Cultura

Un viaje por el mar con Mauricio Wiesenthal

Su más reciente obra "Las reinas del mar. Memorias de una vida aventurera" es una colección de tesoros, porque así pueden llamarse estos recuerdos del autor

OPINIÓN

El escritor español Mauricio Wiesenthal.

El escritor español Mauricio Wiesenthal.

De un viaje continental en el tren Orient-Express, a un viaje por el mar …es así como continua la narración de vida del escritor español Mauricio Wiesenthal. Su más reciente obra Las reinas del mar. Memorias de una vida aventurera (Acantilado, 2024) es una colección de tesoros, porque así pueden llamarse estos recuerdos del autor, reconstruidos y narrados de modo literario, a través de los cuales nos regala una profunda enseñanza sobre la vida y sus aventuras. Esta vez el protagonista es: “el mar, la mar, el amor, la libertad, la música, el viaje, la danza, el consuelo de no pensar en nada”.

El mar es como el movimiento de nuestro espíritu: a veces es tan calmo y sereno tan bello y esperanzador su horizonte; tan plateada sus aguas como una superficie de cristal en el cual el sol deja la huella de sus atardeceres y amaneceres, para que la luna pueda, por las noches, reflejar su belleza de mujer en este espejo del mar; y, a veces, tan atormentado y revolcado, moviendo sus aguas para sacudir los dolores del alma y del mundo. El mar es la carretera de los aventureros, de los que aman soñar. A través del viaje por el mar se descubrieron nuevos mundos y muchos lograron, por el mismo viaje del mar, salvar sus vidas buscando el exilio, por eso el mar simboliza también esperanza. Además, los primeros grandes poemas fundacionales de nuestra cultura occidental tienen como protagonista el mar: la Teogonía, de Hesíodo, y la Odisea, de Homero.

“El mar es para mí la inmensidad y por eso escribo a menudo en femenino la mar como es costumbre entre los marineros. Y llamo reinas a mis barcos” dice Mauricio Wiesenthal y nos entrega con pasión, a través de este nuevo escrito, su vida entera. En sus páginas encontramos sus recuerdos, sus amores (que convergen en uno solo), sus sueños, sus añoranzas, sus lágrimas, pero también su credo y su esperanza.

El libro.

El libro.

Es difícil retratar la sensibilidad del alma de Wiesenthal que se refleja en la más bella literatura confesional; lo he dicho en otras ocasiones: él es un artesano de las palabras con las cuales dibuja mundos, historias, vidas que tocaron su corazón en este viaje que es la vida misma. ¿Cómo describir, en pocas pablaras, a un hombre que ha escrito miles de páginas? Es imposible. Autor de una obra compleja que reúne escritos únicos entre ellos El esnobismo de las golondrinas, Luz de vísperas, Libro de réquiems, El viejo León. Tolstoi, un retrato literario, Rainer María Rilke. El vidente y lo oculto; La hispanibundia; Orient-Express. El tren de Europa, El derecho a disentir, obra completada por libros de poesía, libros de viajes, ensayos, y libros sobre el vino. Toda esta obra siendo el testimonio de que Wiesenthal no es un simple escritor es un espíritu renacentista, un hombre que ha cultivado toda su vida la tierra fértil de su espíritu, y que ahora, mediante su pluma, nos regala estos frutos.

El mar es el escenario y el leitmotiv de vida de su vida: “nací cuando llegaba a su tramonto la época de oro de los grandes transatlánticos”. Llega a este mundo en Barcelona, una ciudad abierta al mar, puerto del Mediterráneo; vive su infancia en Cádiz, seducido por la vida aventurera de los marineros, después siguieron “miles de leguas” por el mar (reiterando el título de la novela de Julio Verne): soñar en el mar, amar en el mar, escribir en el mar, bailar en el mar, llorar en el mar al bordo de históricos barcos que llama con honor y dulzura: reinas del mar (Queen Elisabeth, Queen Mery, etcétera) porque han de ser así: exigentes, imponentes, caprichudas, pero bellas y valientes: “Al servicio de las reinas de los mares hay una corte de hombres y mujeres que están orgullosos de su trabajo. Creo que muchos pasajeros ni siquiera imaginan el inmenso taller que da vida a un barco, la complicada gestión de un transatlántico y el trabajo que hace posible que se mueva un navío de gran tonelaje”.

En esta gran aventura con las reinas del mar, nuestro escritor está siempre acompañado de su reina: ella, la mujer bella, digna, valiente y distinta: llamase Sarah, Tatiana o Rosa…como el nombre de la flor, reina del jardín del Paraíso.

Mauricio viaja inclusive cuando reposa porque su alma es así: imagina, traduce el lenguaje de la revelación en poesía y viaja siempre, buscando la belleza inefable de este mundo y la entrega en su obra. No quiere llegar a un puerto, sino estar en alta mar “en el fondo nunca quise llegar a Ítaca, sino alejarme de la áspera tierra donde nací y de sus habitantes celosos que creen que sólo para ellos hicieron los dioses las cerezas y la belleza del atardecer”.

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Conozco “la mar” desde sus orillas. La he contemplado su belleza y majestuosidad muchas veces: es misteriosa, - en rumano “marea” es de género femenino y así se grabó en mi corazón, como en mi lengua materna. Siempre me ha fascinado como ella une mundos, culturas, como una madre cuidadosa que mira para que sus hijos se relacionen como hermanos (hermandad/humanidad). La mar nos hace Uno. Su movimiento me ha invitado a imaginar mundos, mundos originarios, mundos iniciáticos, el origen del mundo…de un agua primordial, de un mar originario.

El escrito Las reinas del mar no hace más que abrir mis horizontes y viajar por este mar que Mauricio Wiesenthal homenajea en un bello poema escrito en verso como es toda su literatura.

Catalina Elena Dobre.

Catalina Elena Dobre.