
“López Austin nos hace reflexionar sobre la importancia del mito en la historia humana, en el mundo mesoamericano, aún en los tiempos virreinales y en el presente, sin dejar de reconocer el retroceso reciente del pensamiento mitológico acorralado por la manipulación de los medios y de los instrumentos digitales a los que resiste el pensamiento racional”, expresó el historiador Rodríguez Martínez Baracs durante la presentación del libro “Los botes de la milpa. Mitología mesoamericana”, de Alfredo López Austin.
El también académico de la UNAM narró que esta edición publicada por Era rescata los textos publicados en 2015 por el historiador fallecido en un libro más amplio titulado “Los mitos y sus tiempos. Creencias y narraciones de Mesoamérica y los Andes” que incluye también mitologías andinas recopiladas por el historiador peruano Luis Millones.
“Es una antología temática de la mitología mesoamericana a través de textos compilados desde los testimonios de los misioneros del siglo XVI hasta los antropólogos del XX, precedidos por consideraciones filológicas e históricas. Alfredo lo dijo bien: he alargado las explicaciones tanto como lo estimé necesario para que los relatos no alcancen la categoría de lo exótico. Es decir, hay una intención analítica de parte de López Austin”, dijo.
Martínez Baracs detalló que los mitos son versiones libres del historiador tomadas de traducciones del Padre Garibay y de las tradiciones nahuas transmitidas por los frailes franciscanos: Fray Andrés de Olmos, Fray Bernardino de Sahagún, de la tradición maya representada por el Popol Vuh quiché del siglo XVI, por los títulos de Totonicapán, los anales de los Cakchiqueles y varios libros del Chilam Balam del maya yucateco.
“Además de testimonios de los etnólogos que estudian varios pueblos y lenguas de todo lo largo y ancho del país desde el siglo XIX y de todo el siglo XX, cuyos testimonios dejaron de ser el registro de un presente para convertirse en el registro documental de un pasado destruido por el paso avasallante, creador y destructivo de la modernidad”, indicó.
El libro reúne mitos sobre el nacimiento del sol, del tiempo, del diluvio, de los seres humanos, así como la narración de la separación y dispersión de los hombres en el territorio, y los testimonios de varios etnólogos sobre la integración del cristianismo
Unas de las particularidades que resaltó Martínez Baracs fueron doce dibujos hechos por López Austin. “No le conocía esa habilidad, no lo he visto en otros de sus libros. Son dibujos fuertes y expresivos que no sólo ilustran sino que enriquecen lo que López Austin nos busca transmitir sobre ciertos mitos”, dijo.
Por ejemplo, mencionó el dibujo de Huitzilopochtli, hijo milagroso de Coatlicue en lucha contra sus hermanos, o la representación de un dios Quetzalcóatl desnudo de carnes musculosas y añosas concentrado en sangrarse el pene para verter su sangre en los huesos de los dioses para formar seres humanos.
MITOS VIGENTES
En la presentación también participó el historiador Baruc Martínez Díaz quien descubrió el libro de López Austin como una obra que habla de la importancia del mito más allá de lo difundido por los estudios literarios en donde se toma como algo que nunca pasó.
“López Austin vio la dimensión real que ha tenido el mito al interior de todos los pueblos del mundo, antiguos y contemporáneos, porque el mito sigue estando vigente, sigue estando vivo y sigue estando presente porque es una historia sagrada que cuenta una verdad, que narra por qué las cosas son así y por qué el mundo actúa de cierta manera”, indicó.
Para el profesor de náhuatl, las mitologías mesoamericanas no terminaron con la llegada de los españoles ni con el proceso de colonización.
“Uno de los grandes aportes de López Austin es que nos muestran a los pueblos muy activos, regularmente los pensamos -por la forma en la que nos educaron- que fueron entes pasivos, que recibieron nada más lo que los dominadores les impusieron. La realidad y los estudios históricos han mostrado que ellos decidieron qué adoptar, qué no adoptar y cómo adoptarlo”, destacó.
Finalmente, Martínez Díaz leyó lo que para López Austin significaban los mitos: “son rosarios de metáforas que cuentan cómo es ahora el mundo porque dicen cómo fue en un principio y para ello deben remontarse mucho más allá de aquel principio, cuando el tiempo aún no era tiempo, cuando las cosas que existen hoy existían como otras cosas, pero ya se estaban haciendo”.
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