Escenario

Una versión renovada del clásico de Mijares se convierte en el punto de encuentro entre el synth-pop, la memoria colectiva y una entrañable amistad artística

Mauricio More y Enrique Montaño reinventan “Bella” desde la nostalgia ochentera

Mauricio More y Enrique Montaño
Mauricio More y Enrique Montaño nos presentan "Bella" Foto: Cortesía

La música, como toda manifestación artística profunda, se reinventa con cada generación. Pero hay canciones que trascienden su tiempo y se convierten en patrimonio emocional colectivo. “Bella”, el clásico inmortalizado por Mijares en los años 80, es una de ellas. Hoy, una nueva versión llega a darle un aire fresco sin perder su esencia, gracias a la sensibilidad y la visión creativa de Mauricio More, productor y artista visual, y Enrique Montaño, actor y cantante, actual protagonista de la obra Mentiras en el Teatro Aldama.

Lo que comenzó como un intercambio casual entre amigos —Mauricio asistiendo a las funciones de Enrique, quien en escena interpreta Bella— terminó siendo una propuesta artística de gran carga emotiva. La iniciativa surgió desde la admiración y el afecto mutuo. “Cada vez que lo escuchaba cantar esa canción en la obra, sentía algo muy fuerte. Un día simplemente le propuse hacer nuestra propia versión, desde lo que somos, desde lo que sentimos”, relata More.

El resultado no es un simple cover, sino una reinterpretación con identidad propia. Mauricio, conocido por su inclinación hacia el sonido oscuro, melódico y atmosférico de los sintetizadores analógicos, plantea una versión Dark Synth Pop: un estilo que reimagina los 80 desde una óptica más inmersiva, profunda y contemporánea. A ese universo sonoro se suma la voz de Montaño, con una interpretación poderosa y emocional, que da nueva vida a un tema que ya forma parte de su historia personal.

La colaboración entre ambos artistas es significativa también por el contexto que la rodea. Enrique Montaño no solo brilla noche tras noche en Mentiras, una de las obras musicales más importantes en la cartelera mexicana, sino que recientemente fue parte del elenco de la serie de Netflix Yo no soy Mendoza, donde interpretó al entrañable personaje de Moncho. Su crecimiento escénico y actoral ha sido constante, pero este proyecto marca su primer paso formal como intérprete en una grabación profesional.

Por su parte, Mauricio More ha consolidado un perfil artístico como productor y compositor con una propuesta estética clara: sonidos envolventes, texturas electrónicas y un profundo respeto por el arte de contar historias a través de la música. En Bella, su trabajo brilla con elegancia. Cada sintetizador, cada cambio de ritmo, cada transición está al servicio de una narrativa emocional que conecta con la nostalgia sin caer en la imitación.

La canción, que se lanza oficialmente el próximo 30 de junio en todas las plataformas digitales, fue acompañada por una sesión de fotos a cargo del fotógrafo francés Julien Robillard, quien logró capturar, bajo una lluvia inesperada, la esencia visual de este viaje sonoro. Las imágenes —cargadas de estética ochentera, luces suaves y complicidad— serán parte del arte del sencillo y reflejan, como la música, una mezcla de memoria, afecto y vanguardia.

Pero más allá del ejercicio estético, Bella es también una declaración ética. Ambos artistas coinciden en que querían hacer una canción que hablara de amor, pero desde un lugar que hoy parece urgente: “Queríamos dignificar el amor, dignificar a la mujer, hacer música que no ofenda, que no utilice el lenguaje como arma sino como puente”, comparte Montaño. “En estos tiempos donde tanto contenido degrada lo más íntimo, nosotros quisimos ir en sentido contrario”, agrega More.

La intención es clara: usar el arte para recordar que el romanticismo, la ternura y el respeto siguen teniendo un lugar importante en la cultura contemporánea. Y hacerlo con una canción que tantos mexicanos llevan en el corazón, representa un gesto de profunda sensibilidad.

Ambos artistas expresan también su admiración por Mijares, figura emblemática de la música pop mexicana. “Esta canción no existiría sin él. Nos encantaría que la escuchara y nos compartiera su opinión. La hicimos desde el respeto absoluto y el amor por su legado”, dice More.

Bella llega como una pieza que conecta generaciones. Una versión que, sin pretender reemplazar la original, abre un nuevo espacio de interpretación. En una industria donde lo desechable suele dominar, esta apuesta por el arte atemporal, la elegancia sonora y la emoción verdadera es un recordatorio de que todavía hay lugar para la belleza profunda.

Y si una canción puede acompañar a alguien en una tarde melancólica, en una cita especial o simplemente alegrar el día, su misión ya está cumplida.

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