Escenario

‘A través de Tola’: Una mirada intimista al pasado familiar

ENTREVISTA. La cineasta Casandra Casasola comparte detalles con Crónica Escenario de su documental que formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia

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Fotograma de 'A través de Tola'.

Fotograma de 'A través de Tola'.

CORTESIA

El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) 2023 sigue entregando miradas femeninas de gran poder narrativo, siendo un ejemplo de esto el trabajo de Casandra Casasola y su ópera prima A través de Tola (2023) quien nos entrega una mirada intimista a su pasado familiar, uno lleno de dolor, pero también de vínculos reparados que buscan nuevos caminos por los cuales transitar.

Casandra (Hija), Gabriela (Madre) y Eustolia (Abuela) son tres mujeres que han sido rodeadas por distintas clases de violencia y rencor reprimido, derivado de la ausencia de una figura familiar que ha marcado su pasado, generando una catarsis poderosa en su presente y futuro por venir.

Casasola ha experimentado uno de los fenómenos más reiterativos en el país, la ausencia de un padre que dejó una cicatriz enorme en su día a día; y es en su primer largometraje documental donde la cineasta colocará cada una de aquellas inquietudes acumuladas:

“La idea de colocar esta parte de mi vida en el documental no estuvo desde el principio. Yo empecé a hacer cine en 2012, y lo único que tenía contemplado era contar una historia de mi abuela; de hecho, como parte de un ejercicio, escribí un guión de ficción inspirado en el dolor de mi mamá, pero que no tuvo nada que ver con lo que terminé realizando en este trabajo”, recordó la cineasta.

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La película muestra un tríptico de dolor donde la mujer juega un papel fundamental a través de su inherente capacidad de cicatrización emocional, muchas veces orilladas a ese tipo de ejercicios internos debido al maltrato generalizado que se vive actualmente:

“Usé mi cámara para seguir a mi abuela, la historia se centraría en su persona. Sin embargo, el hecho de acercarme a ella siempre estuvo acompañado de un miedo constante por su muerte, la cual podría suceder en cualquier momento; eso fue el impulso que originó el proyecto. Una vez dentro del mismo me cuestioné las razones del porqué yo no estaba en la película, ya que estaba muy inmersa en la misma, lo que llevó a construirme como personaje en el documental”, narró Casandra los detonantes del largometraje.

“Esto me ayudó mucho a enfrentarme a mí misma ante una cámara, así como la confrontación que existió con mi abuela y mi mamá, el quitarme la pena de cuestionar sobre ciertos temas, a pesar de que ellas siempre estuvieron abiertas en cada situación. Es aquí donde la película se transformó en una narración de tres mujeres sobre la ausencia de la figura masculina en la familia”, agregó la directora.

¿Cómo desprenderse del personaje construido para el documental y transformarse en la cineasta con el interés de crear una pieza documental? Siempre existirá una línea divisora en este sentido, pero es en este tipo de proyectos donde el límite se vuelve vulnerable, salta de lo íntimo a lo fílmico, y viceversa, llevando al límite las sensaciones en pantalla.

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“La película fue para mí un proceso terapéutico, en algún punto entendí que esto era mi duelo; mi madre y mi abuela ya habían pasado por este camino, de alguna forma ya se habían despedido de mi padre, y esto evolucionó a mi cierre. No podía hacer una separación tajante como directora y personaje, ya que eso ayudó mucho al documental. En postproducción fue lo más complejo, donde tenía que desprenderme y apoyarme mucho con mi co-editor Nicolas Rojas, para observar la narrativa que íbamos llevando”, explicó la también editora del proyecto.

La historia adyacente al tríptico emocional construido por Casasola posee una afinidad colectiva con nuestro país, la ausencia paternal en distintos núcleos familiares es un tema que podría considerarse que se ha arraigado de manera negativa en las culturas latinoamericanas, situación de la que se alimenta en menor o mayor medida la cinta:

Siempre quise que la película se enfocara en mi familia, aunque era obvio que tenía que empaparme un poco de las estadísticas de ausencias de la figura masculina en muchos hogares. Aun así, mi interés estaba encaminado en contar una historia personal; pero era normal que en las proyecciones las personas se identificaran con ciertas similitudes del documental respecto a sus vidas, sobre todo en relación a muchas desapariciones que existen en nuestro país, generando una empatía natural con la audiencia”, finalizó la cineasta.