Escenario

‘Nómadas de la 57’: Un retrato humano de los transportistas

ENTREVISTA. José María Castro y el galardonado Alberto Arnaut hablaron con Crónica Escenario de este documental que formó parte de la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Morelia

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Fotograma del filme.

Fotograma del filme.

Cortesía

Crónica Escenario tuvo el gusto de charlar con la dupla de directores, José María Castro y el galardonado Alberto Arnaut, quienes presentaron en la Competencia de Largometraje Documental del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) un retrato humano detrás de los transportistas con Nómadas de la 57. Esto fue lo que compartieron acerca de este interesante proyecto.

Nos llamó mucho la atención la vida nómada, lo que pasa en su camino y todas las dificultades que existen ahí pero a la vez todo lo que le da sentido a ello, además de las relaciones de amistad entre colegas, la pasión que tienen por manejar así como la importancia de su profesión para abastecer el mercado de las mercancías que se necesitan en el país. Es algo muy complejo pero que también ofrece muchas alegrías y nos gustó mucho esa ambivalencia sumado al factor de vivir siempre lejos de su familia y sus casas, de estar en constante movimiento”, expresó José María acerca de cómo nació la idea para este proyecto.

En un primer momento, quisimos encontrar a varios transportistas que ofrecieran una narrativa más coral para subirnos a diversos tráilers pero nos dimos cuenta que era muy complicado agendar con ellos debido a que siempre andan en la carretera y llevan una vida que es muy poco estructurada para los valores de una producción”, mencionó Alberto Arnaut, codirector del documental.

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Sin embargo, en las primeras grabaciones que tuvimos con Luz de Luna, nos percatamos de que tenía una historia de vida muy interesante que desconocíamos previo al rodaje de las que nos enteramos andando con ella en el camino, lo que la hizo crecer como protagonista. Pero realmente no queríamos renunciar al objetivo primario de nuestra película que era mostrar la vida de los camioneros, por ello también le damos voz a estas otras personas que habitan y trabajan alrededor de todas estas carreteras. Por eso el énfasis en los nómadas”, complementó el realizador.

Además creímos que la visión de ella se sumaba muy bien a la de sus compañeros de oficio, ella fue el dispositivo de entrada para ver lo que pasa en torno a ella y sus colegas de oficio”, apuntó Castro.

Parte del encanto de esta mirada particular al oficio de los transportistas reside en mostrar lo que forjan su identidad en el camino, como el uso de apodos. Al respecto de ello, José María explicó: “Eso forma parte del sumergirnos en su mundo, son los elementos que le dan sentido al estar ahí y que les permite desenvolverse de forma diferente a la que tienen en su lugar de origen o sus familias. Es como un nuevo bautizo que permite crear esas relaciones con los demás compañeros”.

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La otra parte interesante de los Nómadas de la 57 es la forma en que intentan romper los prejuicios existentes en la sociedad acerca de estos trabajadores. “Captar el lado humano de los camioneros fue sencillo pues es algo que emanan con bastante soltura. Logramos tener con ellos una gran empatía. Además, no creo que haya que hacer gran cosa para descubrir un mundo diferente al que se percibe en el país acerca de los camioneros, que definitivamente son víctimas de una estigmatización muy fuerte por parte de la sociedad”, reflexionó Arnaut.

Eso era parte de lo que queríamos lograr con este documental, salirnos de esos estigmas para tratar de complejizar un poco más el panorama y saber las complicaciones que tienen al momento de enfrentarse a la carretera, las cuestiones propias de la explotación laboral u otro tipo de violencias como la inseguridad en el país”, añadió Alberto.

Podemos apreciar que detrás de cada tráiler hay una vida e historia que alguien vive para poder llevar las mercancías necesarias a donde las necesiten. Era importante darles voz porque sentimos que los camioneros se sienten ignorados en cuanto al lugar que tienen en nuestra economía”, acotó Contreras.

Ese compromiso clave fue algo que sobresalió más en los tiempos de pandemia: “Ellos no pararon nunca, incluso en los tiempos más duros donde todos estábamos encerrados pero eso parece que lo olvidamos ya. La estigmatización les duele porque no sólo queda en ello, sino que no se les reconoce esta labor que es tan necesaria para nuestra forma de vida presente”, aseveró José María.

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Pero la vida de los transportistas no sería nada sin las paradas de descanso y la gente que conocen en ellas, otra parte del espectro que ratifica el lado humano de estos Nómadas de la 57. “Era muy importante mostrar la importancia de estas cachimbas, restaurantes y lugares donde descansan, comen, sociabilizan y reciben afecto. Paradójicamente, uno piensa en este universo de los camioneros y creemos que es completamente masculino pero no, sino que hay otro mundo donde las trabajadoras de esos lugares los atienden. Para los transportistas son lugares de suma importancia y es en ellos donde tienen que consumir estupefacientes que, lamentablemente, en nuestro país y por las condiciones laborales, aparecen como una herramienta más de trabajo para ellos”, afirmó duramente Contreras.

Queríamos poner el foco en esos temas también, en las empresas que los obligan a trabajar más de tres días seguidos sin dormir, a las autoridades y la poca legislación que hay acerca de las horas de manejo. Existe un ecosistema que orilla a que los trabajadores tomen este tipo de decisiones. Esto orilla a que sea una de las profesiones más riesgosas del país, con más muertes y accidentes en el país”, adscribió el mismo documentalista.

Fue fundamental además lograr la confianza de estas trabajadoras de los restaurantes y cachimbas con quienes logramos tener un gran cariño y aprecio lo que causó que se comprometieran con el proyecto. Así, cuando los camioneros arribaban a estos espacios, la confianza que le tienen a ellas que fungen como una especie de familia sustituta, la trasladaban a nosotros. Por eso logramos que se expresaran libremente o que tuvieran pláticas que resultaron en la captura de instantes bastante íntimos”, indicó Alberto.

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Para los directores, uno de los retos más grandes a nivel producción en este documental fue prácticamente ponerse al lado del volante y darle vida a la experiencia de andar en el camino que ellos siempre tienen. “Las tomas nocturnas fueron complicadas. Hubo unas que grabamos en la sierra tamaulipeca a las 2 de la mañana que simplemente nos tocó y queríamos pasar de noche por una carretera que nos llamaba la atención. Ahí, gracias al esfuerzo de la producción, tuvimos como cinco camionetas de la Guardia Nacional y otras cuantas de la Estatal y Municipal acompañándonos. También tuvimos apoyo de las empresas que nos dieron facilidades para prestarnos sus transportes y realizar algunas de nuestras grabaciones”, confesó Arnaut.

“Luego nos fuimos dando cuenta que necesitábamos tener al menos dos cámaras, una que estuviera atenta al camino y otra a ella. Entonces tuvimos que ver cómo montar ambas y si bien la cabina de un tráiler es mucho más amplia de lo que nos imaginamos, afortunadamente nos acomodamos todos para lograr las tomas. Íbamos tres personas atrás, entonces fue un reto en cuanto a la forma de acomodarlo todos dentro y afuera, ni que decir de la cuestión de la seguridad o de las tomas desde la parte exterior del transporte”, agregó finalmente Alberto.