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Ya siéntate, Paco

Recientemente, el director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Paco Ignacio Taibo II, respondió de manera sumamente desafortunada a la pregunta legítima de la periodista Yareth Arcinie, quien lo cuestionó por las pocas mujeres que participarían en la colección “25 para el 25”, un ambicioso proyecto de FCE para promover la literatura latinoamericana de la última mitad del siglo XX entre los jóvenes. De 27 (no 25) libros, 7 fueron escritos por mujeres y 20 por hombres.

Delante de la Presidenta Sheinbaum, el funcionario cultural contestó con un gesto de enojo a la periodista:

“Porque si partimos de la cuota, dices, bueno, un poemario escrito por una mujer horriblemente asqueroso de malo, por el hecho de ser escrito por una mujer, no merece que se lo mandemos a una sala comunitaria a mitad de Guanajuato, ¿por qué hay que castigarlos con ese libro de poesía?”.

La presidenta rio nerviosa, como diciendo “¡Ay!, este Paco… ¡qué cosas tiene!” Y tuvo que salir al paso diciendo que también iban a hacer una colección solo de escritoras.

El hecho de que Paco Ignacio Taibo II se irrite tanto ante la pregunta y responda con una majadería insólita, es sintomático de una clase intelectual que no quiere ni escuchar ni reflexionar sobre el lugar secundario y marginal que tuvieron las escritoras del siglo XX. Mucho menos reivindicar su papel. Quizás porque ellos, sus papás y sus amigos son esos privilegiados que van a seguir leyéndose. Pero no, no estamos hablando de “poesía horrible”, sino de desigualdad en oportunidades para pertenecer a talleres literarios, para ser publicadas, promovidas y leídas.

Cuando las especialistas, las escritoras, las académicas y las periodistas comenzaron a elaborar listas de talentos literarios femeninos en respuesta al insulto, quedó demostrado que al FCE no se le pide caridad ni “cuotas de género”, sino reconocimiento y transparencia de los criterios por los cuales se elige a unos y no a otras, reproduciendo lo que se hizo durante toda la segunda mitad del siglo XX: despreciar a las escritoras a priori, argumentando falta de calidad por el simple hecho de ser mujeres.

En una entrevista previa al escándalo que protagonizó el ilustre señor, señaló que la metodología de selección arrancó con una pregunta a los funcionarios de la editorial: “¿A qué autores latinoamericanos les gustaría leer si fueran jóvenes?”. Parece ya un mal arranque, basado en el criterio personal de las personas que tenía más cerca. Además, es evidente que estará basado en los sesgos que tenemos quienes crecimos con la literatura disponible. Es decir, la literatura hecha por hombres. Pero si eres el director de la editorial pública más importante del país y vas a imprimir dos millones de libros que piensas regalar, Paco, ¿no crees que toca ponerse más serios y hacer un poquito de justicia histórica?

Las protestas literarias y los comentarios de muchas voces -versadas y no- no se han hecho esperar porque la indignación es justa. Ya estamos cansadas de estos personajes irascibles que no soportan ser cuestionados por mujeres sobre asuntos que atañen a la desigualdad y el acceso de oportunidades.

No, no es la derecha. Ni es un complot. Ni una exageración. Es la lucha legítima por estar en el lugar que merecemos en el arte, la literatura, la historia y la vida. Increíble que, a estas alturas, retrógrados como Taibo II todavía le den la razón a Sor Juana, que escribió quejándose de las mismas cosas en el siglo XVII.

Al señor no pareció gustarle mucho la idea de la Presidenta sobre la colección de mujeres… “No podemos hacerlo de hoy para mañana”, comentó a La Jornada, aunque “la haremos”. Pero no se enojen. Son las cosillas del “buen amigo” Paco.

Mariana Espeleta Olivera y María de la Concepción Sánchez Domínguez-Guilarte

*Por Concepción Sánchez Domínguez-Guilarte y Mariana Espeleta Olivera, académicas del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia del ITESO

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