El 90 aniversario del nacimiento del icónico director de animación Isao Takahata se conmemora en Tokio con una emotiva retrospectiva que celebra su legado. La exposición, titulada “El hombre que plantó la animación japonesa”, abrió sus puertas este viernes en la galería Azabudai Hills, ofreciendo a los visitantes una mirada profunda a la obra de Takahata, cofundador de Studio Ghibli.
Con acetatos y fondos originales de sus películas, la muestra rinde homenaje a la carrera del director, quien falleció en 2018. Entre las piezas exhibidas destacan momentos clave de su trayectoria, desde sus primeras series de animación infantil hasta su última película, El cuento de la Princesa Kaguya (2013). Su hijo, Kosuke Takahata, fue el encargado de presentar la exposición a los medios este jueves, compartiendo una reflexión sobre las características únicas de las obras de su padre: “Son muy peculiares y variadas, con un toque poco dulce que, aunque no es típico, te deja satisfecho”, señaló.
Takahata, nacido en 1935 en Ise, Japón, vivió la Segunda Guerra Mundial de manera directa, sobreviviendo a un ataque aéreo cuando tenía solo 9 años. Esta experiencia marcó profundamente su carrera y fue la base para el tono antibelicista que caracteriza sus películas, así como la vocación pacifista que impregnó a Studio Ghibli. Junto a su amigo y colega Hayao Miyazaki, Takahata fundó Ghibli en 1985, un estudio que rápidamente se convirtió en un referente mundial en la animación de autor.
Ambos pioneros del anime revolucionaron la industria con series exitosas como Heidi, Marco y Ana de las Tejas Verdes, que se ganaron el corazón de audiencias globales, aunque rara vez se reconoció públicamente su autoría. Sin embargo, el verdadero reconocimiento a la genialidad de Takahata llegó con su obra maestra La tumba de las luciérnagas (1988), una película desgarradora sobre los horrores de la guerra. Esta obra, que se estrenó en Japón junto a Mi vecino Totoro de Miyazaki, estableció un contraste entre el tono sombrío de Takahata y la fantasía optimista de su amigo.
Las películas de Takahata se distinguen por su estilo intimista y experimental. Mientras Miyazaki se ha destacado por sus universos fantásticos, Takahata se aventuró en narrativas más personales, como es el caso de Mis vecinos los Yamada (1999), una historia que se aleja del convencionalismo en la animación. Su última obra, El cuento de la Princesa Kaguya, fue especialmente aclamada por la crítica por su innovador estilo visual basado en acuarelas y su profunda carga emocional. Este filme, que recibió una nominación al Óscar como Mejor Película de Animación en 2014, representa el culmen de su búsqueda por nuevas formas de narrar historias a través del cine de animación.
Un reconocimiento póstumo
Además de sus contribuciones al cine japonés, Takahata dejó una huella profunda en la animación mundial. Su última película como productor fue La tortuga roja (2016), dirigida por el realizador belga Michaël Dudok de Wit, marcando un hito como la primera producción de Studio Ghibli dirigida por un cineasta no japonés.
La exposición sobre su vida y obra permanecerá abierta hasta el 15 de septiembre en Azabudai Hills, permitiendo a los visitantes revivir su extraordinaria carrera. Para su hijo Kosuke, este evento también tiene un valor histórico, ya que se da en un contexto de reflexión sobre los 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, un periodo que influyó fuertemente en la obra de su padre.
El legado de Isao Takahata sigue vivo, no solo en las películas que dejó, sino también en esta exposición que rinde tributo a su genialidad, su visión única del mundo y su capacidad para emocionar a todas las generaciones.
Con información de EFE.