Escenario

PREMIOS ARIEL 64: ‘El otro Tom’. Un grito creativo sobre la salud mental en los niños

ESPECIAL. A unas horas de la ceremonia de premiación Crónica Escenario comparte detalles de todas las películas nominadas. El texto número 21 nos habla de un filme que abre un diálogo sobre los trastornos mentales infantiles

cine

El filme aspira a 5 premios Ariel.

El filme aspira a 5 premios Ariel.

CORTESÍA

El texto número 21 de nuestra serie de especiales rumbo a la edición 64 de la entrega de los Premios Ariel nos habla de un filme que abre un diálogo sobre los trastornos mentales infantiles, su tratamiento, la maternidad y la duda sobre lo que se debe hacer en estos casos: El otro Tom.

“NO HAY NIÑOS DIFERENTES”

El otro Tom es una cinta que ha causado mucho ruido y debate, el poner en el ojo del huracán a un menor con el Trastorno por Déficit de Atención, Hiperactividad, y la forma en que la sociedad busca controlarlo, con una madre que se encuentra luchando su guerra contra ello y los servicios infantiles norteamericanos que buscan separarle de su hijo, ha hecho la gente se sitúe en alguna postura ante el tema.

Un trastorno de déficit de atención e hiperactividad será el diagnóstico que colocará tensión en la vida de Tom (Israel Rodríguez), un pequeño que vive en un seno familiar complicado y cuya madre será la mayor opositora en contra de su medicación psiquiátrica, debido a un accidente muy particular. Un accidente pondrá a Elena (Julia Chávez), su madre, en guardia contra la medicación psiquiátrica. Su negativa a darle fármacos ocasionará que los servicios sociales amenacen con retirarle la custodia.

Acercarnos a la salud mental es una responsabilidad muy grande, deberíamos evitar conceptos totalizadores, a fin de cuentas, está también depende de la época en la que vivimos, lo que ahora creemos que es salud a la mejor dentro de 20 años lo pensaremos distinto”, responde Santullo en entrevista con Efe durante el Festival Internacional de Cine de Morelia.

En Toronto, Plá explicó que la impresión que los dos cineastas tienen de la controversia del diagnóstico del trastorno de déficit de atención en la infancia es que está sobremedicado: “En otra época, incluso se valoraba que el niño tuviera curiosidad, que fuera inquieto. Era como un atributo. Y ahora resulta que son rápidamente rotulados con una enfermedad. De alguna manera, es un estigma y cargan con eso”, explicó el realizador, autor de largometrajes como La zona (2007) o Un monstruo de mil cabezas (2015).

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“Ni Laura ni yo decimos que no hay niños diferentes. Lo que nosotros pensamos es que, si efectivamente hay tantos niños que presentan una condición particular similar, y se habla de entre el 5 y el 10 % de niños medicados, tal vez se debiera pensar una manera de darles un lugar que no sea tratar de volverlos iguales a todos a través de un medicamento”, añadió.

Tal vez si son diferentes, habría que aceptarlos en su diferencia. Hay que poder tener, como sociedad, la versatilidad para darles cabida y no dejarles al margen”, continuó.

Plá señaló que el filme “propone una mirada sobre este controvertido diagnóstico del trastorno del déficit de atención, que se centra sobre la observación de la conducta y eso siempre tiene límites. Y lo contamos a través de Elena, una madre soltera, complicada, y su hijo que es diagnosticado con el trastorno del déficit de atención, narrado y construido a través de pequeñas escenas donde nos concentramos más es en el vínculo entre ellos dos”, añadió.

ARDUO PROCESO DE INVESTIGACIÓN

La película, explican los cineastas, es fruto de un largo trabajo de investigación sobre las diferentes terapias psiquiátricas en menores en varios países del mundo, incluso en España, donde en un primer momento pensaron rodar. Sin embargo decidieron hacerlo en El Paso, retratando así las difíciles condiciones de vida de los inmigrantes latinos.

“Hay una comunidad propia en el sur de Estados Unidos, que es la méxico-americana, que habla 'spanglish', que son americanos pero tampoco lo son del todo, que tampoco son mexicanos pero tiene raíces profundas en México, que están un poco en el borde”, explica Plá.

El niño Israel Rodríguez causa un gran impacto en su interpretación.

El niño Israel Rodríguez causa un gran impacto en su interpretación.

CORTESÍA

“Optamos por una búsqueda de intérpretes en el paso Texas, esto debido a la idea de plasmar la identidad de los mexicoamericanos a través de la forma de hablar, vestirse, comportarse, etc. Esta es una comunidad sólida que puede tener tanto una sensación de desarraigo como de pertenecer a ambos lugares”, mencionó el guionista sobre el riesgo de este proceso y de cómo, incluso, tuvieron que cambiar el guion de español a inglés.

“Nos importaba hacerla en Estados Unidos porque nos parecía que era importante hacer la película en un lugar donde el Estado fuera fuerte y tuviera una presencia a tal grado que hubiera una preocupación cuando hay una acusación de negligencia, un poco lo contrario a lo que veníamos haciendo con nuestras películas en México, donde hablábamos un poco de la ausencia del Estado”, complementó.

Su pareja explicó que en la medida que iban investigando, se toparon con informes y estadísticas que demuestran que “los niños latinos, descendientes de mexicanos etcétera, tenían un alto índice de medicación psiquiátrica”.

“Lo cual nos hace pensar que esa evaluación de la conducta de pronto es limitada, porque no sabemos si hay padres ausentes, si vienen de situaciones difíciles del otro lado”, sostuvo.

Laura Santullo, ¿cómo fue el proceso de documentación para la novela y para llevarle en imágenes al guión y luego para ponerte al lado de la cámara dirigiendo?

LAURA SANTULLO: Todo el proceso, que fue peculiar, fue hecho en conjunto, desde la idea primigenia, el interés estaba puesto en el Trastorno por Déficit de Atención, Hiperactividad en la infancia, en particular en la sobremedicación. Fue un tema que salió, yo diría, de una conversación de sobremesa, somos padres y eso en buena medida nos condujo la mirada y nos puso en ese lugar de observación de este fenómeno. Hicimos una investigación bastante amplia, lo curioso en este caso, que ha sido distinto al trabajo que hemos hecho en otras ocasiones con Rodrigo, es que aquí se fue construyendo, en paralelo, el proceso del guión cinematográfico, el cual íbamos escribiendo en conjunto, y mi proceso de novela, a diferencia de otras ocasiones en que la novela está lista previamente, aquí no. Íbamos como en empujones, trabajábamos un poco en el guión, luego avanzaba un poco en la novela, y de alguna manera cada proceso se iba retroalimentando. 

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El hecho de que yo me haya acercado a la dirección yo diría que en realidad es el resultado de un proceso que ya se venía dando en el trabajo que venimos haciendo desde hace muchos años, en el cual ambos hemos ido participando de manera más estrecha, en la labor de la zona de más experiencia del otro, y en este caso yo tuve la oportunidad de estar más cerca de la preproducción en muchos sentidos, en el casting, etcétera, pero también del rodaje, que en años anteriores, con hijos más pequeños era más complicado, en ese sentido es el resultado natural de lo que ha sido nuestro proceso de equipo, en el que nos hemos ido desarrollando en estos años.

LA POSTURA DE LOS DIRECTORES MÁS ALLÁ DEL CINE

“La clave de inmiscuirnos en una historia de esta naturaleza es que somos padres, siendo un proyecto que veníamos trabajando desde hace 10 años, y teniendo su origen en algo que notamos de nuestro propio entorno”, comentó la directora.

“Termina siendo un abordaje sobre la salud mental de los niños muy peculiar, partiendo desde dos vistas específicas; en primera instancia es el retrato del diagnóstico desde la perspectiva adulta y cómo se genera un distanciamiento de la conducta con el contexto social y familiar; por otra parte, el señalamiento al tratamiento, así como el acceso tan sencillo a dichos medicamentos para ‘cortar de raíz’ este tipo de situaciones”, agregó la guionista.

Al final, El otro Tom tiene un objetivo claro: “Cuestiona un poco la idea de que los niños tengan que ser de un modo u otro y cómo ciertas conductas que no dejan de ser propias de la infancia hoy día son vistas como patologías”, apunta Santullo.

Y se pregunta: “¿Los niños tienen que ser de una manera específica? ¿La gente tiene que ser de una manera específica? ¿No hay una diversidad psíquica que no estamos viendo y que debiéramos ser capaces de admitir en nuestra sociedad?”.

Imagen de una de las escenas más impactantes.

Imagen de una de las escenas más impactantes.

CORTESÍA

La cinta ha dividido mucho entre los que están a favor de la postura estatal y los que están en el lado de “no podemos empastillar a todo mundo para algo”. Ustedes, como padres y cómo creativos, ¿cómo sienten este proceso de normalizar a la gente en un mismo sitio?

LS: La respuesta, para mí, como padres y cómo creativos no sería idéntica. Una es mi postura como Laura Santullo pero me parece que la función de la película es abrir la pregunta, abrir la conversación, que era algo nos interesaba mucho. Hay, y en eso estamos de acuerdo, una sobremedicación, una sobrediagnosticación también, eso ya está cómo muy discutido y, efectivamente, hay un estrechamiento de la normalidad. A nivel social tiende a reducirse el espacio dentro de las conductas normales o anormales, que es salud mental y que no lo es. Aún así creo la película se sitúa en un espacio de preguntas, de mostrar la vida de seres humanos, de una familia, de una mamá que es así, de un niño que es así, una escuela que es así, y dejar al espectador su propio espacio de reflexión, que creo es lo ideal, no dar una respuesta cerrada sino abrir un espacio de conversación.

RP: Tomar partido por algo implicaría como un juicio de valor y si hay algo que intentamos y procuramos es retratar a las personas en sus complejidades, dejarles sin resolver una cantidad de cosas para que cada quién tenga la lectura que quiera. Me parece que no podemos colocarnos en la postura de aquel que sabe y enseña a los otros, más bien que cada quien haga su propia experiencia. Lo que me importa es verlos en sus contradicciones, sin decantarnos por si existe o no existe, ellos transitan por ese contexto como su historia. Para mi es muy importante nunca enjuiciar a los personajes, no es de eres bueno o malo, me cae mejor este que el otro, intentas reconocer cosas que te son afines, que le interesan a todos. Lo mismo con este tema, tratamos de que sí estaba medio claro que iba a un lado, lo borroneábamos para que no fuera tan claro.

UN NIÑO QUE IMPACTA

El perfil físico de Tom (Israel Rodríguez) ayudó a un concepto más general de la película, agregando un valor que quizás se hubiera perdido sin este elemento: “Generalmente siempre nos quedamos con la primera impresión de las personas, y la película quiere dinamitar esta idea. El cabello largo de Israel obliga a la audiencia a mirar varias veces para determinarlo, y así es un poco en la vida real, es decir, uno tiene que mirar varias veces para comprender a las demás personas”, resaltó la cineasta sobre el cabello largo de su protagonista y su probable significado.

“Ese cabello largo subraya las particularidades de esa persona, y nos traslada a una reflexión importante acerca de no rotular a las personas por una primera impresión, dado que lo que nos conforma son muchas más instancias”, enfatizó Rodrigo sobre la necesidad que tenemos de alejarnos de las etiquetas sociales y cómo pueden dañar a los que nos rodean.

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Hablando de personajes, la madre es muy interesante, pero el niño, Israel Rodríguez, me gustaría saber cómo fue trabajar con él, porque vemos en pantalla a un niño hiperactivo, super intenso en pantalla, hasta el momento del breve giro que tiene, ¿cómo fue llevarlo para que diera estos tonos tan adecuados para el personaje?

RP: Fue un bonito proceso, en el momento en que optamos que Israel Rodríguez hiciera el personaje de Tom comenzamos a trabajar muchas cosas. Él tenía mucha facilidad para actuar y tenía ciertas particularidades en su vida que nos ayudaba a llevarle en cierta dirección. Él ya en su vida, por ejemplo, tomaba homeschool, porque era un niño particular, porque los padres sintieron que había ciertas presiones desde las escuelas para que se comportara diferente, entonces su alternativa fue darle ellos las clases para que fueran más ligeras, para que tuviera la perspectiva del padre, que también es artista, hace teatro, entonces el niño entendía de esas miradas que juzgan, entendía lo que era estar en una clase y no ser cómodo para la maestra. Lo trabajamos mucho. Antes del covid, por ejemplo, no le gustaba mucho el contacto físico, y son cosas que intentamos utilizar y por eso al inicio no vemos como tanto contacto físico con la madre y poco a poco eso se va cambiando, él era mucho de lavarse las manos después de que tocaba a alguien, de que tocaba algo. Fue un proceso lentito dónde fuimos convenciéndolo de que se atreviera a quitarse la camisa, fuimos ganando confianza con él, fue creyendo en la situación al grado de que, al final, me decía “yo creo que Tom, soy yo”, ya lo vinculaba.

LS: En un momento se lo dijo al papá, “ya entendí lo que le pasa a Tom”. Él fue conociendo la historia que iba a ir desenvolviendo de forma paulatina, él no conocía a priori, desde el día uno, todo lo que le iba a suceder a su personaje. Al haber sido paulatino, él fue comprendiendo a ese personaje que estaba interpretando.

RP: Los padres evidentemente habían leído toda la historia, pero les hicimos hincapié en que, por favor, no se lo compartieran al niño, entonces en todo el trabajo previo al rodaje lo que hicimos fue concentrarnos mucho en los vínculos, que conociera a Julia Chávez, quien interpreta a su mamá, para que empezaran a relacionarse. Hacía muchas improvisaciones de la cotidianidad, de situaciones previas a ciertas escenas, como cuando el niño está encerrado en el cuarto y no le abre a ella, nos decíamos ¿cómo es que ha llegado a esa situación? Suponemos que hubo un momento más álgido donde el niño rompe algo, tira algo, entonces montábamos las discusiones con la madre, que no se verían en la película.

LS: Escenas que no existen.

RP: Pero que podrían haber existido, que hacían que transitaran por esas emociones, y el resultado, ya lo que filmábamos, que era un momento después a todo eso, era más veraz. Fue un proceso lindo en el que aprendimos muchas cosas, casi ninguno de los actores de la película son profesionales, hay un par que tuvieron experiencias previas…

LS: Eran dos, el padre del amiguito, que ya ha hecho antes alguna película, y el del campamento, pero la mayoría es gente que salió en el trabajo de búsqueda de los personajes, en El Paso Texas, una vez que se decidió trasladar la película a ese lugar y se decidió que los actores sean de ese lugar, hubo un proceso de acercarnos a gente que en la vida real tuviera trabajos similares a los que tenían que interpretar en la película. Y gente que sin desempeñar la misma labor en su vida cotidiana, tenían una suerte de mundo en común con los personajes que tenían que retratar. Fue un proceso muy largo también con los niños que luego serían los niños actores, todo un trabajo de muchos meses anterior al rodaje.

El filme fue aplaudido a nivel internacional.

El filme fue aplaudido a nivel internacional.

CORTESÍA

INTENTAR DOMESTICAR A LA MADRE

La percepción inicial de lo que observamos en pantalla puede llegar a resultar algo común, debido al entorno social de una mujer latina viviendo en Estados Unidos, y los conflictos burocráticos que implican situaciones de salud como la que se plantea; sin embargo, la cinta se estaciona en otro terreno para dar paso a una crítica de las formas y procesos de salud implementados para los niños:

“Nuestra protagonista vive de las asistencias sociales, colocándola en una situación vulnerable. En trabajos previos, habíamos abordado la ausencia del estado en diversas instancias, pero en este caso, se encuentra muy presente, dejando difusa la línea de acción de este poder burocrático, siendo una de las mayores razones para plantar la historia en ese lugar”, especificó Rodrigo sobre el interés que tenían por llevar a sus personajes a un contexto social más complejo.

“La idea de profundizar en los aspectos internos y externos de la madre – como la inestabilidad o impulsividad – está vinculada a una necesidad por agregar más factores, no quedarse en la observación de la conducta del niño, sino acercarse a un panorama más completo y evidenciar cómo esto también repercute directamente en el pequeño protagonista, transformándose en un planteamiento dual”, complementó el director sobre las inquietudes sobre las cuales navega el filme.

Hay un paralelismo que me llama la atención, que es el proceso de domesticar a Tom que es, a la vez, el proceso de domesticar a la madre para hacerla una ciudadana ejemplar. ¿Cómo se sintieron ustedes al crear este proceso?

LS: Es interesante ese paralelismo que estás encontrando. Nosotros en películas anteriores nos habíamos ocupado mucho, porque nos interesaba, del Estado ausente, de qué pasaba cuando el Estado, las instituciones, el gobierno, no están allí para dirimir los problemas entre ciudadanos. Un monstruo de mil cabezas muy claramente se trata de eso, La demora de otra forma, La zona obviamente, pero de repente nos empezamos a preocupar de que es lo que pasa cuando el Estado está muy presente, tanto que incide en tu vida cotidiana, e incluso puede interferir entre madre e hijo y la posibilidad de tener, o no, la custodia de un hijo. Eso nos llevó a situar la película del lado de Estados Unidos, si bien ellos son migrantes mexicanos nos interesaba un sitio donde las instituciones fueran potentes, fueran poderosas, que pudieran incidir en el día a día de nuestros personajes. Y ahí llega al paralelismo que tu encuentras, que francamente, yo no sé si lo había pensado tan estrictamente así, pero que juega con un rol donde ambas cosas van ocurriendo en paralelo y, efectivamente, se vincula con que pasa cuando las instituciones tienen mucho poder. ¿Cuál es el límite entre lo público y lo privado? Una pregunta que está dentro de la película.

RP: Me gustó la idea de que a los dos intenten domesticar. Creo que de alguna manera ambos están cómo frente a juicios, el niño es observado en su conducta por maestros, por la psiquiatra, está siendo evaluado constantemente. Y ella vive una situación similar cuando llega el Child Protective Services, la gente de servicios sociales, que van a evaluarla a ella, van a mirar su contexto, su comportamiento, una situación que poca gente podría resistir y pasar ese examen, todas las casas tiene sus demonios y sus cosas y sus momentos de alegría y de menos alegría, discusiones, y ella está en el escaparate, la están viendo, la están juzgando. Es como un juicio.

LS: Están siendo enjuiciados ambos. 

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VÍNCULOS ENTRE PADRES E HIJOS

Otro de los aspectos importantes que buscan retratar en el filme son las diferentes formas de maternidad que existen, y quitar estigmas a las mujeres que enfrentan solas la responsabilidad de criar a un hijo.

Sobre las madres hay una expectativa excesiva de la sociedad sobre lo que debe ser, una que no es amorosa, que no está siempre feliz y que no está siempre contenta de haber tenido a su hijo es una mala madre, entonces siento que sí había un poco también la idea de ir serruchando esta idea la película si tiene intención de jugar con otro tipo de maternidad”, asegura Santullo.

A lo largo de la historia, las dinámicas entre Elena, una madre ruda y grosera, y Tom, quien está intentando controlar y entender sus emociones y sensaciones, se van suavizando y entre los dos van limando las asperezas y formando lazos de empatía que traspasan la pantalla, según explica Santullo.

“Trabajamos mucho en el vínculo entre ellos dos en un trabajo previo, donde tuvieran un espacio de convivencia común. Hacíamos muchas improvisaciones de situaciones comunes como quién despertaba a quién, un poco para reforzar vínculos y también sobre situaciones complejas como pleitos”, asegura Plá.

El otro Tom me recuerda a La demora, es más ligada a ella que a las otras cintas han hecho, en el sentido de relaciones humanas, podría ser cómo una segunda parte de una trilogía, no sé si lo han pensado.

LS: A veces lo pensamos, pero Rodrigo cree que ya la completó. Yo creo que con La demora son cómo primas hermanas, son películas que tienen muchas cosas en común. Un Monstruo de Mil Cabezas y La Zona eran thrillers, tenían la intención de construir dramas de acción, policiales, y no es el caso de La Demora y El Otro Tom donde su centro gravitacional es el vínculo familiar, los vínculos dentro de una familia, en la primera entre padre e hija y en este caso una madre con su hijo pequeño. Son las relaciones entre madres-hijos, padres-hijos, que nos parecen muy interesantes.

RP: Eso atraviesa todas nuestras películas, los vínculos entre padres e hijos.

El filme ha sido aplaudido por la crítica.

El filme ha sido aplaudido por la crítica.

CORTESÍA

DIRIGIR A CUATRO MANOS

“Rodrigo y yo hemos estado colaborando de una manera muy cercana desde tiempo atrás, donde ambos nos involucramos tanto en la parte de dirección como de guion; en el caso de esta película, decidimos compartir los créditos en ambos rubros, debido al tipo de decisiones conjuntas que se tomaron durante la producción”, explicó Santullo sobre su labor conjunta con Plá en los apartados de dirección y guion.

Rodrigo, es bien conocido que siempre trabajan juntos, que están unidos, pero ahora te toca dar el espaldarazo, de alguna manera, para que Laura tenga su nombre en pantalla, lo que es llamativo para muchos, pero que habla de la compenetración que tienen ya para poder filmar en conjunto, ¿cómo te sentiste sabiendo que esta cinta saldría con el nombre ambos en pantalla?

RODRIGO PLÁ: Siempre ha estado el nombre en pantalla.

En dirección me refiero.

RP: Es un poco cómo dice Laura. Casi todos los proyectos los generamos entre ambos. Somos los impulsores, los que discutimos, lo hacemos en conjunto, así que el traslado para que también codirigiera conmigo no fue algo complicado, ni tan diferente a otras situaciones. Aunque cada uno tiene su lugar de experiencia, ella escribe mejor que yo y tal vez yo dirijo más que ella, pero ambos participamos en la labor del otro. Yo creo que es sumamente sano para el proceso porque si hay una constante en el cine, es que todo el tiempo hay que estar modificando las situaciones, hay que estar muy despiertos a lo que está aconteciendo en realidad, hay cosas que uno imaginó y que no están sucediendo en ese momento y hay que estar despierto a las reacciones, y siendo dos pensando nos facilita la labor, es cómo si uno se percatara de ciertas cosas y el otro de otras. Yo siento que nos complementamos y que mejora la película, mejora la calidad del producto. Estamos muy contentos. Insisto, desde antes veníamos ya trabajando, Laura asistía a los ensayos, como Un monstruo de mil cabezas, los que generamos el proyecto somos nosotros.

Rodrigo, en esta película se nota que trabajas con alguien, es diferente la dirección, hay cambios en el estilo de dirección, hay otra mirada, lejos de la irónica manejas habitualmente, a la que no quisiera llamar femenina sino más apegada a la maternidad que se refleja bien en pantalla. Me gustaría saber, Laura, ¿cómo fue para ti el poder expresar cosas como “este encuadre a mi me funciona porque sé que esto, como mujer, nos da la idea de lo que queremos retratar”?

LS: Con franqueza, yo no creo mucho en la idea de una mirada femenina, como no creo en la mirada masculina. Creo en las miradas individuales, en ese sentido El otro Tom vendría a ser, primero, la sumatoria de nuestras dos miradas, la de Rodrigo Plá y Laura Santullo, pero después la sumatoria de muchas más miradas, porque si hay algo que hemos valorado, a través de todos estos años, es el trabajo en equipo y nos son muy valiosas las personas que colaboran con nosotros, son creativos, no son gente que interpreta nuestra mirada, son gente que mira con nosotros y que transforma el resultado. No es lo mismo que Odei Zabaleta, que es nuestro fotógrafo, sea el fotógrafo a que venga otra persona, o que sea Ana Bellido, quien hizo el arte. Cada persona que viene y colabora con nosotros, cada colega que colabora con nosotros, pone su huella y es parte de este proceso. Así que más que creer en una mirada femenina genérica, o masculina genérica, yo creo en las miradas individuales y en cómo, esa persona en particular, se suma a este conjunto de subjetividades que van a formar una película.

Sobre el tema de la maternidad, si es algo que conversamos mucho con Rodrigo, previamente y durante todo el proceso, nos interesaba abordar una forma de maternidad atípica, una forma de maternidad no idealizada, justo porque creemos que ser madre, y padre también, es un proceso complejo, y que muchas veces hay mucha presión sobre las madres, de ser una madre perfecta, que siempre tenga paciencia, que siempre tenga disposición, y no hay madre que pueda dar el largo y el ancho de tanto trabajo. Entonces nos interesaba, y fue una conversación muy clara, a lo largo del proceso de guión, de tener una madre amorosa pero también ruda, una madre atípica. Sí intentamos de una forma muy precisa elaborar ese personaje, que además es un personaje que adoramos haber creado.

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Hemos tenido, en México, muchas parejas de guionistas-directores, pero creo son los primeros en dar el salto de decir “porque negar lo que es obvio que es el filmar los trabajos en conjunto”, ¿podemos esperar a futuro más trabajos firmados en conjunto?

LS: No sabemos. Es curioso, no sabíamos que iba a tener tanta relevancia, para nosotros era algo que ya existía previamente, tal vez porque no nos importa tanto quien firma y quien no. Para nosotros siempre ha sido bastante evidente, por eso siempre hemos dado las entrevistas en conjunto, siempre hemos sentido que los procesos nos pertenecen a ambos, que somos responsables de la desgracia o la gracia de lo que hayamos hecho, somos responsables en conjunto. Siento que eso es lo que se reflejó ahora, creo que para nosotros, en la interna de nuestro trabajo, ya era evidente.

RP: La película tiene pretensiones autorales, pero en la de idea de lo autoral como algo más colectivo, siempre nos ha gustado, cada vez que invitamos a colaboradores creativos procuramos dejar espacios de creación entre lo que hablamos y el otro tipo interpreta, hasta en nuestra metodología no usamos elementos concretos para llegar a ciertas cosas que queremos, lo que se llama en psicoanálisis “la intersubjetividad”, siempre intentamos dejar un espacio en medio del que habla y el que interpreta, entonces, esa gente que está poniendo una parte de lo que son en la película a partir de su bagaje cultural y experiencia de vida, alimenta la película y la hace crecer, la hace un acto colectivo, es la revaloración del acto colectivo. Compartir con Laura es natural, es parte de ese acto colectivo que yo creo que enriquece, los caminos son inciertos, sinuosos, pero los resultados son más genuinos porque es la colaboración de mucha gente, de cabezas, y vamos sacando un producto, quitándole el peso a una persona creadora, eso sentimos nosotros.

NOMINACIONES AL ARIEL: 5

Mejor Película

Mejor Revelación Actoral: Israel Rodríguez y Julia Chávez

Mejor Guión Original: Rodrigo Plá y Laura Santullo

Mejor Edición: Miguel Schverdfinger

PROYECCIÓN INTERNACIONAL

Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia (Mejor Dirección)

Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Mar de Plata

Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Toronto