Cultura

La pasión de Toledo por el beisbol, exhibida en el Museo Diablos

"Crónica" realizó un recorrido por los murales del Estadio Alfredo Harp Helú y el museo, que alberga el acervo del artista oaxaqueño sobre este deporte e incluye el boceto de una obra inédita 

Recorrido

Autorretrato de Toledo hecho en una pelota de béisbol, una de las 70 obras exhibidas.

Autorretrato de Toledo hecho en una pelota de béisbol, una de las 70 obras exhibidas.

Adrian Contreras

La pasión del artista oaxaqueño Francisco Toledo por el béisbol se muestra por primera vez a través de 70 obras en el Museo Diablos, ubicado dentro del complejo del Estadio Alfredo Harp Helú (Ciudad Deportiva, Puerta 8, CDMX), construido en 2019 con la vocación de unir deportes y arte. Crónica realizó un recorrido por los murales del estadio como por su museo que abrió las puertas el pasado mes de abril.

OBRA INÉDITA DE TOLEDO.

Una de las últimas obras que imaginó Francisco Toledo (1940-2019) quedó inconclusa, sólo existe el boceto en papel: un reloj que se colocaría en el Estadio Alfredo Harp Helú. El dibujo de esta idea se exhibe en el Museo Diablos, espacio que cuenta con 14 salas permanentes y dos salas de exposiciones temporales.

Boceto del reloj que no concluyó Francisco Toledo debido a su fallecimiento.

Boceto del reloj que no concluyó Francisco Toledo debido a su fallecimiento.

Adrián Contreras

“Este reloj es el último boceto que estaba trabajando el maestro antes de que falleciera, estaba imaginando lo que podía ser un reloj, es con forma de un diamante y las manecillas son los bats. Se quedó en el tintero”, menciona la cronista Karo García, quien ofreció a este diario un recorrido por el museo.

Toledo tuvo una fascinación por el béisbol, relata, y evidencia de ello no sólo son las pinturas y cuadros que el artista le dedicó a la historiadora María Isabel Grañén Porrúa, sino también las 14 fotografías que Graciela Iturbide le tomó a Toledo jugando béisbol en algún lugar de Oaxaca.

Graciela Iturbide documentó la afición de Toledo por el beisbol.

Graciela Iturbide documentó la afición de Toledo por el beisbol.

Adrián Contreras

“Él era un amigo cercano de la familia Harp Grañén. Compartía su gusto por el béisbol con don Alfredo y desde los años 90 comenzó a hacer obras relacionadas con este deporte”, comenta.

Karo García narra que Toledo compartió con los trabajadores del museo que empezó a jugar béisbol a los 7 años, pero como era el pequeño sus hermanos le hacían bullying, entonces dejó de practicar este deporte, no obstante, el artista se dio cuenta que cada vez que tenía un papel en blanco lo primero que le llegaba a la mente era el béisbol.

“Algo que caracteriza la obra es que Toledo se preocupó por mostrar, a través de sus colores y trazo, el movimiento del cuerpo y la pelota. Podemos ver obras donde muestra el golpe de la careta, la forma en que se estira el cuerpo para cachar la pelota, el contacto de los cuerpos y la forma en que se mueve el pícher”, narra.

El artista oaxaqueño buscó mostrar, a través de sus colores y trazo, el movimiento del cuerpo y la pelota.

El artista oaxaqueño buscó mostrar, a través de sus colores y trazo, el movimiento del cuerpo y la pelota.

Adrián Contreras

En su mayoría, el Museo Diablos exhibe obra que Francisco Toledo regaló a Harp Helú y a María Isabel Grañén Porrúa, obra que la familia del artista prestó para esta muestra y timbres postales procedentes del Museo de Filatelia de Oaxaca.

Una de las obras que llama la atención es la imagen de un bateador que Toledo le regaló a la hija de María Isabel Grañén el día de su cumpleaños. “Al maestro se le olvidó el regalo y entonces pintó eso sobre una servilleta”, cuenta la cronista.

Regalo improvisado.

Regalo improvisado.

Adrián Contreras

Otra de las piezas que destaca el Museo Diablos es un autorretrato de Toledo hecho en una pelota de béisbol. También sobresalen bocetos que el oaxaqueño iba a tirar, pero que Alfredo Harp Helú rescató, así como un cuadro de un cácher con incrustaciones de laca.

“Aquí tenemos una libreta de dibujos de béisbol que fueron regalos de Toledo para María Isabel y que, para evitar el desgaste de las hojas, se digitalizaron cada uno de los dibujos para proyectarlos en una pantalla”, explica García.

La exposición también muestra grabados, papalotes, timbres postales con calaveras jugando béisbol, un bat intervenido con monedas y el diseño de la reja que flanquea el estadio.

Aspecto del museo y exposición de Toledo.

Aspecto del museo y exposición de Toledo.

Adrián Contreras

ARTE BEISBOLERO.

El Museo Diablos recibe a sus visitantes con dos guardianes: dos cácheres que por su indumentaria son una mezcla de samuráis y guerreros aztecas, y sus bats están intervenidos como si fueran armas para la batalla. Estas piezas son de autoría de Sabino Guisu, artista originario de Juchitán, Oaxaca.

En la otra sala temporal del espacio cultural se exhibe obra de Víctor Vázquez: peloteros de tamaño real. También hay una obra de Adán Paredes: un cinturón con 322 bats y pelotas colgando del techo. Todas estas piezas son de barro.

Obra de Adán Paredes, que forma parte de la exhibición permanente del museo.

Obra de Adán Paredes, que forma parte de la exhibición permanente del museo.

Adrian Contreras

En el resto del museo se explica la historia del equipo Diablos Rojos a través de pantallas, objetos de los jugadores donados por familiares, las libretas del narrador deportivo Pedro Septién, además de que se cuenta la historia de los estadios que ha tenido el equipo.

Hay un espacio llamado “Sala de los trofeos” donde se muestran los objetos con que se ha coronado campeón este equipo de béisbol, no obstante, ante la ausencia de varios –ya que no se conservaron–, diversos artistas crearon piezas alusivas al triunfo, por ejemplo, se rememora la destreza de Alfredo “Zurdo” Ortiz y de Benjamín “Cananea” Reyes.

También se exhibe un mural hecho con pelotas intervenidas con estampillas postales que aluden al béisbol y a la pandemia, en el cual se recuerda la entrega del jardinero central Daniel Fernández, una de las grandes leyendas de los Diablos Rojos.

Sala de trofeos de los Diablos.

Sala de trofeos de los Diablos.

Adrián Contreras

ESTADIO CON ARTE OAXAQUEÑO. 

El Estadio Alfredo Harp Helú fue diseñado por los arquitectos Alonso de Garay y Francisco González Pulido, quienes fusionaron elementos prehispánicos y contemporáneos. Este espacio deportivo cuenta con 77 mil metros cuadrados de terreno y 66 mil metros cuadrados de construcción, además de que lo sostienen mil 200 pilotes a 60 metros de profundidad.

La techumbre del estadio se asocia a un tridente o una “M” estilizada, pesa 5 mil toneladas y para colocarla se utilizó la grúa más grande de Latinoamérica.

El estadio cuenta con 77 mil metros cuadrados de terreno y 66 mil metros cuadrados de construcción

El estadio cuenta con 77 mil metros cuadrados de terreno y 66 mil metros cuadrados de construcción

Adrián Contreras

Cuando los visitantes ingresan al estadio los recibe una barda perimetral que fue diseñada por Francisco Toledo, y metros más adelante una escultura da la bienvenida. Se trata de “Cácher”, obra en bronce de Sergio Hernández (Oaxaca, 1957) que representa a un diablo beisbolista, con máscara, arreo y guante, colocada ahí para que dé buena suerte al equipo.

En los accesos a las tribunas se observa un mural del oaxaqueño José Luis García, apodado Polvo de Agua, se titula “Vivir y morir jugando béisbol”, está hecho en barro bruñido en naranja y azul, está dividido en dos partes y además del trofeo que ganó el equipo en 2014, aparece un juego de pelota prehispánico y personajes leyendas del equipo: Benjamín Reyes, Daniel Fernández, Alfredo Ortiz, T.Y. Gainey y Juan Carlos Gamboa.

En la parte de tribunas hay seis murales, de los cuales dos son de autoría de Sergio Hernández, dos de Amador Montes (“Play Off” y “Strike one”), y dos de Demián Flores (“Juego de Pelota I” y “Juego de Pelota II”).

Jardinero central en el Estadio de los Diablos Rojos.

Jardinero central en el Estadio de los Diablos Rojos Alfredo Harp Helú.

Adrián Contreras