Cultura

El Museo de Arte Carrillo Gil celebra 50 años de vida con dos magnas exposiciones

Exhiben obra de Siqueiros, los proyectos escenográficos de Orozco y los siete cuadros cubistas de Rivera. Las exposiciones son “Siqueiros y los artistas americanos. Casos de estudio” y “Atravesar el tiempo. Memorias y presentes de la Colección Carrillo Gil”>>

El Coloso
Una de las obras en exhibición. Una de las obras en exhibición. (La Crónica de Hoy)

El Museo de Arte Carrillo Gil celebra 50 años de vida con dos magnas exposiciones en las que se reúne obra de David Alfaro Siqueiros y los lazos artísticos que estableció durante cinco exilios en países como Perú, Chile, Argentina y Estados Unidos; además se recuperan los proyectos escenográficos de José Clemente Orozco y los siete cuadros cubistas de Diego Rivera.

La intención de ambas exposiciones es mostrar el inicio de un acervo plástico que comenzó el médico Álvar Carrillo Gil y su esposa Carmen Tejero, quienes en 1974 fundaron este recinto cultural ubicado en Avenida Revolución 1608, San Ángel, Álvaro Obregón, CDMX.

La primera exhibición se titula “Siqueiros y los artistas americanos. Casos de estudio” y reúne cerca de 250 obras, entre cuadros, publicaciones y fotografías donde se analiza la influencia del muralista mexicano en las vanguardias estéticas de América del Sur y Estados Unidos.

“Son obras resultado de las relaciones que Siqueiros estableció en todos los países en donde estuvo viajando generalmente en condición de exiliado con ayuda de diplomáticos, pero lo importante fue la manera en que trabajó de manera colaborativa”, indicó Tatiana Cuevas, ex directora del museo.

La muestra es un recorrido cronológico por esos países: Lima en 1923, Los Ángeles en 1932, Buenos Aires en 1933, Nueva York en 1936, Chillán en 1940 y La Paz en 1953.

“La primera relación establecida es con artistas de Perú, de hecho son primero los artistas peruanos que vienen a México, José Sabogal, una de las cabezas de la corriente indigenista en el Perú, exhibió en México y conoció a Siqueiros y a los muralistas. La importancia de reconocer y representar a comunidades indígenas, tanto su pasado ancestral como la experiencia de comunidades vivas no fue exclusivo de México, sucedió en todo Latinoamérica y también en Estados Unidos”, dijo Cuevas.

La ahora directora Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) mencionó que a lo largo de la exposición destacará la obra de mujeres, es el caso de la peruana Julia Codesido y de la argentina Cecilia Marcovich.

“Nos parecía importante incluir el trabajo de mujeres artistas en todos estos países que se unieron a la búsqueda de dar cuenta de la realidad de los pueblos originarios en ese momento y la participación de las mujeres en el muralismo que comúnmente pensamos que fue representado por hombres”, señaló.

En la parte de Los Ángeles, la muestra exhibe la historia de tres murales que realizó Siqueiros, dos de los cuales fueron destruidos porque los discursos políticos plasmados no eran bienvenidos en Estados Unidos. “El tercero sí se recuperó y está actualmente en el Museo de Santa Bárbara”, agregó Cuevas.

Una de las obras del muralista que resalta la exposición, a través de material hemerográfico, es el mural Ejercicio plástico, que hoy es parte del Museo del Bicentenario, ubicado en Buenos Aires, Argentina, y que Siqueiros pintó en 1933 en el sótano de la quinta Los Granados, perteneciente a Natalio Botana, dueño y fundador del diario “Crítica”.

“Estuvo en un momento de un gobierno de derecha que no le permitió usar muros públicos para comunicar sus ideas clasificadas comunistas, entonces es en espacios privados donde realiza este mural en colaboración con artistas como Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino”, mencionó Cuevas.

En ese núcleo, se expone obra de Cecilia Marcovich, una artista que si bien no conoció directamente a Siqueiros adoptó la idea de representar las luchas de distintos grupos. “Mostramos el cuadro Mujeres en marcha, un boceto de un mural que nunca fue realizado y ella expresamente declaró en algunos de sus escritos que si hubiera sido hombre ese mural se hubiera realizado”.

LA MIRADA DE ÁLVAR

La segunda exposición que inaugura el museo es “Atravesar el tiempo. Memorias y presentes de la Colección Carrillo Gil” que retoma las obras y las relaciones con artistas que dieron inicio al acervo del recinto.

En un recorrido, la curadora Claudia Garay mencionó que uno de las salas plasma la obra de José Clemente Orozco dedicada al teatro y la danza. “Fue un interés que nutrió durante toda su vida y que compartió con muchos artistas intelectuales de su época, escenógrafos como Julio Castellanos, Antonio Ruiz El Corcito y Gunther Gerzso”.

Algunas obras que se exhiben son los bocetos que realizó para el Ballet de la Ciudad de México, agrupación que tuvo una vida entre 1943 y 1947 y que fue un proyecto compartido con las hermanas Nelly y Gloria Campobello y el escritor Martínez Guzmán.

“También quisimos destacar la relación o el diálogo que tuvieron las escenografías en las obras que Orozco realizó para El Colegio Nacional, él fue uno de los miembros fundacionales de esta institución y como tal realizó exposiciones anuales, la colección Carrillo Gil resguarda varias de las obras que se exhibieron en el Colegio Nacional”, dijo Garay.

Otras obras que destacan son los siete cuadros cubistas de Diego Rivera. “En un muro hay seis y la séptima está en un cuartito donde mostraremos el proceso de análisis microscópico que se le realiza. Álvar Carrillo Gil compró estas obras que tienen como tema central la maternidad”, indicó Rento González Mello.

También sobresale la obra Cristo destruye su cruz, de Orozco. “Durante la Revolución, Orozco participó en saqueos de iglesias particularmente en Orizaba y digamos lo que aquí se representa tiene una dimensión simbólica fuerte porque es Cristo horrorizado al ver que se ha convertido en un símbolo opresivo, es la destrucción de un lenguaje que hace posible la formulación de un lenguaje renovado”, dijo González Mello.

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