Cultura

Paolo Gasparini atrapa medio siglo de México a través de 100 fotografías

El libro “Fotollavero”, con textos de Juan Villoro, se presenta este viernes en El Colegio Nacional>>

Indígenas ecuatorianos viajando en un camión
Acteal, Chiapas, 31 de diciembre de 1997. Acteal, Chiapas, 31 de diciembre de 1997. (Paolo Gasparini)

La matanza de Acteal, las cruces que recuerdan a las muertas en Ciudad Juárez, manifestaciones en la Ciudad de México donde las consignas rememoran a Emiliano Zapata y los regalos para el 14 de febrero son algunas de las más de cien fotografías de Paolo Gasparini (Italia, 1934) y que se reúnen en el libro “Fotollavero mexicano”.

La obra editada por Mal de Ojo, con textos de Juan Villoro y diseño de César Jara se presentará este viernes 25 de febrero a las 18:00 horas en El Colegio Nacional y contará con la participación presencial de Gasparini, Mónica Herrerías, Pablo Ortiz Monasterio y Juan Villoro.

“Recorrí varias veces el territorio de México desde los años 70 hasta ahora, casi 50 años, y la Ciudad de México es donde más estuve. En 2013 hice un viaje desde Tijuana hasta Chiapas que incluyó ciudades y pueblos, entonces el libro “Fotollavero” empieza con una imagen que dice “Bienvenido a la vida”, tomada en Camino de Tepoztlán, Morelos”, narra el fotógrafo.

La idea de Gasparini por mostrar su trabajo sobre México nació de un anhelo: hacer un fotolibro.

“El fotolibro es un género que tiene su propia manera de articularse y expresarse. Para mí, la mejor forma es con imagen y texto porque los textos añaden significado a las imágenes es por eso que la colaboración con Juan Villoro fue exitosa, porque él termina de decir o de decir otra cosa que yo no he podido decir con las imágenes, todo eso da forma a un discurso nuevo”, indica.

-¿Nota un cambio del México de los años 70 al México actual?

-El fotolibro es un recorrido del país con énfasis en la Ciudad de México que ha tenido muchos cambios, pero son más cambios de fachada arquitectónica que estructuras sociales.

Gasparini expresa que los escenarios que fotografía no los busca, los encuentra, es el caso de las injusticias sociales.

“Es lo que encuentro en la realidad y encuentro esos grandes conflictos sociales, las marchas y el medio siglo que ha pasado está lleno de ello. Empezamos con un continente infestado por dictaduras militares y guerrillas, por el narcotráfico y feminicidios, hay una infinidad de tragedias y me siento con cierta responsabilidad de dejar un registro de todo eso”, indica.

En el libro hay una frase de Juan Villoro que le gusta a Gasparini: el fotógrafo es el notario del tiempo, y aparece en una fotografía tomada en Acteal, Chiapas.

“Una semana después que un grupo de paramilitares mató a campesinos en una iglesia incluyendo a mujeres embarazadas y niños, yo estaba viajando por México y en esos días hablé con Sergio Pitol y me dijo: ‘ve a ver porque es horrendo lo que está pasando en Chiapas’. Llegué el 31 de diciembre donde estaban celebrando una misa en homenaje a sus muertos”, recuerda.

Estaba la gente reunida y tengo la foto que expresa ese momento, narra. “Un fotógrafo de nuestra época, en un mundo tan lleno de desórdenes, tiene que dejar registro y eso es más importante que el ombligo de la abuela”.

De ese momento (1997), Gaspirini se llevó una lección que nunca olvidará. Llegó con su cámara, la gente lo observó con severidad en la mirada y una señora le dijo: ¿por qué saca fotografías de nosotros? sepa que nosotros estamos conviviendo con los muertos.

“Le respondí que estaba para documentar, y luego me dijo: haga buen uso de esas fotografías. Ésa ha sido la lección más grande que la gente puede decirle a un fotógrafo: hacer buen uso de la imagen que es lo mismo que me decía Nacho López, gran amigo y fotógrafo: hay que sacar la foto en función de algo, de un discurso que ayude a la comprensión del mundo”, comparte.

México roto.

Gasparini trabaja con su archivo, el cual es 90 por ciento fotografías en blanco y negro. “Las fotografías a color son de los últimos años porque hay ciertos temas y luces que necesitan el color”.

“El libro termina con un muralito, con mi visión general sobre México; empiezo imágenes en blanco y negro, las de color fueron sacadas el 14 de febrero en la Ciudad de México. La conclusión es la imagen de Juárez, la religión, un nuevo Zapata, la mirada rota de los mexicanos y la gran fiesta del Hapy Valentin Day y todos contentos”.

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