Escenario

PREMIOS ARIEL 64: ‘Cosas imposibles’. Un encuentro inesperado, una amistad impensable

ESPECIAL. A unos días de la ceremonia de premiación Crónica Escenario comparte detalles de todas las películas nominadas. El texto número 11 habla del nuevo trabajo de Ernesto Contreras, un especialista de las relaciones humanas

El filme cuenta con 10 nominaciones al Ariel. El filme cuenta con 10 nominaciones al Ariel. (NI LAS COSAS POSIBLES/Photo by Victor Mendiola / miron)

El texto número 11 de nuestra serie de especiales rumbo a la edición 64 de la entrega de los Premios Ariel nos habla del encuentro impensable entre dos personajes de generaciones completamente alejadas, pero con el toque del cineasta Ernesto Contreras, especialista en las sutilezas de las conexiones humanas: Cosas imposibles.

UNA HISTORIA SOBRE RECONOCER AL OTRO

Tras casi cuatro años ausente de la pantalla grande (con pandemia de por medio), Ernesto Contreras regresa con un filme escrito por la debutante Fanie Soto, en cuyos estelares reúne a dos actores de distintas generaciones.

Cosas imposibles se centra esencialmente en dos personajes. Por un lado tenemos a Matilde (Nora Velázquez), una mujer madura y viuda quien vive sola, acompañada únicamente de Fidel, su gato. Pero su vida es una especie de infierno, ya que se halla (literalmente) atormentada por el fantasma de su marido muerto, Porfirio (Salvador Garcini), quien todo el tiempo la agrede verbal y emocionalmente con frases y descalificaciones machistas y misóginas, destruyendo su autoestima e impidiéndole llevar una vida normal e independiente.

Por otro lado se encuentra Miguel (Benny Emmanuel), un joven quien en diversas formas de delincuencia ha hallado su modus vivendi, pero a pesar de pasar gran parte de su vida en la calle y haberse vuelto astuto para sobrevivir en ella, en el fondo es una persona sensible quien aspira, algún día; poder encontrar el modo de apartarse de todo eso, e irse a vivir a otra parte, empezar de nuevo y poder cumplir sus sueños.

Matilde y Miguel viven en la misma zona habitacional, y en esos ires y venires terminan por encontrarse. O mejor dicho, terminan por reconocerse, ya que a ambos los aqueja un mismo mal: la soledad. Poco a poco comienzan a acercarse para luego acompañarse e intentar paliar así un poco sus melancolías individuales. Y finalmente, se apoyarán mutuamente para tratar de sobrevivir tanto a una realidad la cual parece marginarlos, como a sus difíciles y oscuros pasados individuales. Y a consecuencia de esta interacción, se disparan una serie de circunstancias que a la postre les permitirá (no sin exigirles a cambio algo de fortaleza y voluntad) poder vislumbrar un mejor porvenir.

UN GUIÓN ESPECIAL

Cosas imposibles es guión de Fanie Soto, con él ganó el premio Matilde Landeta ¿como llegas a este guión y qué te interesa de él para filmarlo?

Durante mi periodo como presidente de la Academia Mexicana de Ciencias Cinematográficas me invitan a la premiación de la edición trece del concurso Matilde Landeta para guionistas y adaptadoras. El jurado habla del primer lugar y me encanta lo que dicen, ese día conozco a Fanie, guionista talentosísima de Guadalajara. Me cuenta que este guión no piensa dirigirlo, le dije que me interesaba leer la historia. Sentí que quería verla en pantalla y conocer a los personajes. Empezamos a hablar con los productores, vimos de qué forma podíamos levantar el proyecto y ese fue el origen de este viaje.

Esta respuesta la dio en una entrevista concedida al Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), sin embargo, en otro momento, también profundizó en el tema: “Posteriormente, en la recepción de la premiación conocí a Fanie Soto, una joven guionista de Guadalajara, a quien le pedí que me hablara de su guión. Me explicó que no iba a ser su ópera prima como directora, simplemente lo había escrito para ver quién quería dirigirla”, dijo.

“Me interesaba muchísimo conocer el guión, y cuando leí la historia descubrí que tenía que ver con los temas que me interesan; estaba contada de una forma espléndida, los personajes eran tremendamente humanos, y en términos de producción, era una película viable porque eran pocos personajes y locaciones. Fue decir: ¡este es el proyecto!”, recordó el director.

Sueles trabajar con tu hermano Carlos en los guiones, debe ser la primera vez que colaboras con alguien externo, ¿cómo fue la experiencia?

Trabajamos con un equipo pequeño: Alex Zuno, amigo muy querido y también director, mi asistente Omar Álvarez y Fanie. Comencé a leer el guión, a discutirlo, a apuntar aquello que todavía tenía la necesidad de ser más fuerte, más cinematográfico. Fue un mes de reuniones todas las tardes, hasta que llegamos a un tratamiento listo para los siguientes pasos. Fue un encuentro creativo padrísimo. Espero y estoy seguro que Cosas imposibles no será lo único que hagamos con Fanie.

Veo el tráiler y pienso que tus protagonistas van a tener un asunto romántico, pero no es así. Es una película sobre una amistad inusual, cómo se relaciona esta mujer de edad con este muchacho, aquí empieza lo interesante de tu historia.

Cosas imposibles tiene que ver con este encuentro inesperado, esta amistad impensable, fue lo que me encanto de la historia, la posibilidad de recordar la solidaridad, la generosidad, cómo un pequeño acto de bondad cambia las circunstancias y hace posible esta amistad. También creo interesante la posibilidad amorosa, hay algo por ahí que como espectador es inevitable que sospechemos. No sería imposible ni impensable, cuántas relaciones con diferencias de edades importantes son factibles y quién dice qué es normal y qué no, pero esa sería otra historia.

LA BÚSQUEDA DE LO LUMINOSO

Uno de los temas que apasiona a Contreras (y a la vez una de sus constantes estilísticas), es la exploración, desde un ángulo íntimo, de las relaciones humanas, su naturaleza y su complejidad, y cómo estas se manifiestan al interior de parejas conformadas por cuestiones del destino.

Cosas imposibles no es la excepción, solo que aquí añade la variante particular de 40 años de distancia generacional entre sus protagonistas, así como sus opuestas perspectivas de la vida. Y sin embargo, esa tristeza e incomunicación producto de sus respectivas soledades e historias de vida, es la fuerza gravitatoria que termina por atraerles, y les permite fomentar una amistad y complicidad especial, profunda y gratificante, aunque esté alimentada por el abandono y el dolor.

Además, el encuentro entre dos personas de edades tan distintas para Contreras era “la posibilidad de un encuentro impensable, un encuentro que yo no había visto en una película mexicana”.

“Me gustan mucho las historias, y he intentado que en mis películas, haya personajes que toman decisiones que se detonan a partir de un evento. Por ejemplo, en Párpados azules (2007), al final Marina Forlán, trabajadora de una tienda de uniformes que está tremendamente solitaria, y sólo se da cuenta de eso hasta el día en que gana el premio y se pregunta: ¿con quién voy al viaje? Ese momento la lleva a resolver su situación invitando a un desconocido”, detalló el cineasta.

“Pasa lo mismo en Cosas imposibles. Este encuentro detona ciertas cosas que los personajes no sabían que eran capaces de hacer. En el caso de Matilde, descubre que todo está en su cabeza, que tiene poder sobre esa presencia y los demonios que la persiguen, y de cambiar su vida. Miguel necesita salir de ese espacio, del contexto que lo tiene asfixiado para crecer e intentar encontrarle sentido a su vida”, agregó.

Tus películas siempre tienen contención, nunca acaba de estallar algo y aquí vuelve a repetirse, dónde estaríamos buscando violencia sórdida la evitas, ¿cómo concibes tus películas para estar en este límite?.

Tiene que ver con el tono, la forma que me gusta contar las historias, esos universos en los que una mujer de más de 60 años puede ser la protagonista en nuestra película y llevarnos por ese viaje que tiene que ver con su mente, con su soledad, con su incapacidad para abrirse al mundo que la rodea. Para mí es importante esa contención, no por censura sino por lo que necesita la historia para ser contada. Tiene que ver la puesta en cámara, la dirección de actores, el trabajo del fotógrafo, de la directora de arte, la música, el diseño sonoro.

En este caso también tiene que ver el humor, me interesaba mucho que fuera luminosa, esperanzadora, tener una película que te abraza y te cuenta de otra forma cosas muy duras. Quizá tiene que ver con lo que yo estoy viviendo como adulto y lo que tengo ganas de compartir. Estoy seguro de que va a conectar con mucha gente.

Como creador, el realizador buscaba un proyecto “luminoso” que ofreciera al público una visión más optimista de las relaciones humanas. “Tenía ganas de hacer una película luminosa, más esperanzadora y, sobre todo, probar otros tonos. Sí, la contención estética, pero apostar al humor. Tener estas pinceladas de humor que rompen con lo dramático, jugar con una historia que va de algo muy oscuro a lo luminoso y regresar a lo dramático; para mí es un reto. Algunos de mis próximos proyectos son más oscuros, otros más luminosos, esperanzadores o pesimistas. Como director, me interesa asumir retos, que cada película sea un viaje distinto”, enfatizó.

PROTAGONISTAS DE PESO

En ese sentido, la elección del cast principal resulta afortunada. Nora Velázquez, experimentada actriz con ya larga trayectoria en el cine y la televisión, logra imprimirle a su personaje (apagado y apocado, pero solo en apariencia) una rica gama de emociones las cuales terminan por hacerle empatizar con el espectador. Por su parte Benny Emmanuel, quien poco a poco se ha ido cimentando una reputación como joven talento del cine nacional; crea un personaje urbano genuino, malora y dicharachero, pero a la vez introspectivo, compasivo e incluso solidario. Esta dupla de actores recrean en la cinta momentos muy divertidos, y otros muy conmovedores, los cuales hacen que la trama atrape y envuelva.

De tu casting destaca Nora Velázquez. La había visto en tele, algunos papeles secundarios en otras películas, aquí la pones al centro de tu historia, ¿qué me puedes platicar de ella?

Parte de mi ritual a la hora de preparar un proyecto es jamás ponerle rostro a los personajes. Creo mucho en el casting, siempre he trabajado con Isabel Cortázar y conocemos nuestros códigos, no hablo de tipos porque no me interesa eso, son presencias. De pronto apareció Nora, yo la había visto en televisión con sus personajes característicos, la había visto en La calle de la amargura de Arturo Ripstein, donde hace un trabajo espléndido, y su idea de Matilde me llamó la atención, su fragilidad y sobre todo su apertura para convertirse en algo que no es.

Paralelamente estaba viendo a los jóvenes para encontrar a Miguel, Benny Emmanuel había hecho un beat en Las oscuras primaveras y hemos trabajado en alguna otra cosa, me pareció un contraste interesante Nora y Benny. Después apareció Salvador Garcini, Luisa Huertas y se fue formando esta constelación. Previo al rodaje no es tanto ensayos sino mesas de discusión, de diálogo, exploración de los pasados de los personajes, hasta quedar claros de cómo son, cómo hablan, cómo caminan, cómo se comportan. Es un trabajo intenso, largo y muy concentrado antes de llegar a la filmación.

Yo dibujo mucho: hago storyboards, bocetos y apuntes de cómo visualizo la película. Dibujo a los personajes y allí surge algo de su complexión, su peinado, sus rasgos… Nora (Velázquez) se presentó al casting junto con otras fantásticas actrices, y su elección como Matilde fue casi inmediata. No hubo un shortlist de actrices: fue Nora y punto. Lo que me sorprendió fue su solidez como actriz y la fragilidad que puede transmitir. Tiene años de experiencia, ha hecho de todo, como La calle de la amargura, del maestro (Arturo) Ripstein. Fue interesante convertirla en lo que Matilde necesitaba ser.

Sobre el personaje de Matilde, ¿hubo algún miedo de que se pudiera malinterpretar cómo se retrata su esquizofrenia?

Fany Soto, la guionista, ya había investigado desde que escribió el guion, y nosotros también nos asesoramos. Discutimos si debíamos presentar un retrato fiel de la esquizofrenia y su sintomatología, pero decidimos que no, pues era más importante decir: “Sabemos que algo le pasa, vamos a ver cómo lo vive”, enfocándonos en sus decisiones.

La imposibilidad de conseguir nuestros sueños se debe, para el actor mexicano Benny Emmanuel, a las “barreras mentales”, y precisamente estas son las que habitan en su personaje y en el de la actriz Nora Velázquez: “Yo creo que lo imposible no existe, las cosas imposibles para estos personajes realmente no lo son. Lo que ellos afrontan en su día a día hace que haya cosas que parecen lejanas, pero en realidad somos nosotros mismos poniéndonos nuestros límites”, contó Emmanuel a EFE.

“Miguel (Benny) es como el ángel que viene a rescatar a Matilde, pero él también tiene su conflicto, juntos se dan cuenta de que puedes seguir avanzando y que la vida no se ha acabado (…) La película te muestra que hay cosas maravillosas en el mundo que te puedes dar la oportunidad de vivir”, dice Nora.

LA CIUDAD DE MÉXICO, TODO UN PERSONAJE

El escenario donde ocurre el relato es uno de los grandes atractivos de la película: espacios citadinos como existen cientos en la CDMX, retratados de forma que muestran a un tiempo tanto su sutil belleza como sus deprimentes realidades. Pero además, Contreras va un poco más allá y acentúa esos contrastes con escenas construidas en base a un delicioso ludismo, como una memorable secuencia al interior de un vagón del metro donde uno de los personajes imagina a una glamurosa cantante (interpretada de forma encantadora por Veronica Toussaint) ejecutando una balada. Y como esta hay varias escenas similares que terminan por funcionar bien y enriquecer la obra.

Con estos y otros elementos (donde se incluyen varias intervenciones y cameos de variados actores y cineastas), y desde luego teniendo el guión de Soto como brújula, el director de Sueño en otro idioma y Las oscuras primaveras, estructura un largometraje sencillo en su premisa, y con tono optimista y esperanzador, el cual viene bien para los momentos actuales. Y de paso, se aparta de varios de los lugares comunes del cine nacional que predomina en la cartelera.

En Párpados azules, la urbe ‘se tragaba’ a los protagonistas. En Las oscuras primaveras, los oprimía. Aquí estamos ante un universo colorido. ¿Cómo llegaron a él?

Conozco muchas unidades habitacionales. Primero, porque me encantan, y segundo, porque allí suceden películas o series de televisión que he hecho. Para Cosas imposibles buscábamos un edificio conectado con una cancha de básquetbol. De pronto, el equipo de scouting llegó con fotos de unos edificios morados, y mi primera reacción fue: “No, es demasiado morado”. Luego fuimos a conocer el lugar, y descubrimos que cerca de allí existe una iglesia con motivos japoneses y unos juegos mecánicos con dragones verdes. Pensamos: “Esta gama cromática podría ser el eje rector de la propuesta estética; colores, texturas, vestuario, muebles, tapices… Siento que nos vino muy bien, pues nos permitió crear este universo donde Matilde puede ver a un señor cantando en la azotea, o a un muerto que la acompaña a todos lados.

La unidad habitacional violeta, un mariachi verde, las pastillas homeopáticas, algunos vestidos de Matilde. ¿Había alguna intención específica en estos colores o simplemente fue ocurriendo?

Cuando comenzamos a ver locaciones nuestra necesidad era que el edificio donde vivía Matilde diera directamente a la cancha de básquetbol. Cuando el scouting me presentó esta unidad habitacional, con esos colores tan peculiares, morados, verdes y demás, algo me hace eco. Es un sitio en Iztacalco muy cuidado, enorme; esta zona en particular, la Unidad Aguamiel, me encantó, estaba la cancha, había árboles, tiene una la iglesia enfrente con motivos japoneses y tiene por campanario una pagoda.

A partir de eso fue acoplándose el diseño de arte, el criterio de locaciones, el diseño de vestuario, los props; fue el eje rector para crear esta paleta de color y texturas, perfecto para lo que la historia contaba. Pudo haber sido sórdido y gris pero no era el caso, lo queríamos más luminoso y esperanzador, con una estética muy particular.

EVOLUCIÓN COMO DIRECTOR

Pensaba en Párpados Azules o Sueño en otro idioma, no les das la oportunidad a tus protagonistas de consumar sus deseos. Esta película es más optimista. ¿Tiene que ver con cómo va madurando el creador? ¿Cómo se vive este cambio de perspectiva entre, por ejemplo, el pesimismo de Párpados Azules y Cosas imposibles?

Tiene que ver con los temas que vas encontrando, con tus intereses del momento. Estoy desarrollando dos proyectos que son parte de otros géneros, otras texturas, otros colores. Lo que más me gusta como director es esa oportunidad de sorprenderme con los proyectos que decido hacer, con las historias que voy encontrando o con los que se me va ocurriendo. Sería aburrido estar en la misma textura; en este caso fue la soledad pero en la siguiente puede ser la violencia, es como decir: “Qué interesante será despertar mañana con la historia que sigue”.

¿Cómo manejas que ya eres de estos directores que esperamos sus películas y te seguimos muy de cerca? ¿No hay presión?

Yo apelo mucho a la intuición. Para llegar a Cosas imposibles pasé por muchas ideas, muchas historias, muchas películas posibles, y de pronto es esta, porque me conecta con esto o aquello, con los personajes y demás.

La presión creo que depende del reto que decido ponerme como director, confío mucho en la honestidad y en hacerlo de manera orgánica, que no sea artificial ni forzado. Es lo que voy sintiendo y confío mucho en eso, que el trabajo sea de corazón. Habló por mí, pero hablo por el equipo también, que de alguna forma nos movemos así. Prefiero seguir creyendo en mi intuición, lo que las tripas me dictan. Vamos a ver qué pasa en el futuro, tengo más proyectos, siempre con todo el rigor y todo el corazón puestos ahí.

NOMINACIONES AL ARIEL: 10

Mejor Película

Mejor Director: Ernesto Contreras

Mejor Actor: Benny Emmanuel

Mejor Actriz: Nora Velázquez

Mejor Coactuación Masculina: Andrés Delgado y Salvador Garcini

Mejor Fotografía: César Gutiérrez Miranda

Mejor Banda Sonora: Andrés Sánchez y Gustavo Reyes

Mejor Sonido: Misael Hernández (sonido directo), Enrique Greiner (diseño sonoro, mezcla de sonido), Raymundo Ballesteros y manuel Montaño (mezcla de sonido).

Mejor Diseño de Arte: Diana Saade

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