Cultura

Perla de la Rosa: “El teatro puede ser una forma de blindar a las infancias contra violencias”

Les puede ayudar a mirar más allá de las agresiones que se dan en la frontera, añade la dramaturga y actriz

La vocación de Juárez es la libertad y esa libertad la han condenado”, afirma Perla de la Rosa.

La vocación de Juárez es la libertad y esa libertad la han condenado”, afirma Perla de la Rosa.

La vocación de Ciudad Juárez es la libertad y esa libertad la ha condenado el rencor misógino, el trasiego de drogas y la narcoguerra que inició Felipe Calderón. Sin embargo, en ese contexto el teatro puede ser un empleo más pero también una forma de blindar a las infancias para que miren más allá de las violencias de la frontera.

Así lo señala en entrevista la actriz Perla de la Rosa (Chihuahua, 1964) quien con más de 40 años de trayectoria ha dedicado parte de su dramaturgia a libretos que evidencian feminicidios y desapariciones, es el caso de sus obras “Antígona: las voces que incendiaron el desierto”, “Justicia negada”, “A la orilla del río” y “Un grito en el desierto”.

La fundadora de la compañía “Telón de Arena” platica en entrevista, en el marco de la Feria del Libro y la Frontera, que dejó su natal Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1984 para estudiar teatro en la Ciudad de México y regresó 18 años después, en 2001, cuando su tierra era la ciudad más violenta del mundo.

“Juárez era el SOS internacional, estaban todas las miradas por los feminicidios, aunque la víctima cero se ubica en 1993; y luego llegó algo más atroz: la narcoguerra de Felipe Calderón. Juárez es frontera con Estados Unidos, el trasiego de drogas más importante en todo el continente. Nuestra condición de frontera nos ha sometido a un cóctel social que ha generado múltiples violencias”, indica.

De la Rosa recuerda las palabras que pronunció Carlos Monsiváis en 2010.

“Fuimos a la Ciudad de México por el tema de los chicos masacrados en Salvárcar, llevamos a Luz María Dávila, que fue la mujer que le dijo a Calderón que no era bienvenido. Se hizo un foro por Juárez en Casa del Teatro y ahí llegó Monsiváis ya muy enfermo y dijo: ellos no vienen a pedir solidaridad, ellos son solidarios porque vienen a advertirnos lo que se expandirá por todo el país si no hacemos nada”, narra.

Cuando la Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón 2022 dejó Ciudad Juárez ésta era una urbe libre.

“Viví una juventud plena de libertad, andábamos en la madrugada sin problema, aquí no se juzgaba a nadie. Los de Chihuahua que son conservadores y clasistas le decían Sodoma Juárez porque aquí si eras gay, no había pedo; si eras madre soltera, no había problema, todos éramos de todos lados, es una ciudad de migrantes. La vocación de Juárez es la libertad y esa libertad la han condenado”, afirma.

Una de esas condenas es el rencor misógino, señala. “Las mujeres empezaron a ganar su dinero y fácilmente aprendieron a mandar al vato para otro lado, ya no lo necesitaban para mantenerse, ya no necesitaban a ese único tipo para tener placer. Había un antro que se llamaba Malibú que luego le decían Maquilú porque se llenaba de obreras de la maquila y las chavas ejercían su cuerpo cabrón”.

Para la dramaturga el arte permite dar respiros. “Decidí un oficio que necesita estar presente en las condiciones que sean, al igual que el de enfermera o albañil”, asevera. No obstante, apunta que el conflicto es generador de creatividad.

“No podemos reconocernos en el error, entonces surge la necesidad de crear, tenemos que crear otro (mundo), éste es una chingadera…y aun retratando el dolor, recreamos la exigencia de justicia. Todo te dice que la justicia no existe, entonces ¿por qué vas de mamón y pones una obra en donde reclamas justicia?, pues no, tenemos que imaginarla”, externa.

De la Rosa cree en el arte comunitario real y no en las simulaciones que hacen los gobiernos.

“La creatividad es un blindaje porque le abres el mundo a un niño donde lo único que tiene es la pared despintada, el desorden en una casa pequeña donde no puede haber orden. La creatividad es lo que llena su mirada y una vida que no es amable, no es amada; y una vida que no se ama, no se respeta”, afirma.

A sus 60 años, la actriz aprendió a reconciliarse con la esperanza, por ello en sus obras en proceso retomará la alegría como vehículo de rebeldía. “Es decir: me puedes estar chingando, jódete cabrón porque me agarraré a esta vida porque esta vida será más fuerte que tú, así saques una bala y me des, mi vida vale más que tú bala”.

Hoy, Perla de la Rosa trabaja en la dirección de “La loca”, obra donde una mujer hace un extrañamiento a la normalización del asesinato de mujeres; y en la escritura de “Sueños para una ciudad perdida”, sus recuerdos de Ciudad de Juárez en los años 80.