Cronomicón

Letras Rebuscadas: Origen, espíritus del pasado; un anime con alma New Age

Las profetizas de la Nueva Era, las señoras del vestido blanco y las guirlandas de flores; altivas discípulas de la espiritista rusa H.P. Blavatsky, anunciaron, allá por los años 60 del siglo pasado, que la humanidad conspiraba secreta e inconscientemente al alba de una esperanza cifrada en los astros.

Ocurría que el tránsito de la constelación de Piscis a la de Acuario produciría una trasmutación espiritual, planetaria, que nos conduciría a una conciliación definitiva entre Fe y Razón; entre Ciencia y Religión….

Una de estas druidesas y astrólogas del áureo porvenir, la señora Marilyn Ferguson —avecindada en la tierra de los sueños (ácidos), la California de Carlos Castaneda— lo expresó en la metafórica idea de que respiramos al unísono, o dicho en términos más New Age, si nos sintonizamos y vibramos conformando un concierto de millones de conciencias conjurando, gracias al amor de Gaia (la Madre Tierra), habrá un resurgimiento planetario que sin más cataclismos, pandemias o guerra, nos conducirá a la humanidad a una edad edénica, en la que nuestra depredadora y consumista especie se reincorporara a la naturaleza.

Traslademos esta idea a un anime o caricatura japonesa y sin duda saldrán títulos como La Princesa Mononoke (1997), claro que en este anime su creador, Miyazaki, le agregó a la idea de la reintegración al mundo herbal y animal una buena dosis de aventura y romance; y si le sumamos también a la ecuación creativa un toque de post apocalipsis, como los que utilizó en “Time Machine” H.G. Wells, el resultado es otro anime tan emocional y bello como el de Miyazaki intitulado Origen, espíritus del pasado. Producida por estudios Gonzo, esta película estrenó en el 2006 en Japón, y en México, a partir de este año, la podemos conseguir en DVD y Blu-Ray.

El cuento va de la siguiente manera: en un futuro post apocalíptico, la humanidad quedó reducida al mínimo por andar de jardinera en la Luna; las plantas sembradas en tierra selenita cobraron vida y conciencia, y tomando una apariencia muy parecida a la de Shen Long (el Dragón que le concede deseos a Goku), pero de color verde, cayeron en estampida cataclísmica sobre la Tierra arrasando ciudades y retoñando en un feroz bosque inteligente habitado por uno humanoides llamados druidas. Como lo anuncia la New Age, en esta historia el regreso a la naturaleza presupuso dejar de lado nuestra tecnofilia; sin embargo, aunque hay humanos que conspiran para hacer uno con Gaia, como los habitantes de Ciudad neutral; hay otros que añoran regresar a la Dark Age, es decir, a la época en la que el hombre imponía su señorío sobre el planeta gracias a sus máquinas y armas. Estos tecnofílicos viven en una ciudad militar y son liderados por un tal Ragna (un temible dictador que jamás aparece en persona en la película).

La trama comienza cuando Agito (la versión acuariana de Akira) descubre junto con su amigo Cain a una bella durmiente que, en vez de cama, está en animación suspendida dentro una capsula de criogenia. Toola es una sobreviviente del pasado que porta en su gargantilla-smartphone el instrumento para vencer a las platas y hacer del mundo un nuevo Isengard o Mordor con montaña demoniaca incluida.

La música de la película es inspiradora, el arte es de acuarela y el diseño de personajes poético. Hay que ver esta animación en clave New Age para empatizar con su historia y argumento; como en Avatar (2009) de James Cameron, Origen intenta revivir en nosotros a ese Gandalf injertado con Tarzán que mantenemos hipnotizado viendo el “Juegos de Tronos”, “Walking Dead” o jugando “God of War” o “Destiny” para el Play 4.

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