aventura diferente y en el caso de clásicos y de las historias que él propone hay diferencias sustanciales.

“Cuando se trata de historias que creas, obedecen a tus gustos, están más masticadas por ti, pero cuando haces clásicos tienes un imaginario colectivo que ya sabe de qué va, que ya tiene alguna experiencia previa, eso puede ser un obstáculo muy grande. En mi caso, una manera de abordarla es ver qué hay para no repetirla y el reto es contar la misma historia de otra manera para que valga la pena. A la hora de poner colores y divertirse, ambos procesos son muy similares”, indica.