Cultura

“Los linchamientos en México no suceden en lugares remotos, ni fuera de las ciudades”

La académica Gema Kloppe-Santamaría presentará este martes su libro “En la vorágine de la violencia”, en el CIDE

entrevista

Estos hechos violentos suceden donde el Estado actúa, expresa Gema Kloppe-Santamaría.

Estos hechos violentos suceden donde el Estado actúa, expresa Gema Kloppe-Santamaría.

“Los linchamientos en el país no son actos que suceden en lugares remotos, ni fuera de las ciudades, tampoco son prácticas de comunidades indígenas, estos hechos violentos suceden donde el Estado actúa, pero en donde la historia de abusos y corrupción ha sido constante”, expresa en entrevista Gema Kloppe-Santamaría a propósito de su libro “En la vorágine de la violencia”.

En la obra editada por Grano de Sal y que se presentará este martes 23 de mayo a las 11:00 horas en el CIDE, la autora analiza casos de linchamientos en México desde 1930 hasta la fecha, por ejemplo, el 24 de abril de 1930, en Puebla, cerca de 300 personas asesinaron a un geólogo noruego porque consideraron que su aspecto era propio de un secuestrador de niños.

Kloppe-Santamaría también plantea que los gobiernos aprueban esta práctica violenta porque no interfiere en sus intereses y porque genera la falsa idea de que las personas ejercen un derecho a hacer comunidad.

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“El linchamiento nos da una ventana privilegiada para entender concepciones de justicia y cómo van cambiando con el tiempo, además nos ayuda a entender la fractura que existe entre el orden legal y aquello que las personas consideren legitimo o justo. En un mundo ideal tendrías una correspondencia entre las leyes y lo que las personas consideran justo”, indica.

Sin embargo, agrega, históricamente y hasta hoy, los mexicanos no confían en las leyes porque éstas han sido abusadas, utilizadas y politizadas.

¿Es un mito que los linchamientos no suceden en ciudades?

Existe la noción de que suceden en lugares donde no está la autoridad o lugares remotos, que son rurales, muchas veces se dice que suceden en comunidades indígenas o que son formas de justicia indígena, argumento que carece de prueba empírica.

“Los linchamientos se cometen en zonas urbanas y rurales, en comunidades indígenas y mestizas, y por lo general donde el Estado sí está presente con un actuar insuficiente, imperfecto y abusivo. No hay que hacer juicios de valor que obscurecen un entendimiento del fenómeno”.

Kloppe-Santamaría señala que el argumento de que los linchamientos son una respuesta a la falta de castigo, tiene algo de cierto. “La impunidad es un elemento central de esta historia, pero también la sensación de que los supuestos delincuentes no merecen cualquier castigo, que es moral matarlos”.

La socióloga e historiadora recupera casos de linchamientos a médicos que combatieron sanidad de fiebre aftosa o de autoridades que cumplían con la inspección de establecimientos que vendían alcohol.

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“El linchamiento es una forma de control social que busa mantener el statu quo, entonces ¿quién es el transgresor? depende mucho de la situación y del contexto, pero lo que tienen estas víctimas es que están violando el statu quo, entonces es el ingeniero que viene a construir carreteras o el inspector de alcoholes irrumpen en el orden local”, detalla.

¿Por qué el gobierno permite estas muertes?

Uno pensaría que el discurso por parte del gobierno tendría que ser contundente de condena ante estos actos, acompañada de una política pública muy sistemática. Lo que encuentro, y que corresponde al presente, es que hay una serie de resignación.

“Hay discursos, que han sido repetidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador de que el linchamiento es parte de los usos y costumbres. Eso es problemático porque implica una resignación de que el gobierno no puede hacer nada, además un juicio de valor desinformado.

“Históricamente la continuación de estos actos no amenaza el orden político, no amenaza los intereses del gobierno, no es una forma de violencia a la que se le dé prioridad, es un poco dejar hacer, dejar pasar, es una forma de control social que mantiene a los transgresores aparte y que le da una sensación efímera a las comunidades de que pueden controlar la situación de inseguridad que les afecta. Si lo vemos así es un ganar-ganar para los gobiernos”.

Solución

Kloppe-Santamaría narra que a finales del siglo XIX y a inicios del XX, en Estados Unidos había miles de linchamientos los cuales disminuyeron tras la tipificación del delito. “Funcionó darle una especificación legal y una condena de parte de la sociedad entendiendo qué produce esos actos. En Estados Unidos esa conversación se hizo de la mano de derechos civiles, en el caso de México la conversación tendría que ser sobre la impunidad, la falta de confianza a policías y una sociedad que le apuesta a medidas punitivas”.