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La tibieza es lo peor ante la violencia y permite la impunidad: Liliana Blum

Presenta su novela “El extraño caso de Lenny Goleman”, que aborda el bullying escolar y la ira que puede desatar>>

La escritora española Dolores Redondo
: El desprecio es la puerta a la deshumanización, dice Liliana Blum. : El desprecio es la puerta a la deshumanización, dice Liliana Blum. (La Crónica de Hoy)

“La tibieza a veces es lo más fácil y es una de las peores cosas que existen. La gran mayoría de los malos se salen con la suya por la tibieza de los otros, por ejemplo, los buleadores crecen y se convierten en dictadores y políticos corruptos porque creen que pueden hacer lo que quieran sin que los otros se defiendan”, advierte Liliana Blum, autora de la reciente novela “El extraño caso de Lenny Goleman”.

Dicha novela editada por Planeta, aborda el problema del bullying escolar: Alina se entera que su mejor amigo se suicidó porque no soportó los abusos de sus compañeros de clase, entonces la adolescente busca la forma de hacer justicia a su amigo con la creación de un Golem.

“El Golem viene de la mitología judía, la leyenda más famosa es en Praga a mediados del siglo XVI cuando un rey decidió exterminar a todos los judíos; entonces un rabino, usando los libros sagrados, creó un Golem, una criatura muy grande y fuerte gracias a la cual pudieron derrotar a todos los soldados del rey que estaban masacrando judíos”, explica Blum.

La autora utiliza en su novela al Golem como una figura redentora con la que todos fantaseamos.

“En un país con leyes pero donde el presidente las viola, donde hay cien homicidios y doce feminicidios al día junto con una impunidad total, sale el sentimiento de ira, de impotencia porque estamos en mano de los malos. Sea la situación de los judíos en Praga, la que vivimos en México o la que vive cualquier niño en su escuela, el Golem es una figura de pensar: alguien poderoso, justo, que meta las manos por mí y me defienda”, indica.

¿El desprecio es el gran problema global?

El desprecio es la puerta a la deshumanización, una vez que deshumanizas a alguien es muy fácil matarlo porque deja de ser igual que tú. Creo que el desprecio es el inicio de eso porque es ver hacia abajo a alguien, ese otro vale menos que yo, entonces puedo hacerle lo que quiera porque no estamos de igual a igual.

“Si no lo atajamos aparecen las ideas de que hay razas que no merecen vivir como ha pasado en los grandes genocidios que con la mano en la cintura borran del planeta a miles de personas porque quieren su territorio. Parece algo menor, pero es importante en el camino hacia la oscuridad de no mirar al otro”, responde.

Alina, la protagonista de la novela, experimenta el enojo y las ganas de venganza, emociones que son guiadas por su abuelita, Bube.

“Son emociones difíciles especialmente para las mujeres porque no se nos permite enojarnos, podemos llorar pero los hombres se toman mal cuando una mujer se pone al tú por tú, son emociones válidas para los hombres pero no para las mujeres”, critica la autora.

Al mismo tiempo, en situaciones donde impera la impunidad, la ira es la reacción inmediata, indica Blum.

“Hablemos de los feminicidios que suceden, nadie hace nada, es normal para todos, entonces una sensación se va juntando dentro del cuerpo: estás a merced de otros, de que hay injusticias y que todos miran a otro lado, sean los feminicidios, el bullying o la muerte de un amigo. Cuando hay impunidad y no ves justicia, una consecuencia lógica es el enojo y a veces el sentimiento más humano es la venganza, pero por supuesto que no es nunca la mejor respuesta”, señala.

Con la venganza terminas convirtiéndote en la persona de la cual te estás quejando, añade la autora. “Se te salen las cosas de la mano cuando tienes la cabeza caliente, no piensas y te equivocas más. Es válido sentirlo, pero tienes que volverte más inteligente que adrenalina corriendo por tu cuerpo”.

CRÍTICA AL SISTEMA ESCOLAR.

En la novela, las autoridades de la escuela no hacen nada para detener a los buleadores pero sí castigan a Alina cuando le pega a un niño que molestaba a su amigo fallecido.

“Los pasos que se toman en las escuelas terminan siendo casi risibles. Siempre los buleadores se van impunes y en el momento en que una de las víctimas decide no dejarse, por alguna razón ahí sí actúa el sistema, acusan: le pegó a un alumno. Entonces es una injusticia arriba de otras injusticias, ¿dónde estaba la directora todas las veces que bulearon al chico que se suicidó?”, cuestiona Liliana Blum.

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