
No sólo las guerras como la Independencia o la Revolución se conmemoran en el país, hay eventos históricos de fraternidad que los mexicanos recuerdan. Es el caso del perdón que el insurgente Nicolás Bravo (1786-1854) otorgó a 300 españoles después de que otros soldados torturaran a su padre.
Ese suceso se recuerda con una teatralización en Medellín, Veracruz, y este año no será la excepción porque dicho municipio cumple 500 años de fundación.
Cuauhtémoc Méndez Guzmán, director de la casa de la cultura de dicha localidad veracruzana, explica que Medellín se fundó en 1523 como villa de San Miguel de Medellín por instrucciones de Hernán Cortes.
“Tuvo relevancia porque era un corredor comercial, ahí transitó la vida cultural y económica. Hernán Cortés mandó a crear una villa, le dio la orden a Gonzalo de Sandoval para que comenzara la construcción y con ésta la iglesia San Miguel Arcángel en 1524, misma que concluyó en 1529, es la segunda iglesia más antigua de América Latina”, comenta.
El inmueble catalogado por el INAH como histórico tiene una planta rectangular, su construcción y acabados son de ladrillo, piedra, madera, mampostería y mosaico; cuenta con un altar con retablo de madera, dos nichos en sus muros laterales y una torre integrada, además de campanas y un reloj adosado contemporáneos.
Debido a las condiciones climatológicas, humedad, calor y lluvia, se observan algunas manchas de humedad, desprendimiento de pintura y fisuras en sus paredes y su cúpula.
Sobre el perdón que otorgó Nicolás Bravo, el funcionario señala que el caudillo de la Independencia tenía su destacamento militar en Medellín porque era un estratega, además se inició a la rebelión junto con su familia, entre ellos, su padre.
“Bravo aquí recibió, el 17 de octubre de 1812, una misiva de Morelos avisándole que mataron a su papá: Leonardo Bravo. En ese entonces Nicolás tenía 25 años y tras saber lo de su padre, capturó a 300 españoles tomados en San Agustín del Palmar, que no eran de infantería, eran soldados en labores de cocina a los cuales encarceló”, detalla.
Méndez Guzmán narra que Leonardo Bravo no fue fusilado, fue torturado con garrote vil.
“Lo sentaron en una silla, le metieron un torniquete y le desprendieron las vértebras, lo dejaron vivo para que muriera lentamente. Eso sucedió en Guerrero. Nosotros hicimos una réplica del garrote vil, esa especie de silla eléctrica que tiene un torniquete, haremos la representación de Nicolas Bravo este 18 porque se cumplen 213 años del perdón”, señala.
Otro elemento que recuerdan los pobladores de Medellín es que en esos siglos, del XVI al XIX, durante la época de colonización, llegaron los negros y comenzó un mestizaje del que nació el fandango.
“Se consideró un baile prohibido ya que con la llegada de los negros en medio de los cambios sociales, utilizaban al fandango para burlarse de los españoles. Lo que fue mal visto”, platica Méndez Guzmán.
La celebración de los 500 años de fundación de Medellín, así como la conmemoración de los 213 años del perdón, concluirá el 22 de octubre y contempla teatro, música, charlas a cargo de investigadores y demostraciones gastronómicas.
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