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Melomanías: Kurt Cobain, ¿cómo alcanzar el Nirvana? - Parte dos

El movimiento grunge, que agrupaba a bandas de Seattle, se puso de moda en esos últimos años de los 80 y muchas disqueras grandes buscaban talento; Nirvana, prácticamente, vivía sin contrato pues ellos mismos habían pagado por su producción de una pequeña disquera independiente, pero eligieron a Geffen y con la nueva década firmaron contrato para iniciar las grabaciones de su segundo álbum.

Kurt Cobain y Krist Novoselic seguían buscando un baterista estable; todo el tiempo tenían conciertos, y recibían apoyo de sus amigos y conocidos de otras bandas para sacar la tocada; por fin en septiembre del 90 audicionaron a Dave Grohl, quien venía de la ruptura de su banda de punk hardcore: Screams; “en dos minutos supimos que Dave era el baterista indicado”.

Ya contaban con una buena lista de canciones nuevas estrenadas en vivo, y otras fueron terminadas sobre las rodillas con la grabación encima; el mismo Kurt comentó: “el enojo en nuestras canciones disminuyó, se volvieron más tranquilas y eso me hizo más feliz”.

El disco que es considerado como el más exitoso y más influyente del movimiento grunge, totalmente compuesto por Kurt, llegaría en 1991: Nevermind; su primer sencillo: “Smells Like Teen Spirit”, simplemente se convirtió de facto en el himno de una década que apenas comenzaba; esto a pesar de la molestia de Kurt con su productor, Butch Vig, que logró lo imposible (imperdonable para Cobain): limpiar a Nirvana de su historia indie, y entregarle al público un disco más digerible y entrañable. Este disco le puso punto final a la existencia del hair metal.

Nadie predijo lo que pasaría con Nevermind: tomó el primer lugar del Billboard en los Estados Unidos, arrebatándoselo a la última producción de Michael Jackson, Dangerous.

MTV repetía el video de “Smells Like Teen Spirit” todo el tiempo, les llovieron presentaciones en programas de radio y TV, y en todas pedían que interpretaran esta pieza, el himno de la Generación X se cantaba a diestra y siniestra.

En 1992 partieron en una gira al viejo continente y simplemente se convirtieron en los reyes del mundo; el grunge, el rock alternativo, había logrado una tarea imposible: penetrar los gustos del gran público.

De nuevo, los fantasmas del éxito rondaron a Nirvana, primero porque el acuerdo original entre los tres integrantes era repartir las regalías de Nevermind en partes iguales, a pesar de que todas las canciones fueron compuestas por Kurt; ya con el disco publicado, ya casado y con una hija, Cobain exigió que las cosas cambiaran a un arreglo más adecuado a la realidad. Finalmente, y ya al borde de la ruptura, pactaron que Kurt recibiera el 75% de las regalías de Nevermind y Krist y Dave 12.5% cada uno; las cosas ya nunca serían iguales entre ellos tres.

Luego, las adicciones y “locura” de Kurt: en el Festival de Reading, en agosto de 1992, Kurt entró al escenario en una silla de ruedas y con una peluca, para parodiar sus supuestos problemas mentales y ese concierto se convertiría en mítico, por la gran actuación que Cobain le dio a su público, a pesar, según Krist y Dave, de que no habían ensayado lo suficiente por sus problemas internos y por las escapadas de Kurt por su adicción a la heroína.

La lluvia de reconocimientos y premios no cesaba. Publicaron los álbumes Incesticide, In Utero y su MTV Unplugged, nada de esto pudo conjurar que finalmente Kurt engrosara las filas del macabro Club de los 27.

El 5 de abril de 1994 apareció muerto por su propia mano, aún olía a espíritu joven.

@jorgehhm

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