
En el Colegio de Ciencias y Humanidades nos propusimos fomentar el hábito de la lectura entre los jóvenes estudiantes, y para ello se llevaron a cabo una serie de actividades como presentaciones de libros en voz de sus autores, conferencias, talleres literarios y concursos. También se firmó un convenio de colaboración con el Fondo de Cultura Económica, para establecer los clubes de lectura, que hasta la fecha suman más de 190, con una participación superior a los 2,000 alumnos. En un acto celebrado el 4 de diciembre de 2021, en la Librería Rosario Castellanos, Paco Ignacio Taibo II celebró el entusiasmo de los jóvenes del CCH, y los conminó a continuar sembrando la semilla de la lectura en otras escuelas de enseñanza del bachillerato, para construir, como se diría en otros tiempos, un país de lectores.
En este ambiente, lleno de alegría por la presencia de los jóvenes, quienes recibieron una dotación de libros de la colección “21 para el 21”, recordamos dos elementos fundamentales para la formación de lectores: la libertad y el placer de la lectura. Es importante que los adolescentes puedan acercarse a las obras de su elección y también que ejerzan su derecho a disfrutarlas sin presiones académicas, ideológicas o religiosas. Así, la lectura podría ser parte de la extensión académica y cultural; también debe reconocerse como una habilidad transversal, multi y transdiciplinaria que es muy importante para adquirir nuevos conocimientos, pero, además, nos enseña un modo de ser y estar en el mundo; mediante el gozo textual, cuya afición puede estar alimentada por el deseo, como lo expresó hace más de medio siglo Roland Barthes.
Si la lectura tiene un fuerte asidero en el seno familiar, también puede ampliarse en la escuela, siempre y cuando no sólo se le considere como un instrumento de aprendizaje o como una herramienta utilitaria. La lectura debe abrir las ventanas para mirar el mundo, para leerlo y transformarlo, como diría Paulo Freire, y este matiz ha sido muy importante en el CCH, donde se han formado más de 50 generaciones de estudiantes de lectores; de modo que, al egresar, recuerdan con orgullo que en el Colegio leyeron muchos libros, y también aprendieron a elaborar trabajos escritos.
En este contexto, el CCH inició una nueva colección, bajo el título de “Textos en Rotación”, en un claro homenaje a la obra de Octavio Paz, y en el proemio expresamos lo siguientes: “Las obras escritas representan la memoria viva de las civilizaciones. La ciencia, el arte y la cultura se han convertido, a lo largo del tiempo, en tesoros invaluables, que los libros custodian, para provecho de los lectores futuros.
Las grandes revoluciones sociales o culturales han tenido en los libros la chispa originaria de su alborear y también de su caída porque, al parecer, todo cuanto somos y hacemos son hechos del lenguaje, ya que el lenguaje marca el comienzo de la existencia del “Homo sapiens”; del hombre que piensa, mediante la palabra o el “logos” de los griegos.
Así, la lectura y la escritura son principios civilizatorios por excelencia. En ellas recae la posibilidad de reforzar el pensamiento, pulir las emociones y adquirir nuevos saberes en cualquier esfera de la acción humana. Leer y escribir son habilidades transversales de las ciencias naturales, sociales y humanísticas. Leer y escribir no son faenas adicionales al periplo del hombre y la mujer a lo largo de su vida, sino contenidos vivibles que proveen de sentido a su propia existencia.
La colección “Textos en Rotación” espera facilitar los encuentros, en algún punto de la espiral, entre autores y lectores de diversas épocas y géneros discursivos, cuyo epicentro sea el corazón vibrante de la obra escrita.”
Y para muestra, preparamos una Breve antología de los Siglos de Oro, en la cual “se reúne a los poetas líricos más significativos de los Siglos de Oro, mediante una breve selección de sus mejores poemas, para que los jóvenes se introduzcan a las obras de estos y otros autores; pues nuestro propósito es formar lectores y, para lograrlo, en la antología, se hace una brevísima presentación de cada autor y se incluyen notas de vocabulario y de contenido, para asegurar que el estudiante comprenda los poemas y, con base en ello, los pueda disfrutar, valorar y recomendar.” Entre los poetas antologados destacan Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, Gutierre de Cetina, Jorge de Montemayor, Francisco de Terrazas, Fray Luis de León, Francisco de Aldana, Fernando de Herrera, San Juan de la Cruz, Luis de Góngora, Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Sor Juana Inés de la Cruz.
Poetas que corresponden a un periodo de elevación y caída del imperio español; el cual se afinca a finales del siglo XV, con la unificación peninsular y el descubrimiento de América en 1492; luego sigue la asunción al trono de Carlos V, en una de cuyas guerras habrá de morir el príncipe de los poetas castellanos, Garcilaso de la Vega; y concluye dicho periodo con la muerte de la Décima Musa, en la Nueva España, Sor Juana Inés de la Cruz.
Algunos críticos suelen hablar “del Siglo de oro” en singular y cortan su línea histórica con Pedro Calderón de la Barca, pero a nosotros nos parece que se debe también incluir a la monja jerónima mexicana, discípula de Góngora y una de las primeras en portar el estandarte de la libertad del estudio para las mujeres, cosa que no pudo hacer, por ejemplo, Santa Teresa de Jesús, quien poseía las libertades y comodidades para elegir el camino de la santidad, al fin descendiente de una familia noble.
Sor Juan, en cambio, fue una “preuniversitaria desclasada” y luchó por el título de nobleza que sólo provee el conocimiento. Así, lo dice en su “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” y en uno de sus sonetos más emblemáticos: “¿En perseguirme, mundo, ¿qué interesas? /, ¿en qué te ofendo, cuando solo intento/ poner bellezas en mi entendimiento/ y no mi entendimiento en las bellezas?”.
*Poeta y académico
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