Escenario

‘Comunión con el diablo’, un lamentable intento por hacer cine de terror

CORTE Y QUEDA. El nuevo filme de Víctor García llegó este fin de semana a las salas de cine nacionales como una apuesta para los amantes del miedo pero no es más que un filme genérico

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Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

Una de las propuestas de terror para ver este fin de semana en una sala de cine, es Comunión con el diablo o La niña de la comunión; una cinta española dirigida por Víctor García y que nos sitúa en la España de los ochentas, donde seguiremos la historia de Sara, una joven que se ve envuelta en una maldición al haber encontrado una muñeca que pertenecía a una niña desaparecida.

Es bien sabido que el género del terror vive tiempos complicados. Si bien desde siempre ha sido uno de los géneros más explotados por las grandes empresas -pues vende muchísimo más que un drama-, en el nuevo milenio ha sido demasiado. Cada siete o quince días podemos encontrar una nueva cinta que lleve por título “diablo”, “exorcismo”, “muñeca”, “maldito”, etc., estrenarse en las salas de cine. Y es que no por nada es el género que más taquilla obtiene en países como México.

Es por eso que directores como Jordan Peele, Ari Aster o Robert Eggers, han sido una bocanada de aire fresco para el género, entregando productos autorales sin despegarse del terror. Al contrario, utilizándolo únicamente como un medio para contarnos un drama (en la mayoría de los casos).

Lamentablemente para el espectador que buscaba una cinta de terror para ver esta semana, Comunión con el diablo no tiene nada qué ofrecer.

Víctor García y Guillem Clua, su guionista, se limitan a entregarnos un producto lleno de clichés, con ningún tipo de propuesta, y que se vale únicamente de los jumpscares -que tampoco están ni justificados ni bien realizados-. Se nota que esta es una cinta de estudio hecha con el único fin de acaparar pantallas en los cines.

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Pésima iluminación, olvidándose completamente de las “reglas” básicas de la composición de la fotografía, donde en una toma la iluminación es tenue y en la otra no, a pesar de que sigue siendo la misma escena y la misma posición del personaje; personajes escritos con el objetivo de generar repulsión en el espectador y de esa manera no molestarse cuando mueran, pues son los “malos malotes”; y también cómo olvidarnos de ese tercer acto lleno de conveniencias, giros inesperados muy poco justificados, y que sólo están puestos ahí para intentar -que no lo logran- generar espectacularidad en sus imágenes y poner a disposición una segunda entrega.

Es una verdadera lástima que la película sea todo lo que está mal en el género, pues durante el primer acto, aproximadamente en los primeros treinta minutos, se notaba que la película podía ir por otro lado. En un principio no hay muñeca, no hay personajes desagradables, y sólo nos están conduciendo por el punk-rock pueblo en la provincia de Tarragona a finales de los ochenta.

Sí, seguíamos teniendo la pésima iluminación ahora en un club nocturno y después en medio del bosque, pero es que al menos parecían intentar darle un mínimo de cuerpo y estructura a su historia. Situarnos en un contexto cuanto menos. Lamentablemente eso queda sólo en un intento fallido pues poco o nada es reutilizado en un futuro todos los pequeños elementos que se nos presentaban.

En definitiva, Comunión con el diablo es una genérica película de terror más que están estrenadas en cines para llenar la agenda de las salas con el género; una cinta que no intenta ni busca arriesgarse en lo más mínimo, pero que ni siquiera en lo más básico y ya establecido logra funcionar.