Cultura

El Popocatépetl fue “mina” de azufre y pólvora para los conquistadores españoles

Las rutas de peregrinas de antiguos pobladores se volvieron importantes para su extracción y que se mantuvo como una industria relevante hasta el siglo XIX, explican investigadores de la ENAH y el AGN

Volcán ecuatoriano Cotopaxi
Paraje cercano a Tlamacas al fondo el cráter del volcán. Paraje cercano a Tlamacas al fondo el cráter del volcán. (Cortesía: Osvaldo Murillo Soto)

La extracción de azufre del cráter del Popocatépetl fue una actividad que se formalizó en el siglo XVI. El azufre se usó, principalmente, para fabricar pólvora y los primeros registros de su extracción datan de 1522 cuando los españoles habían conquistado Tenochtitlan, sin embargo, los caminos que siguieron para llegar a la cima del volcán fueron las rutas comerciales y de peregrinación que al menos 500 años antes trazaron los antiguos pobladores.

Crónica presenta una entrevista con Osvaldo Murillo Soto, arqueólogo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), y con Christian Páez Cedillo, historiadora del Archivo General de la Nación (AGN), quienes detallan cómo fue la industria del azufre.

ADORACIÓN AL POPOCATÉPETL

El edificio volcánico actual del Popocatépetl se formó hace 23 mil años antes del presente y ha tenido varios tipos de erupciones, dos de las cuales destruyeron asentamientos prehispánicos. Una sucedió entre el año 50 y 100 d.C. provocando el colapso de Tetimpa, y la segunda erupción ocurrió entre el año 750 y 823 d.C. generando una avalancha de glaciares, lodo y escombros sobre poblados en las faldas del volcán.

El arqueólogo Osvaldo Murillo Soto platica que en las excavaciones hechas en Tetimpa se registraron 27 unidades habitacionales con un altar en su patio central, algunos consagrados a los volcanes tenían su chimenea evocando al “Cerro que humea”, es decir el Popocatépetl.

“Tetimpa se edificó siguiendo un patrón de planeación urbana, estandarizado en la tradición cultural mesoamericana, que orientaba el espacio arquitectónico en dirección al norte magnético en un rango de 15º - 17º. Posteriormente, este eje de proyección fue adoptado en urbes prominentes como Teotihuacán y Xochicalco, además del estilo arquitectónico de talud-tablero que también distinguía a Tetimpa”, detalla.

El experto comenta que se desconoce en qué momento iniciaron las peregrinaciones al Popocatépetl, pero las dos violentas erupciones mencionadas pudieron destruir las ofrendas más antiguas.

“La erupción entre el año 50 y 100 después de nuestra era se denomina pliniana, por Plino el Viejo, porque fue equivalente a la que destruyó Pompeya en el año 79. La otra erupción similar aconteció cerca del año 750 y 823 de nuestra era”, indica Murillo.

En el siglo X se suscitó una intensa actividad litúrgica en el volcán, añade. “Entre las ofrendas registradas destacan una vajilla de cerámica de filiación cultural tolteca, objetos de jadeíta, obsidiana y pizarra, cascabeles de cobre, además de sacrificios de adolescentes que debieron personificar a deidades del Tlalocan”.

Murillo comenta que en esa época posiblemente se fundó el templo Nexpayantla, ubicado a 4 mil 320 metros sobre el nivel del mar, además plantea que pudo existir otro adoratorio con arquitectura en Tenenepanco (a 4 mil 100 metros sobre el nivel del mar).

“Ambos recintos se sitúan en la ladera norte del Popocatépetl e integraban una ruta de peregrinación que podía culminar con acceso al cráter”, expresa.

Después de la caída de Tenochtitlán, este camino procesional debió mostrarse a los españoles para que accedieran al cráter. Hernán Cortés ordenó la primera extracción del azufre volcánico para crear pólvora y utilizarla “en la pacificación de las provincias de indios rebeldes”.

Murillo platica que el soldado Francisco Montano, quien conocía los depósitos de azufre del Pico de Teide, Tenerife, España, fue el primero en extraer el azufre del Popocatépetl, en colaboración con el artillero Francisco de Mesa, Diego de Peñalosa y Joan de Larios.

“En 1522, obtuvieron 12 arrobas de azufre que son unos 130 kg, que una vez procesados resultaron en 115 kg”, narra.

El arqueólogo explica que entre los productos volcánicos que libera el Popocatépetl se encuentran los gases sulfúricos que, al oxidarse con el oxígeno del ambiente, inducen la formación de bloques de azufre. Este mineral fue clave para la creación de pólvora junto dos ingredientes más: el carbón y el salitre.

Además de la pólvora, durante los siglos XIX y XX el azufre se utilizó en la producción de fertilizantes, de fibras sintéticas y se usó como vulcanizante en la industria del caucho, añade.

INDUSTRIA DEL AZUFRE

La extracción y venta del azufre fue controlada a partir de 1571 mediante estancos administrados por la Real Hacienda.

“La Real Hacienda fue una de las instituciones más importantes para la Corona, su función principal era llevar el control de todos los ingresos que se generarán por concepto de estancos, impuestos, alcabalas, venta de títulos nobiliarios y de oficios; dentro de los reinos peninsulares, la Nueva España y demás territorios de ultramar”, comenta la historiadora Christian Páez Cedillo.

La Real Hacienda estableció monopolios a través de estancos, es decir, rentaba los derechos para vender ciertos artículos como el azufre y, por tanto, nadie sin esa autorización podía extraerlo y comercializarlo.

“La renta del estanco de azufre oscilaba entre 5 y 10 años. Cuando se ponía en renta un estanco, la Real Hacienda se presentaban ante varias personas y, a manera de subasta, los interesados decían la cantidad de dinero que estaban dispuestos a pagar por la renta. El que prometía más dinero es quien ganaba el monopolio”, indica.

A cambio de ese derecho de exclusividad, se les otorgaba privilegios, por ejemplo, nadie podía vender azufre a ciertas leguas a la redonda y si había algún negocio de pólvora ilegal, los arrendatarios podían actuar como autoridad, es decir, podían ir al lugar y si encontraban culpable a los traficantes les quitaba todas sus herramientas.

La historiadora narra que en el siglo XIX hubo mucho interés por el azufre del Popocatépetl, por ejemplo, en 1849, en el paraje llamado Brecha de Siliceo, el minero Antonio García instaló un malacate cerca del borde norte del cráter y realizó una colecta de azufre para analizarla en laboratorio y determinar su pureza.

Resultado de ello, en la década de 1850, un residente de Amecameca llamado Ignacio Reyes y otro de Atlixco, Martín Corchado, habilitaron en Tlamacas una refinería de azufre rudimentaria. En ese momento, el yacimiento de azufre se encontraba al interior del cráter a una altitud de 5 mil 90 metros sobre el nivel del mar.

“En el siglo XIX, había al menos veinte sulfataras, es decir, grandes respiraderos de vapores sulfurosos que formaban depósitos de azufre puro”, detalla la historiadora.

Para su extracción se utilizaba un malacate instalado en el labio inferior a 5 mil 240 metros sobre el nivel del mar, posteriormente, el azufre se bajaba andando por un área glaciar hasta llegar al límite de bosque denso, en el Rancho de Tlamacas (a 3 mil 931 metros sobre el nivel del mar), donde se fundía en baterías de fierro.

En 1857, el Popocatépetl tuvo un dueño, comenta Páez Cedillo. Se trató de Gaspar Sánchez Ochoa, ingeniero militar quien quiso crear la fábrica de azufre volcánico más grande del mundo y proyectó la instalación de una rueda de turbina que impulsada por los gases del volcán subiría las canastas de azufre hasta el borde del cráter.

“También proyectó excavar un túnel entre el interior del cráter y borde exterior del cono volcánico, además de la construcción de un tranvía aéreo que transportaría el azufre desde el borde del cráter hasta Tlamacas, el cual nunca se realizó”, comenta Osvaldo Murillo.

La Popo Company

Los investigadores narran que a finales de 1903 se concretó la creación de la Popocatepetl Company con financiamiento estadounidense, empresa que pensaba crear rieles ferroviarios desde el interior del cráter y conectarlos con la estación más cercana del Ferrocarril Interoceánico para tener una conexión con el puerto de Veracruz.

“Sin embargo, se canceló debido a que no se obtuvieron los recursos suficientes a causa del deceso imprevisto de un inversionista principal”, añade.

Después, los conflictos internos del país que derivaron en la Revolución Mexicana y la implementación del proceso Frasch para obtener azufre a bajo costo impregnado en depósitos subterráneos de piedra caliza, hicieron obsoleta la extracción de azufre del Popocatépetl.

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