
El K-pop ha sido impulsado como un fenómeno de entretenimiento a nivel mundial que ha permitido al gobierno de Corea del Sur acrecentar su economía gracias al impulso que da a sectores como el turismo, comercio, educación y salud.
Según datos del Hyundai Research Institute, solo en 2018, BTS, que ha sido considerada por la revista Rolling Stone, actualmente como la banda más grande del mundo, fue responsable de contribuir con el 1.7% del total de la exportación total de bienes de consumo de Corea, que fue equivalente a 1.1 mil millones de dólares.
Las estrellas de K-pop en su país se han convertido en un símbolo de orgullo nacional y modelo a seguir en la sociedad, equivalente a lo que representan los deportistas olímpicos, por la difusión que realizan de su nación alrededor del mundo, ya que responden a la relevancia que tiene los valores nacionalistas en la sociedad surcoreana.
Luego de que el siglo pasado, Corea se viera azotado por crisis sociales, invasiones y guerras que dividieron al país y dejaron a las fracciones al borde de la ruina económica, los coreanos se aferraron al sistema de trabajo basado en la disciplina, el sacrificio y la buena reputación para sacar a su país adelante.
Aunque la estrategia social funcionó, pues la economía de Corea del Sur ha logrado repuntar a nivel mundial, esto ha traído consigo catastróficas consecuencias principalmente en las generaciones jóvenes ya que es uno de los países con el mayor índice de suicidios.
Este fenómeno difícilmente ha pasado desapercibido mediáticamente, ya que, aunque el gobierno no ha emprendido medidas concretas para mitigar el problema, este ha azotado a la esfera que mantiene al país en el ojo del mundo: los ídolos surcoreanos.
En los últimos 10 años, la industria del K-Pop se ha visto sacudida por 7 pérdidas de iconos cuyo trabajo contribuyó a catapultar a Corea a la cima del mundo del entretenimiento.
Se trata de cantantes, actrices y actores que desde la preadolescencia dedicaron sus capacidades físicas y mentales a adquirir habilidades como canto, baile, modelaje, conducción de televisión, y actuación, a quienes la sociedad -aunado al gobierno- les exige no solo realizar un trabajo escénico impecable, si no que además, en su vida personal también presentar un comportamiento impecable, y cuando esto no sucede, una ola de ataques mediáticos incesantes se encarga de castigarlos llevándolos a tomar desiciones trágicas.
La presión del éxito
Los ídolos deben mantener una imagen que aluda la perfección en todo momento, ya que se encuentran bajo una hiperexposición en la que fans, anti fans, y medios de comunicación vigilan el manejo de cada éxito o fracaso, generando una carga emocional sobre ellos que deriva en trastornos mentales como depresión y ansiedad.
Los casos de Kim Jong-hyun y Moon Bin son ejemplos de pérdidas de vida por este efecto; ambos eran miembros de agrupaciones famosas como Shinee y Astro, con carreras marcadas por tener reconocimiento y respeto dentro de la industria; los dos jóvenes, se quitaron la vida a los 27 y 25 años, respectivamente en 2017 y 2023.

Ambos fueron encontrados en sus domicilios por gente cercana quienes llamaron a los servicios de emergencia con la intención de revertir los daños.
Según los reportes difundidos por medios coreanos, ambas estrellas enfrentaron una larga lucha contra la depresión que incluso era conocida por su público más cercano, ocasionada por la presión de construir una carrera exitosa donde no cupiera oportunidad para el fracaso.
Acoso mediático
Parte del comportamiento impecable que deben tener las celebridades coreanas, es completamente intolerante con el manejo de sustancias ilícitas en el país, esto incluye drogas como la marihuana.
Lee Sun-kyun, actor reconocido por participar en la aclamada cinta Parásitos -que como pocas veces había sucedido, abrió un amplio panorama para el cine coreano en Hollywood- fue encontrado sin vida dentro de su coche en diciembre de 2023, cuando enfrentaba una investigación policial por supuesto consumo de marihuana.
Cuando el caso se dio a conocer a los medios de comunicación, Lee enfrentó una serie de críticas y acoso que lo criticaban por ser un mal ejemplo para la sociedad. Muchos de los comentarios que recibía estaban dotados de malicia que el actor no pudo soportar.
La artista multifacética Sulli, fue hallada sin vida a los 25 años en 2019, luego de recibir una serie de duras críticas por realizar una escena sexual en una película, acto que fue severamente atacado por los internautas al atribuirle adjetivos despectivos respecto a lo que podía o no podía hacer con su cuerpo como una actriz profesional.

Como una forma de protesta para enfrentar estas críticas, Sulli, comenzó a postear imágenes con frases sobre la reivindicación corporal en sus redes sociales, sin embargo, la situación, lejos de mejorar terminó con la vida de la artista.
Violencia de género
Go Hara y Kim Sae-ron, son quizá los casos más controvertidos por los diferentes tipos de violencia que tuvieron que enfrentar las reconocidas estrellas derivado de las relaciones afectivas que sostuvieron.
El prototipo de los dos casos es parecido: se relacionaron afectivamente con un hombre que ejerció violencia sexual, afectiva, psicológica y economía sobre ellas hasta el punto de afectar negativamente sus carreras artísticas.
El impacto en el caso Kim Sae-ron fue que, debido a su talento como actriz infantil, el público la vio crecer y evolucionar de una niña tierna a una mujer que perdió la vida en uno de los mayores escándalos dentro de las industria a la corta edad de 24 años.
Go Hara, a pesar de lo trágico de su partida a los 28 años, inspiró la llamada “Ley Go Hara”, una iniciativa luchada por su hermano en homenaje a la lucha contra sus progenitores, quienes nunca se hicieron cargo de ellos pero aun así, buscaban beneficiarse de la herencia de la cantante cuando falleció; este ley priva del derecho de los padres a heredar los bienes de sus hijos si incumplieron con sus deberes de cuidado y de crianza como tutores legales, o cometieron delitos como abuso.

Estos 7 casos, además de presentar graves similitudes, encienden las alarmas de lo que sucede en la sociedad coreana en temas de salud mental y violencia, ya que son problemas que han escalado a niveles que el gobierno no puede esconder más y que exigen soluciones urgentes.