Escenario

‘Ferrari’, más Driver que Enzo

CORTE Y QUEDA. El reciente filme del realizador estadounidense Michael Mann dedicado a la una parte de la vida del piloto y empresario italiano Enzo Ferrari, tiene altibajos y una sensación inexplicable de que “faltó algo

cine

Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Especial

Michael Mann es un artesano que nos ha dado muy buenos momentos en pantalla gracias a películas como Fuego contra fuego (1995), El último de los mohicanos (1992), El informante (1999) y la insuperable primera adaptación al cine de la novela relacionada a Hannibal Lecter Dragón rojo del escritor Thomas Harris llamada Manhunt (1986) solo por mencionar una mínima muestra de su prolífica y mayormente estable filmografía.

Es lento

Pero parece que con su nueva película Ferrari (2023) Mann se contagió del mismo virus que afectó el razonamiento fílmico de Ridley Scott y su Napoleón (2023).

A ver, quiero dejar claro esto: La biografía de Enzo está muy bien adaptada a la pantalla gracias al meticuloso trabajo de los guionistas Troy Kennedy Martin y Brock Yates quienes bordaron las personalidades tanto del constructor como de su esposa Laura y todas las contrariedades que giraron alrededor de estos pilares de la empresa de autos. El periodo de la vida de la pareja, así como el contexto histórico y social de una Italia de mediados del Siglo XX que estaba saliendo a paso firme de una Segunda Gran Guerra, es asombrosamente firme y muy bien documentado.

Sin embargo, y trataré de explicarlo de la mejor manera posible, la película deja una sensación inexplicable de que “faltó algo”; de que algunas piezas de la película no terminaron de engranar a la perfección dando como resultado una película que por ritmo y secuencias innecesariamente largas se transformaron en un melodrama que, para colmo, no fue contada con el balance necesario para que la cinta fluyera de forma emocionante a los ojos del espectador. Sobre todo siendo la biografía de uno de los más importantes constructores de autos de carreras del mundo del tiempo moderno. Es en este punto donde la película avanza por un camino de muchos baches e irregularidades.

Lee también

Penélope Cruz: “Laura Ferrari era una mujer muy deprimida y no hubo compasión con ella”

EFE/ Alicia G. Arribas en Madrid
La actriz Penélope Cruz.

Lo anterior da como resultado un ritmo irregular que por varios momentos no encuentra un punto de equilibrio entre el drama familiar mezclado con la muy cercana a la quiebra en la que se encontraba la Ferrari a mediados de la década de los cincuenta y la pasión del conductor e ingeniero por la velocidad a toda prueba que buscaba incansablemente en sus autos y pilotos.

Dos objetos no pueden ocupar el mismo punto en el espacio

Lo rescatable y sumamente agradecible de lo que escribí antes es que, en el primer caso, casi toda la responsabilidad en escena recae sobre los hermosos hombros de una siempre confiable Penélope Cruz a la que estos papeles de matrona marchosa e imbatible siempre le vienen que ni hecho a mano. Verla interpretar mujeres fuertes como el caso de Laura Ferrari, el segundo poderoso pilar que sostenía la empresa automotriz, es un placer para el espectador.

Y en el segundo caso me refiero a la interpretación de Adam Driver como Enzo Ferrari que, si bien es cierto, resulta en general bien lograda, ya le está ocurriendo lo que a muchos otros actores antes que él y es que, si no elige bien sus siguientes papeles va a caer de forma irremediable en el cómodo vicio de reciclarse a sí mismo y que en esta película, dando vida a una persona de claroscuros como lo fue Enzo, hubo secuencias donde el actor tomó el lugar del personaje dejándonos entrever que no tuvo una dirección rigurosa por parte de Mann. Es decir, recurrió a sus mismas taras y clichés interpretativos que le hemos visto en el paso del tiempo al menos desde que fue Kylo Ren en la última trilogía de Star Wars. Bueno, tal vez no siempre porque de pronto ha tenido a directores que lo han manejado en el personaje, eliminando en pantalla a Adam Driver pero sí en varias ocasiones. Y por desgracia esta es una más de esa lista.

Lee también

Michael Mann defiende su “melodrama operístico” sobre la vida de Enzo Ferrari

EFE/Magdalena Tsanis en Venecia
El cineasta Michael Mann.

Si te subes a uno de mis autos

Afortunadamente para todos nosotros, Mann literalmente mete segunda recuperando el tiempo perdido para acelerar el ritmo de la película.

En este segundo acto el director nos da una impecable narrativa, propia de mucho de su filmografía, a partir del momentum que tiene que ver con la participación de la Ferrari en la XXIV Carrera de la Mille Miglia donde corrían, entre otras escuderías, contra sus rivales naturales, los boloñeses de la Maserati. Un continuo ir y venir de secuencias donde el ritmo es el aditivo que potencia la fotografía para acompañar mediante todos los movimientos de cámara conocidos en el “manual mundial del cineasta novato” para lograr emocionantes y audaces escenas que se complementan impecablemente con una edición a prueba de fallas y colocarnos a discreción del director, como conductores, copilotos o público en primera fila en la pista de carreras.

Acertado también la forma en la que se manejó la historia del piloto Alonso de Portago y su pareja en ese momento, la actriz nacida en Tamaulipas México Linda Christian - hermana de Ariadne Welter, mejor conocida como Marta en la joya El vampiro (1957) – que lejos de tener una presencia meramente ornamental, fue representada de forma digna justo antes del trágico accidente en el último tramo del Gidizolo hacia la meta de Brescia. Una recreación casi documental de ese momento que inicia desde el conocido “beso de la muerte” hasta la tragedia del 12 mayo.

De hecho, toda esa secuencia, que se puede ver desde el primer tráiler que salió de la película, resulta de un hiperrealismo muy cercano a la incomodidad del espectador sensible por lo sobradamente visual, aunque creo que, por otro lado, puede ser un agasajo visual para todos aquellos que gustan pararse en la carretera a ver accidentados o quedarse horas embobados con las fotografías de El Gráfico. Como sea, más vale que vayan preparados para que no los tome por sorpresa y mejor que me digan “exagerado” a “Me hubieras dicho”.

Te subes para ganar

En resumen: Ferrari de Michael Mann es una película que, si la aguantas durante todo el soporífero primer acto, tu cinefilia se verá gratamente recompensada con un final a la altura de tus expectativas porque ese cierre casi, como dije antes, documental de lo que ocurrió después del accidente de Alonso de Portago, fue el punto de quiebra en la vida real de Enzo y el renacer de la Ferrari como una de las legendarias y más importantes escuderías a nivel mundial desde los inicios del Siglo XX hasta la fecha.