Escenario

El cine mexicano visita la Independencia

CORTE Y QUEDA CLASSICS. Retratar de forma correcta la lucha de la independencia en el cine mexicano, la etapa de la revolución y otros momentos históricos importantes, es algo que le falta al cine nacional

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Fotograma de 'Hidalgo: La historia jamás contada'.

Fotograma de 'Hidalgo: La historia jamás contada'.

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Dentro del cine mexicano hay una categoría que es una asignatura pendiente, la del cine histórico, pareciera que cada vez algún realizador decide narrar un hecho del pasado todo se convierte en una película de estampitas escolares, de tonos solemnes y actuaciones acartonadas y de piedra, afortunadamente hay excepciones, y ahora, en esta semana de días patrios, nos dejaremos guiar por el espíritu y haremos un repaso por aquellas que buscaron recrear la lucha de la independencia de México.

El Grito de Dolores (La Independencia de México), dirigida por Felipe de Jesús Haro en 1907 es un trabajo dividido en siete actos (Denuncia de la conspiración, El aviso de la Corregidora, En camino a Dolores, ¡Somos perdidos!, El grito, En marcha y Apoteosis) que buscan recrear los momentos más importantes del inicio de la lucha por la independencia, como curiosidad la cinta, si bien muda, en realidad era presentada con actores detrás de la pantalla que daban la voz a los personajes en momentos específicos.

Este mediometraje de escasos treinta minutos se encuentra casi desaparecido, sólo le sobreviven algunos fragmentos, algunos de ellos forman parte de la cinta Memorias de un mexicano, de Carmen Toscano. La cinta parece una adaptación de la obra teatral homónima de Juan Manuel Losada, pero es imposible poder determinar la autenticidad de la información.

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En 1934, Miguel Contreras Torres, realizaría, ¡Viva México! (El Grito de Dolores), la cual presenta los sucesos de una forma demasiado idealizada, consolidando la figura de Miguel Hidalgo como un precursor libertador latinoamericano, película que, si bien tuvo una gran recepción por el público y la prensa reseñista anónima de esos años, gente como Gustavo Sáenz de Sicilia, reconocido crítico mexicano de la época, señalaba todos los anacronismos y errores técnicos de la misma.

Julio Bracho dirigiría en 1942, La virgen que forjó una patria, basada en un argumento de René Casitrán, quien no ocultaba sus simpatías con la derecha y que aprovecha la gesta histórica para resaltar el mito de la virgen de Guadalupe, justificando el uso hizo de ella Miguel Hidalgo en el estandarte que utilizó cuando dio el famoso grito de independencia. La película da un viaje por la historia de México para buscar dar contexto del por qué se dio el movimiento. La película tiene la gran ventaja de tener un director en plenitud y que dotó a la cinta de grandes momentos y fuerza.

Un año después, en 1943, Contreras Torres regresaría al cine de la independencia con un ángulo distinto al narrar en El Padre Morelos y El Rayo del Sur la lucha desde el punto de vista de José María Morelos y Pavón, el llamado Siervo de la Nación, un ambicioso proyecto que lleva al espectador a conocerle de una forma más humana que la plasmada en los libros, sin ocultar a su hijo y otros detalles de su vida personal. Si bien sufre de las cosas habituales del cine del director, un ritmo torpe por momentos y sentimentalismo ramplón, se vería beneficiado por la presencia de Domingo Soler, quien le daría vida de forma total al héroe.

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La siguiente cinta importante sobre la independencia es Mina. Sueños de libertad dirigida por el español Antonio Eceiza, una coproducción México-Cuba, la cual narra la vida del soldado Francisco Xavier Mina, quien tras luchar y fracasar contra las fuerzas del rey de España Fernando VII, llega a Inglaterra, donde conoce a Fray Servando Teresa de Mier, quien buscaba aliados para apoyar la lucha de los insurgentes en la Nueva España, uniéndose a la causa y llegando al país, donde formó parte del ejército se oponía al dominio español. La cinta es una de las mejores que se han hecho sobre la segunda etapa de la guerra de independencia mexicana.

En años recientes ha habido intentos interesantes para abordar la independencia, primero con Hidalgo: La historia jamás contada de Antonio Serrano en 2010, donde Demian Bichir da vida al cura Hidalgo, buscando desmitificar la imagen edulcorada e idealizada del primer líder de la independencia, una película que hace hincapié en la figura bohemia del sacerdote, revelando sus amores y pasiones, tanto físicas como intelectuales. Dos años después haría lo mismo con Morelos, en esta ocasión el director no buscaría romper la imagen del héroe de la independencia como lo hiciera con Hidalgo, pero donde nos entrega grandes momentos de la lucha armada, como pocas veces hemos visto en películas históricas nacionales.

Y para cerrar es imposible no mencionar Héroes verdaderos cinta animada de Carlos Kuri, lanzada en el bicentenario del inicio de la lucha por la independencia, en 2010, y donde seguimos a cinco jóvenes (un criollo, tres indígenas y un mestizo) quienes se involucran en la lucha por conseguir la independencia del país.

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Retratar de forma correcta la lucha de la independencia en el cine mexicano, la etapa de la revolución y otros momentos históricos importantes, es algo que le falta al cine nacional, con las limitaciones de presupuesto y luchas que vive el cine hoy en día, suena utópico el que pronto tengamos una que de verdad se convierta en la cinta definitiva sobre esos temas.