Cultura

Wole Soyinka: La corrupción es una toxina que nunca desaparecerá de la humanidad

El Premio Nobel ironiza y dice que si les ponen un impuesto a los corruptos, tal vez ese mal social acabe. Presenta su reciente libro “Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra”

hay festival

La literatura es un escape cuando la realidad se vuelve algo insostenible, dice Wole Soyinka.

La literatura es un escape cuando la realidad se vuelve algo insostenible, dice Wole Soyinka.

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El escritor nigeriano Wole Soyinka (Abeokuta, 1934) define a la corrupción como una toxina que nunca desaparecerá de la humanidad, bromea que quizá imponiéndoles un impuesto a los corruptos ese mal social acabe, y también desea que tanto en su país como en México los secuestros y asesinatos no se vuelvan rutinas.

El Premio Nobel de Literatura 1986 impartió una conferencia en el Hay Festival Querétaro para promocionar su reciente novela “Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra”, en donde menciona que somos sociedades mórbidas porque tanto los mitos religiosos y los ascensos políticos derivan en la muerte de personas.

“La existencia horrorífica surge al ver que todo se te escapa de las manos, estás viendo que tu ambiente, la sociedad y los valores no sólo están siendo mordisqueados un poco, sino que están siendo progresivamente eliminados. Pero tienes un sentido de vida y quieres evitar que ocurra eso, sabes que pronto ya no va quedar nada por lo que se pueda luchar”, dijo el autor.

AVANCE

Aunque Soyinka cree que la humanidad ha avanzado, hay acciones que le hacen preguntarse: ¿en dónde está el mal de la humanidad?

“Al pensar que la humanidad está avanzando, progresando un poquito y como la mayoría de los humanistas me vuelvo loco por la tecnología, me gusta ver los lanzamientos de naves espaciales como si fuera parte de la NASA, es decir, la tecnología a veces nos parece el salvador más grande de la humanidad porque está ayudando a superar varios obstáculos como humanidad,”, señaló.

Por ejemplo, el COVID-19 y la forma en superar desastres naturales como terremotos y plagas, “todo eso es un salto cuántico para la humanidad, sí, pero luego vienen los bárbaros. De donde vengo, cuando abres internet, te dan ganas de vomitar al ver en qué se está usando la tecnología ahora, ahí se crean noticias falsas que ocasionan caos”.

Me pregunto ¿qué está mal con la humanidad?, añade Soyinka.

“Al escribir, trato de evitar las polarizaciones muy marcadas y eso no es fácil después de lo que has visto o de lo que percibes como malo, cuando entiendes el significado de la maldad se vuelve muy difícil porque te tienes que regresar a la pregunta ¿qué es lo humano?”, expresó.

El Nobel de Literatura recordó una anécdota de violencia que le contaron cuando, en una ocasión pasada, estuvo de visita en México.

“En un hotel que me hospedé había dos hoteles, uno frente al otro, y en medio había una alberca. Alguien del staff contó lo que sucedió en la alberca: el narco quería cobrar a los dueños el derecho de piso, uno de ellos se resistió, entonces los narcos vinieron cuando había huéspedes en la alberca y empezaron a ametrallar a la gente”, narró.

En Nigeria la situación es similar, agregó. “Incluso han pasado cosas peores, durante varios años, al observar esto, espero que situaciones como éstas se sigan viendo como aberraciones y no se vuelvan una rutina en México”.

“Lo que está pasando en mi país, en mi continente, es que al despertar cada mañana hay noticias sobre sobre secuestros, entonces piensas que hay algo mal, hemos escuchado de niños de escuelas que se los llevan a los bosques y aún siguen buscándolos, seguimos buscando a las 200 chicas Chibok (raptadas en 2015)”, comentó.

Sabemos que el secuestro se vuelve una forma de vida, afirmó el Nobel de Literatura.

“Después de pagar la recompensa te dicen por teléfono que vayas por el cuerpo de tu hijo, desvían trenes para secuestro y toman rehenes…si eso se normaliza en una sociedad que está teniendo una respuesta normalizada a una anormalidad, ahí tenemos que ponernos a pensar en la solución”, dijo.

Soyinka opinó que la educación es fundamental para evitar la corrupción y la violencia que genera.

“Creo que así como el poder es una toxina, la corrupción lo es también y es algo que no nos podemos librar como sociedad. Quizá si hacemos que la corrupción pague impuestos, quizá podría desaparecer, decirle a un funcionario: paga tus multas, pero deja tu cargo público. Quizá podría ser una solución, pero no lo sé, no veo que pueda desaparecer”, señaló.

El dramaturgo agregó que “la corrupción la ha visto en todas las culturas” incluso en los círculos culturales, “la ocupación de producir la cultura y arte supuestamente sería un espacio de empatía y amistad, ahí no podrías pensar en opciones de dinero, pero hasta en esa área he visto la corrupción”.

SÁTIRA

Wole Soyinka expresó que la sátira tiene una gran historia en la humanidad y en la literatura. El escritor de “Los intérpretes” ejemplificó con su cultura, yoruba, donde todos los nombres tienen significado para ver el lado no tan serio de la vida y burlarse de ésta.

“En la ceremonia para darle nombre a un bebé, hay un toque de sátira. Algunos de los nombres que se les asignan a los niños es de una forma para que ellos no se lo tomen tan seriamente, que no sean tan solemnes. Por ejemplo, le dan el nombre de Dios muy fuerte y le añaden un toquecito al final: piedras que se encuentran en el agua que bebemos. Eso tiene la intención de sátira, es decir que es alguien muy duro. Y eso lo llevamos a la narración de historias”, dijo.

Soyinka indicó que cuando una sociedad tiene un sistema de gobierno monárquico o feudalista, las personas se refugian en la sátira.

“La sociedad usa un mecanismo de sátira para recordarle a ese individuo, a ese en el poder, que es un ser humano normal y que sabes de sus aspectos no tan nobles. Siempre hay otro lado de la moneda, veamos al lado más ligero, veamos lo ridículo en medio de esta solemnidad. Eso es un mecanismo de sobrevivencia de la sociedad”, indicó

DOMINIO.

A la mayoría de las personas en el poder les gusta usurpar los espacios de otros porque quieren controlar, comentó Soyinka y refirió el caso del ataque a Salman Rushdie.

“Existe la continuidad de lo que llamo la textología religiosa en donde se establecen significados, los textilogistas supremos dicen: esto es mi texto y cualquier cosa fuera de mi texto está incompleto. En el momento en que existe un texto alternativo, una perspectiva alternativa, incluso una pequeña variación de lo que sea ha pronunciado como la verdad absoluta, erradican esa alternativa, es una cuestión de ego, la imposición de la narrativa es el intercambio de poder”, indicó.

Esos controladores son incapaces de manejar simultáneamente más de una versión de su verdad, cuando están en el poder saben mentirle a la gente, dijo. “La literatura es un escape cuando la realidad se vuelve algo insostenible”.