Escenario

“México tiene una resiliencia infinita para bien y para mal; tenemos la capacidad de resistir en un pozo sin fondo”: Natalia López

La cineasta mexicana ganó hace unos días el Oso de Plata del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Berlín con una historia que une a tres mujeres ligadas al tema de desapariciones en el país>

La actriz española Penélope Cruz gana el Oso de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Berlín
Natalia López posa con su Oso de Plata tras la ceremonia de premiación de la Berlinale. Natalia López posa con su Oso de Plata tras la ceremonia de premiación de la Berlinale. (EFE/Andreas Rentz)

La cineasta Natalia López Gallardo, nacida en Bolivia con nacionalidad mexicana, debutó hace unos días con éxito como directora en Manto de gemas, el filme que se llevó el Oso de Plata del Jurado de la Berlinale, sin embargo, lleva más de 15 años inmersa en la industria fílmica profesionalmente.

Conocida principalmente como editora de los filmes de su marido Carlos Reygadas (Luz silenciosa, 2007, y Post tenebras lux, 2012), así como de Heli (2013), de Amat Escalante, y Jauja (2014), de Lisandro Alonso; además de destacar como productora en la misma Heli y como actriz en Nuestro tiempo (2018), de Reygadas, toma su experiencia para llevar a la pantalla grande un desolado y esperanzador filme que nace de su contacto con las personas de su comunidad.

“He vivido en el campo mexicano durante una década y media y he sido testigo del progresivo colapso del tejido social. Tengo dos hijos y me imagino, medio soñando, a través de la niebla, la vida cotidiana de los padres con hijos asesinados o desaparecidos, lo cual es suficiente para traerme la más oscura de las tristezas”, dijo antes de llegar a la Berlinale.

Particularmente quedó intrigada por la manera en que la cotidianidad está viciada por el miedo del crimen organizado: “Pasé un año en el proceso de casting hablando con gente del pueblo donde vivo. Conocí a una familia que, en el pasado, había secuestrado a un hombre y lo mantuvo en su propia casa. Mientras tanto, el padre se dedicaba a su trabajo como taxista y amaba a sus hijos. Los niños seguían yendo a la escuela, su madre trabajaba duro en casa... la vida continuaba”, dijo.

“Uno de los chicos, de 16 años, coqueteaba con el mundo criminal. Pero también le gustaba bailar y ayudaba a su madre en cada tarea. La familia era generosa con sus vecinos, jugaba fútbol con la comunidad y asistía a fiestas. La bondad de corazón parecía ser su cualidad central. Necesitaban más dinero, me dijeron. México es como un Dios con muchas caras y la misma cantidad de contradicciones”, añadió.

El filme nos relata lo siguiente: En pleno proceso de divorcio, Isabel se instala en el campo donde descubre que su ayudante María tiene una hermana desaparecida. Isabel le ofrece su ayuda para encontrarla y el destino de ambas queda entrelazado. Mientras tanto la comandante de policía, Roberta, quiere rescatar a su hijo de los bajos fondos del crimen. Ahí se cruzará por azar con las dos indagadoras. Tres caminos se unen en un mundo de confusión y abandono donde, a pesar de todo, no muere el ánimo de rebelarse ante el infortunio.

“Esta película trata sobre lo que llevamos dentro después de años y años de acumular, en nuestra mente y en nuestros sueños, infinitas imágenes de tortura. Mapas de fosas clandestinas, rostros de desaparecidos, homicidios de hombres y mujeres por igual. Mi deseo es reflejar esta herida espiritual y su dimensión psicológica, que no se ve”, comentó.

“Veo esta película como un collage que revela un universo de personajes que, sin saberlo, contribuyen, como víctimas o perpetradores activos, a este ciclo de villanía. Esto está arraigado en su dinámica social, una parte de su realidad diaria. Las tres protagonistas femeninas manifiestan esta acumulación inconsciente de impotencia, miedo o culpa. Vienen de universos diferentes, pero sus caminos están unidos por una mujer desaparecida”, dijo.

Su filme espera su estreno en México a mediados de año y es protagonizado por la actriz Nailea Norvind, así como actores no profesionales como Antonia Olivares, Aida Roa, Juan Daniel García, Sherlyn Zavala, Balam Toledo y Mónica Poggio. Fernanda de la Peza y Joaquín del Paso fungen como productores.

En Crónica Escenario conversamos con la cineasta días después de haber obtenido el Oso de Plata en la Berlinale.

¿Cómo es que defines la historia que quieres contar y por qué te enfocas en estas tres perspectivas femeninas en específico?

La película nació en el momento de la investigación al hablar con la gente. Recorrí mucho el estado de Morelos, que es el estado donde vivo y conozco. Me gusta mucho manejar y eso me llevó a hablar con mucha gente en ese proceso. Todos ellos muy generosos, creo que es algo que caracteriza a los mexicanos junto con su solidaridad. Todo mundo me compartió sus historias y lo que noté, más allá de las experiencias ligadas al narcotráfico, la violencia o los desaparecidos, había una especie de dolor interior que todos estaban conscientes que iba a ser muy difícil de borrar, que era algo que los había marcado; de alguna manera era algo que ya se iba a quedar ahí con ellos. 

Ahí se dio el momento en el que me di cuenta de que tenía ganas de mostrar eso que es tan difícil de ver porque era algo abstracto y lo que intenté fue construir la película para poder enseñar eso y no una película que contenga una denuncia concreta, ya sea política o social, ni una propuesta de cómo transformar la situación, ni un análisis de un problema que es tan complejo, sino crear una experiencia para poder percibir esa herida que vi.

Me llama la atención que en México muchas de las películas que alcanzan reconocimiento internacional parten del dolor, ¿qué piensas sobre esto? ¿crees que el dolor es parte de nuestra identidad?

Hablando con una periodista mexicana me dijo que había leído un libro de un autor francés que describía a muchos países a través de un verbo y dijo que el verbo para México es “resistir”. Creo que es un país con una resiliencia infinita para bien y para mal porque no nos volcamos en contra de las cosas desde nuestra individualidad sino que, de alguna manera, tenemos la capacidad de resistir y seguir resistiendo en un pozo sin fondo.

Efectivamente nos identificamos con el dolor, es un tema muy amplio y complicado, complejo e interesantísimo, de todos los país latinoamericanos y de México especialmente porque es un país con muchísimas capas, no es una realidad fácil de describir, es un país con muchas facetas y ambigüedades y contradicciones. Para mí era muy importante hacer notar eso, mostrar algo que no se podía descifrar, quería mostrar una película que no es fácil de describir ni de poner un significado a las cosas, mucho menos de tener una solución. Para eso había que dar un paso atrás y ver con distancia para que se pueda percibir esto que es muy múltiple y diverso

Leyendo información de antes de que llegaran a Berlín, nos compartiste una historia sobre la familia de un taxista y la cercanía con un secuestro. Pienso en la gente cómo tiene su vida cotidiana inmersa en la violencia, pero aún en esta atmósfera de miedo hay un espacio para soñar, de eso hablaste al recibir el premio, ¿puedes profundizar en ese aspecto?

Creo que es lo más importante y son cosas que me voy dando cuenta en el momento en que la gente que ve la película me comparte su sensación. Es bien difícil. Uno construye una vasija y esa se llena con el interior de los demás y cada uno de ellos desde su subjetividad construye y liga la estructura de la vasija. Lo que me fui dando cuenta o fui pensando, la verdad es que no sé si de verdad está ahí, pero he pensado mucho en la construcción de la comunidad. En como lo que nos falta es un proyecto en común, en cuidar entre todos algo que nos pertenezca a todos.

Si todos pensáramos en que tenemos que arreglar nuestra calle o tuviéramos que tener una escuela que esté mantenida por todos y tengamos que tomar decisiones sobre ella creo que empezaría a sanarse la sociedad de alguna forma. Por ahí va mi idea del sueño. Que los chicos de segundo de primaria tengan algo que enseñarle a los de primero, y los de primero a los de kinder, y los de tercero a los de segundo y así sucesivamente hasta arriba, creo que esas es una buena forma de hacer que comience a nacer la empatía y el cuidado por el prójimo. Para hacer eso creo que todo debe partir de nosotros mismos, de nuestras propias acciones, porque en México está muy presente la idea de que alguien más tiene la responsabilidad de solucionar los problemas. Deberíamos de tomarla un poco más en nuestras manos

En una de las reseñas que te hicieron, hay una que me llamó la atención porque describe a Manto de gemas como “una desolación visual y psicológica”, eso nos adelanta un poco de tu estilo visualmente y tus intenciones como cineasta, ¿qué nos puedes decir de esta forma en la que cuentas la historia casi con mirada documental?

Percibo que la narrativa y la historia como la conocemos es un elemento más de todos los que usa el cine para transmitir. Esta película no está construida así y la narrativa no es el punto fundamental de la película. La narrativa es algo que se transmite a través de los otros elementos, por eso ha habido un cuidado especial por manejar los elementos cinematográficos como el encuadre, el movimiento de la cámara, la luz, la sombra, las palabras, las posiciones de las personas o el fuera de campo, para construir una experiencia sobre algo que me parecía abstracto y a lo que debíamos acercarnos un poco de lado, que no se puede ver de frente. La película en Berlín fue percibida mucho como una película que transmite desolación y abandono, como si fuera una pesadilla, pero también creo que es un filme que tiene luz, es una película de contrastes, que está sostenida en un cine que confía en la experiencia cinematográfica más que en la transmisión de una historia.

Me llama la atención que en tu discurso al recibir el Oso de Plata decías que en Alemania hay un sentido comunitario que México no tiene, y eso es muy evidente, pero ¿de qué manera podríamos llevar esa reflexión a lo que ocurre en el cine mexicano en el sentido de cómo nos obstaculizamos entre todos?

El tema de la comunidad me ha dado muchas vueltas últimamente y realmente no sé cómo desdoblarlo lo mejor posible, pero lo que sentí aquí (en Berlín), es la primera vez que vengo a Alemania porque no conocía, y estuve con un primo que vive aquí hace mucho tiempo y que conoce bien a la sociedad alemana y que ha estudiado la historia del país, sobre cómo se ha ido desenvolviendo y construyendo socialmente, me ha impactado mucho todo lo que me ha contado.

Sí veo grandes diferencias con nuestro país y creo que la tragedia más grande de nuestros países son las diferencias sociales, las brechas entre un grupo humano y otro, en Alemania se siente una situación más igualitaria, de poner al individuo en una situación más horizontal respecto a otros. Obviamente México tiene dimensiones más complejas que sociedades como la de Alemania, que de origen son más igualitarias o horizontales. México nació de un choque, de la contradicción, de un sincretismo, y al final eso es lo que lo enriquece, la diversidad de visiones y cosmogonías es lo que nos hace ser lo que somos, y no creo que haya que negarlo ni convertirnos en una sociedad como la de Alemania, es imposible porque nuestra naturaleza es otra.

Al final es un tema muy complejo y me siento bastante inútil para construir una propuesta pero creo que nosotros le tenemos que sacar brillo a lo que tenemos que es esa contradicción, y lo tenemos que hacer identificándonos y reflejándonos en los demás para crear lazos entre las personas; fijarnos en lo que hacemos como individuos, ahí está el cambio del sistema no en la superficialidad, se trata de transformar desde adentro, para llegar a eso también tenemos al cine.

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