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¿Y la varita mágica de los gurús ofensivos de la NFL?

Vaya jornada para algunos de los coaches gurus ofensivos de la NFL, y también para jugadores que son sinónimo de ataque; esta vez no las tuvieron todas consigo y quizá sólo uno de ellos logro salir avante gracias a su talento y coraje natural.

Pero vayamos por partes y quizá ninguna nota nos ha dejado más sorprendidos que el despido de Frank Reich, el otrora visionario ofensivo que dirigió a los Potros de Indianápolis los últimos años pero que a cada temporada parecía perder su toque.

El año anterior al no poder meter al equipo a playoff cuando todo parecía indicar que lo lograría de manera sencilla, y esta vez cuando tomó una decisión que a la postre le ha costado el empleo: haber mandado a la banca a Matt Ryan, el veterano pero aún efectivo mariscal.

Dados esos pasos y decisiones pareciera que Reich perdió la brújula o sencillamente se desesperó; lo cierto es que empeñó el futuro de la temporada en un chico inexperto como Sam Ehlinger y el equipo simplemente colapsó.

Es de llamar la atención cuando una franquicia decide despedir a un entrenador con las cartas credenciales como las de Reich, quien fuera el coordinador ofensivo que ayudó a las Águilas de Filadelfia a ganar el Super Bowl 52 con un mariscal suplente como Nick Foles.

Reich es un coach de gran talento que seguramente se alejará un tiempo de la Liga para después regresar a dirigir a otro equipo, tal y como lo hizo su mentor Doug Pederson, quien fuera el coach general en Filadelfia cuando juntos ganaron el Trofeo Vince Lombardi. Actualmente Pederson está reviviendo a los Jaguares de Jacksonville. La realidad es que sería un desperdició no sacar provecho de la mentalidad de Reich.

Pero al igual que Reich con Indianápolis, qué pasa con otros gurus ofensivos que al parecer han perdido ese toque mágico a la ofensiva que los catapultó a lo más alto, nos referimos específicamente a Sean McVay de los Carneros y Kliff Kingsbury de los Cardenales, entrenadores que se han topado con que sus equipos no son lo efectivamente contundentes como antaño para no sólo devorar yardas, sino anotar una friolera de puntos.

Con el conjunto de Los Angeles, McVay ha reconocido públicamente que las cosas no están funcionando con la fórmula y los procedimientos tal como siempre lo ha hecho, por lo que se requieren aplicar cambios no sólo del sistema sino quizá también de jugadores.

En Arizona, Kingsbury no lo ha comentado abiertamente como tal, pero es evidente que ese equipo super explosivo a la ofensiva hasta hace un par de años se ha estancado en algunos chispazos y nada más.

La pregunta es ¿qué les pasó a sus entrenadores, a sus sistemas o algunos de los jugadores que son pilares de esos escuadrones?

Con los Carneros pareciera que Matthew Stafford dejó de ser tan efectivo para localizar una infinidad de armas; con los Cardenales da la impresión de que Kyler Murray perdió la vivacidad de moverse como un ratón y continuar siendo un escapista.

¿Acaso las defensivas descifraron su estilo? Puede ser que sí, y más de Murray que de Stafford. Con Murray ahora saben cómo tapar sus carriles de escape y lo obligan a ganar pasando; con Stafford, quizá los rivales se dieron cuenta de cómo neutralizar el “timing” que logró el año anterior con la ofensiva de los Carneros y ahora lo han devuelto a su realidad. Y si señalamos a los mariscales de campo es porque son la pieza clave de toda la ofensiva, pero no hay que dejar de lado que quizá los mismos entrenadores no han innovado su sistema.

Y ya que tocamos ese punto, no hay mejor ejemplo que lo que sucede en Green Bay con el coach Matt LaFleur, quien con cinco derrotas consecutivas es más que notorio que la estrategia de ataque de los Empacadores ha sido rebasada y superada por los rivales, lo que está llevando a Aaron Rodgers a tener una de sus peores temporadas.

Tal vez sea cuestión de tiempo y de rachas negativas por lo que atraviesan estos coaches y sus equipos, pero lo cierto es que no sólo podría costarles la temporada a pesar de ser contendientes, sino el ponerlos en situación de la “silla caliente”.

Otro que no hemos incluido en esta lista por no ser un guru ofensivo pero que seguro si está ya en la mira de la guillotina es Todd Bowles, el entrenador de los Bucaneros de Tampa Bay, con quien por una u otra razón el equipo no camina.

Lo cierto es que, de no haber sido por el innegable coraje y talento de Tom Brady, el conjunto de la Bahía habría acumulado su cuarta derrota consecutiva.

Bien puede decirse que Brady le salvó el trabajo a Bowles por el momento al evitar la debacle de cuatro derrotas en fila, pero Tom no estará sacando cada juego de la nada todas las semanas como lo hizo el domingo ante los Carneros.

Ahora sólo será cuestión de tiempo, específicamente de ocho semanas, para saber si estos entrenadores recuperarán su toque ofensivo o sencillamente lo perdieron. De Bowles ni duda que se irá al acabar la temporada; mucho se dice que es Byron Leftwich, el coordinador ofensivo, el indicado para tomar las riendas, pero por lo mientras tiene dos meses por delante para aprovechar la presencia de Brady y demostrar que él también puede ser de esos coaches de toque ofensivo, que esperamos sea duradero y no sólo destello de un par de años.

El coach Sean McVay de los Carneros.

El coach Sean McVay de los Carneros.