Francisco Eppens Helguera (1913-90) entra en diálogo con siete obras originales y cinco comisiones con artistas jóvenes para una exposición curada por Aline Hernández. Importante artista del nacionalismo mexicano, Eppens es un artista poco estudiado “quizás debido a la estrecha relación que guardó con la élite política mexicana, particularmente con el Partido Revolucionario Institucional, PRI”.

Irregular en su curaduría, destacan tres obras en esta expo Durango, 2023, vídeo con pietaje antiguo del poeta y teatrero, Lázaro Gabino Rodríguez, donde se atribuye al hechicero “Gogotito”, epónimo del pueblo, Dolores Hidalgo, en Durango —y eco del pueblo homónimo en Guanajuato cuna de la independencia de México— el liberarlo de fantasmas que trajeron exploradores foráneos. A partir de soñar excavaciones en la Plaza del Mercado de Weimar, Alemania, Walter Benjamin “descubrió” en la arena del suelo la aguja del campanario de una iglesia mexicana; delirio poscolonial ilustrado por Arnoldo Hernández en la publicación, Anaquivitzli #1, donde decenas de imágenes a la manera de Rubén Ortiz Torres ilustran la desintegración de lo nacional en la política oficial, los medios y expresiones populares. Wendy Cabrera Rubio nos explica con recursos infantiles la obra muralística de Francisco Eppens y Juan O’Gorman para el Hospital Infantil de México, Federico Gómez, homologando manipulación mediática con la construcción de la historia oficial.

El contrapunto entre arte emergente del siglo XXI e histórico nacionalista del XX, es base para fincar el desolador estado de lo nacional. La nostalgia por el PRI constructor de instituciones y la visión crítica de nuevos artistas de este legado, evocan la grave crisis del estado de derecho nacional, ¿la actual crisis en México en instituciones de salud, política, educación, culturales, seguridad, financieras, etc., se genera a partir del imparable proceso de desmantelamiento iniciado justo a partir de su fundación?

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