Escenario

Vanessa Alanís busca romper estereotipos de la música infantil a través de Cri Cri

ENTREVISTA.La cantante mexicana retoma la obra de Francisco Gabilondo Soler para presentar un proyecto en el que ofrece talleres, conciertos y espectáculos para niños

Mujer mexicana con traje tradicional
Este año cumple una década de trabajar con la música para la primera infancia. Este año cumple una década de trabajar con la música para la primera infancia. (CORTESIA)

La mexicana Vanessa Alanís y el colectivo Canta y No Llores, presentan un proyecto que ofrece talleres, conciertos y espectáculos que van dirigidos en mayor parte al público infantil, lleno de folclore latinoamericano. Recuperando el gran legado de Francisco Gabilondo Soler “Cri Cri” y acompañada de la popular poeta de origen Argentino María Elena Walsh, tuvimos una charla amena y nos platicó sobre todo lo que tiene planeado y lo que viene para esta gran artista.

Háblanos de tus ¿ orígenes?

Soy Vanessa. Nacida y criada al sur de la ciudad de México, estudié toda mi vida en el Green Hills, soy trilingüe, me gusta mucho la música, leer y escribir. Viajé un año por Europa y conocí a mis primeros amigos argentinos en ese viaje. Cuando volví, estudié Historia en la ENAH, donde conocí a mi tutor, el Dr. Pablo Pozzi, quien años más tarde me invitaría a trabajar a Buenos Aires. En el 2005 organicé un congreso de Historia Social Marxista para la ENAH y tuve la oportunidad de viajar a Londres y entrevistar a Eric Hobsbawm en su casa en el 2005. Él me enseñó mucho, esa tarde en su casa, cuando nos despedíamos, me dijo que música e historia siempre se iban a llevar bien. Me titulé con honores en 2010.

¿Cómo te inicias en la música?

Siempre me gustó el canto y la comedia musical. Disfrutaba de las asambleas escolares y tomaba clases de baile y teatro. Comencé a trabajar en la SOGEM a los 19 años con una compañía de teatro independiente llamada “Cuarta Pared” que dirigían mis maestros del Green Hills. Un día, en un musical, hizo falta una actriz y yo me sabía toda la obra, era entonada y cantaba, pero nunca profesionalmente. Después de esa experiencia, empecé a tomar clases de canto lírico con la soprano Rosa María Diez. Después seguí con mis estudios en Buenos Aires con Rita Páez. Y después de 15 años de dedicarme al canto lírico y renacentista, me incliné por la música popular.

¿Cuánto tiempo lleva tu proyecto en la escena?

Comencé a trabajar en el proyecto Canta y No Llores en septiembre del 2017. Desde el 2012, trabajo con música, movimiento y primera infancia.

¿Cuál es la historia del nombre de tu proyecto?

En el 2017 un terremoto sacudió la ciudad de México. Los mexicanos en Argentina vivimos con el corazón acongojado la solidaridad de nuestros amigos y conciudadanos a través de las redes. Hubo una noche que sentí mucha emoción al ver a los rescatistas mover escombros, llovía y de pronto todos cantaban “Cielito lindo”. Quisimos apoyar de alguna manera, convocamos a amigos y paisanos residentes en argentina a colaborar con los rescatistas de la cruz roja mexicana, y para ello organizamos un evento solidario en los jardines de la Embajada de México en Argentina.

¿Cómo eliges o defines los elementos de tu música?

La idea original de hacer música diversa para las infancias del mundo, surge de mi tesis en Historia Oral: bajo la premisa que la canción y la narración son los documentos históricos de la infancia. Eric Hobsbawm diría “ante un proceso histórico, el historiador deberá resaltar: qué elementos cambian y qué elementos permanecen”. De ahí la necesidad de generar una curaduría con versiones renovadas de los grandes clásicos de mi infancia mexicana y la infancia argentina de mis hijas y mis compañeros artistas… Esta revisión musical e historiográfica nos invita a refleccionar sobre las similitudes y diferencias entre la obra de a María Elena Walsh en Argentina y Gabilondo Soler en México, resaltando de dónde vienen esas voces: cómo suena la música cuando migra, qué elementos se renuevan cuando pasa el tiempo, cómo se enriquece y se transforma la canción de boca a boca, por qué una canción tiene varias melodías, etc.

¿Cuáles son tus influencias?

Escucho música muy variada, de chica en casa se escuchaban boleros, chachachá y rock n roll. Mis hermanos escuchaban Pink Floyd, Mecano, Timbiriche, Soda Stereo. Somos una familia grande. Por mi paso en el mundo del teatro, me enamoré de los musicales de Broadway, y también adquirí el gusto por la música clásica en especial los corales de Beethoven, Purcell, Handel y las arias de Mozart. Trabajando con la primera infancia, conocí Kindermusik, un método de educación musical, y a partir de ahí me hice experta en folklore anglo y músicas del mundo. De joven me gustaba mucho el rock de los 90, el grunge y el brit pop. Algunas de mis bandas favoritas: The Cure, The Smiths, Pulp, Pearl Jam y Guns N'Roses. Viviendo en Argentina y trabajando con Acho Estol he aprendido sobre los Beatles, sobre tango y folclore local y sobre el rock argentino de Charly García y Spinetta.

¿Platicamos sobre tu proceso creativo ?

Todo el tiempo estoy trabajando a favor de la infancia y la cultura, es lo que más me gusta hacer y pensando nuevas maneras de presentar la cultura a la infancia, siempre haciéndolo divertido y entretenido para los pequeños, como para los adultos que los acompañan a los talleres, conciertos y espectáculos que organizo. A veces una canción me hace ir a buscar un libro que la acompañe, a veces es al revés, y encuentro un libro que me hace acordar a una canción y así, voy tejiendo historias que tienen que ver con cuentos y canciones, con leyendas, datos curiosos, anécdotas de mi historia personal y de la cultura en Argentina y México. Trabajar con mi productor Acho Estol, es también una usina de ideas. Acho es una persona muy culta y pasamos mucho tiempo hablando de libros y música, me muestra bandas que no conozco, hablamos de nuestras infancias, filosofamos sobre qué es la música, qué es la infancia, cómo es la educación. De cada encuentro me surgen ideas para producir nuevos espectáculos y él siempre está ahí para materializar las ideas en hermosos arreglos musicales.

¿Qué experiencias se puede llevar la gente de tu concierto?

Espero que se lleven mucha música, un espectáculo sonoro de altísima calidad, que aprendan cosas sobre las culturas latinoamericanas, sobre los compositores, los autores, los músicos que me acompañan, que aprendan sobre el Día de Muertos, el Día de Reyes, las tradiciones mexicanas. Muchas familias se acercan al terminar y me dicen “cuando me anoté a un espectáculo infantil, no pensé que fuera a ser tan bueno”.

“El bote de vela” es una canción que me cantaba mi papá y que grabó con su grupo de chachachá Los Tribunos. Es la canción que le da coherencia al proyecto navegar en un botecito de vela, de papel, por los océanos de la internet, intentando conectar en años de encierro y soledad”.

¿Qué diferencia tú propuesta de otras del género en México?

No estoy de acuerdo con el estereotipo de la música infantil, de vestirse de cierta manera y hablar con cierto tono de voz minimizando las capacidades cognitivas y receptivas de la infancia. Cada público, cada escenario, es un desafío, en cada espacio hay que estar receptivos y ser creativos para conectar y transmitir cultura, pasarla bien, disfrutar de la música, observando las necesidades del público. Los bebés no vienen solos al teatro

Un hilvanar de músicas y narraciones de Latinoamérica que nos invita a viajar, que abre la curiosidad por recorrer nuevos géneros, por recordar melodías tradicionales, por sorprenderse con grandes clásicos interpretados de maneras novedosas. Muchos juguetes, mucha imaginación y amor a través de la canción. Me gusta llevar títeres, compartir figuras de origami, soplar burbujas, bailar e invitar a la gente a bailar, hacer chistes, todo lo que hace el concierto interactivo y dinámico.

¿Realizaste otras giras internacionales?

En el 2018 presenté mi espectáculo en Londres, en forma de taller, un día de Reyes con el apoyo de la Embajada de México en Reino Unido y el restaurante Mestizo. En el 2020 nuestra gira por México se suspendió y eso nos motivó a seguir en contacto con los museos que nos habían invitado, así que la primera Gira por mi país fue online. Nos presentamos a través de las plataformas del FCE, el Museo Infantil de Oaxaca y el Museo Papalote. Estuve en Querétaro en el 2021 donde presenté “El bote de vela” en el MACQ por primera vez para un auditorio presencial.

¿Cómo ha recibido el público tu propuesta en México y Argentina?

En Argentina la propuesta se recibe con mucho cariño. La embajada me ha apoyado mucho, la calidad de los arreglos y la garra que le ponemos, atraen la atención de músicos talentosos que se quieren sumar y colaborar. Ha sido una experiencia increíble, pese a la pandemia.

En México es más difícil porque no hemos podido ir a trabajar, pero tenemos fe en encontrar el público y los espacios indicados para compartir aunque sea una vez por año nuestras propuestas.

¿Qué diferencias identificas entre estos públicos?

En Argentina -en Buenos Aires puntualmente- hay un gran circuito de música infantil, muchísima cultura y una gran clase media deseosa de espectáculos culturales. En México creo que no tanto, que siempre tendemos a buscar lo que viene de EU, porque eso es lo que el mercado capitalista nos impone, pero creo que hay mucha gente que busca cultura y contenidos de calidad. Es un país enorme, tengo ganas de ir a trabajar más allá. La pandemia nos destruyó, nos cerró puertas, nos dejó rotos. Y también nos dio alas, nos encontró abrazándonos a través de las pantallas, sensibilizándonos de maneras diversas con el otro.

¿Cómo fue crear en pandemia y cómo lograste revertir esta situación mundial?

Crear en Pandemia fue sanador, tener un proyecto que me permitiera viajar a mi país, me daba esperanzas. creo que eso se podía compartir a través de todos los conciertos y talleres que dimos por zoom y streaming a través de las plataformas de los museos, embajadas y centros culturales que nos apoyaron.

¿Cuáles son las próximas metas?

Quiero terminar el disco Desde el jardín llevar el espectáculo a todos los jardines hermosos de los museos de la ciudad de Buenos Aires y de la ciudad de México. Y a donde me inviten iré. También quiero terminar mi disco de composiciones personales que está en la etapa de mezcla y estamos terminando un disco de covers en inglés pensado en un público adolescente.

¿Cómo ves el mercado latinoamericano?

No tengo idea del mercado. esto es todo nuevo para mi, Y el mercado también está viviendo todo nuevo por la pandemia. Creo que ante la adversidad, existen posibilidades de reinventar el arte y la cultura y de abrir nuevos caminos, aunque siempre sea difícil.

¿Quiénes han colaborado en tu proyecto y quiénes son parte en la actualidad?

En Argentina: Acho Estol (productor artístico). Gabriel Stern y Juan Valverde (vientos), Cecilia Ruiz (voz), Andrés del Puerto, Lautaro Matute y Alejandro Lera (guitarras), Violeta Garcia (cello) , Santiago Castellani (bronces), Agustin Barbieri (percusión), Agathe Cipres (trompeta), Carolina Rodriguez (violín y coros), Pedro Alvide (Clarinete). En México: Luis Ochoa (piano), German Guido (percusión).

¿Qué se viene en el 2022?

El tercer disco del proyecto Canta y No Llores llamado Desde el jardín para marzo o abril y el primer disco de composiciones propias Niña Molotov, para septiembre.

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