Cultura

Renato Cisneros: “No es necesario estar en guerra para sentir que el mundo se derrumba”

El escritor peruano presenta su reciente novela “El mundo que vimos arder”, una historia sobre conflictos armados en el mundo

El escritor argentino Patricio Pron en una biblioteca
Todos los personajes de la novela y terciarios o son migrantes o tienen a sus espaldas alguna experiencia de migración, dice Renato Cisneros. Todos los personajes de la novela y terciarios o son migrantes o tienen a sus espaldas alguna experiencia de migración, dice Renato Cisneros. (La República)

No se necesita estar en una guerra para sentir que el mundo se derrumba, de acuerdo con el escritor y periodista, Renato Daniel Cisneros Sánchez (Perú, 1976), “basta el resquebrajamiento de ciertas relaciones para sentir que uno se halla en una situación trágica”.

En entrevista por la reciente publicación de “El mundo que vimos arder” (Alfaguara, 2023), el escritor comenta a Crónica las posturas e intenciones detrás de sus personajes y tramas.

“Uno está en la guerra; el otro acaba de sufrir un divorcio. Digamos que ambos ven su mundo destruirse, arder. Me interesaba generar ese vínculo entre el pasado, la guerra y los conflictos que tiene el individuo en todas las sociedades: la búsqueda de la identidad, la pérdida de los vínculos”, explica.

Ambos personajes principales son peruanos, llegados a España de maneras muy distintas, pero comparten con todos los personajes de la novela un pasado de migración.

“Fue muy deliberado. Todos los personajes de la novela y terciarios o son migrantes o tienen a sus espaldas alguna experiencia de migración. Me interesaba que eso sea así porque uno de los grandes temas es el de la circulación de la gente por el mundo”, detalla el autor.

Desde su propia experiencia, Renato Cisneros ha constatado que la mayoría de las personas circulan por el mundo no por voluntad, sino porque su país no les pudo dar un horizonte suficiente para hacer su vida ahí.

“En ese sentido he pensado que los migrantes son síntoma de un estado fallido”, considera.

“Yo quería literalizar mi propia experiencia migratoria. El personaje taxista es la síntesis de todos los taxistas migrantes con los que he venido conversando en España y me interesaba el contraste de un migrante privilegiado –como yo lo fui, salí sin necesidad de irme, con un número de seguridad social y sabía a dónde iba a vivir- pero la mayoría no son así, son más informales, violentas e inciertas y quería hacer eso claro en el dialogo”, continúa.

IR Y VENIR

La novela da inicio con un periodista peruano recién divorciado, quien intenta rehacer su vida en Madrid, cuando conoce a un taxista que le cuenta la historia de Matías Roeder, joven peruano que terminó luchando con el ejército norteamericano en la Segunda Guerra Mundial y ambas historias se entrelazan.

“Esa conversación además ocurre todo el tiempo en un atasco. A través de ese atasco quería evidenciar las debilidades de las sociedades latinoamericanas que viven en un atasco y no acaban de avanzar”, ahonda el autor.

Asimismo, Renato Cisneros recuerda que conoció la historia real de Matías Roeder en 2004, en una reunión familiar. Le impactó tanto que escribió una columna al respecto, la cual volvió a encontrar y leer durante la pandemia.

“Sentí que tenía que escribirla de nuevo, ahora yo era inmigrante en España y podía entender mejor la psicología del personaje”, relata.

En el camino, el escritor sintió que la Historia necesitaba una contraparte contemporánea, para generar un vínculo entre el pasado y los conflictos actuales.

“Matías escapa de Trujillo y la violencia paterna, no se llega a sentir peruano del todo y solamente el día que tiene que bombardear la ciudad de su madre se hace preguntas sobre su procedencia, origen e identidad. En él es un dato biográfico más que una añoranza; en cambio, para el otro, Perú está en el centro de sus preocupaciones”, profundiza sobre la relación que existe con la idea de identidad nacional y los contrapuntos históricos.

En ese sentido, mediante las relaciones que tienen los personajes con su país, Renato vertió en esta novela su propia relación con el Perú – de amor y odio, comprensión e incomprensión, según describe- e intentó decir algo sobre la gente que vive fuera del país natal:

“Todas las personas que viven fuera, ya sea voluntaria o involuntariamente, tienen una opinión sobre su país y es válida. No hay que criminalizarla, tacharla o invalidarla”, subraya.

Así como en México se suele decir que un mexicano viviendo fuera no debe opinar sobre lo que ocurre aquí, Renato observa que esto sucede en todo el mundo y le parece un pensamiento tanto falaz como problemático.

“En el caso de Perú, la mejor prueba es que mucho de la literatura que se ha escrito por autores peruanos fundacionales, que permiten a los peruanos entender mejor quienes somos han sido escrito desde fuera del Perú”, indica.

Los “Comentarios Reales de los Incas” de Garcilaso de la Vega; buena parte de las novelas de Vargas Llosa y buena parte de la obra de Vallejo son algunos de sus ejemplos.

“Creo que cuando uno está fuera de su país, la mirada se vuelve más aguda, gana en panorama, en perspectiva; pierde tal vez en color y en calidez, pero entiendes mucho mejor a tu sociedad porque la puedes contrastar y darte cuenta también de aquellas taras que mientras viviste allí fuiste normalizando… y que no está bueno normalizar, sino que hay que problematizar y tratar de erradicar”, opina.

Sobre su país en la actualidad, el escritor expresa algo de tristeza y desencanto. “Es un país que ya no es una promesa de nada y no me sorprende que tanta gente esté saliendo del Perú”. Sin embargo, de la mano con esa visión pesimista y trágica también destaca su asombro “para bien”, al constatar que la gente resiste.

“Millones de peruanos hacen su vida a pesar de los políticos, siguen siendo emprendedores y básicamente trabajan para el día pensando en el bienestar de su familia. Eso también existe y eso por supuesto que hay que destacarlo”, concluye.

Copyright © 2024 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México