Seguimos con nuestra personal lista de genios de este género tan multifacético, ahora con Miles Dewey Davis III, trompetista, arreglista, compositor e inventor, que raya en la locura de nuevos sonidos, estilos, arreglos, secuencias y distintas combinaciones de instrumentos, además de ser una de las figuras más influyentes que ha tenido el jazz en toda su historia.
Miles Davis nació en 1926 en Illinois; se cuenta que él siempre intentó cubrir su origen, no en cuanto a cuestiones de raza o género, sino porque a diferencia de prácticamente todos los músicos de los que les hemos compartido aquí, le avergonzaba provenir de una familia acomodada, pues su padre era un afamado dentista; por lo mismo muy joven comenzó sus estudios musicales y fue un alumno destacado en todas las escuelas privadas de música en las que estudió.
A los 17 años comenzó a trabajar tocando en bares con ensambles de vientos que tocaban música más regional, pero a los 18 fue invitado a unirse a la banda de Billy Eckstine, que en ese entonces contaba con Dizzy Gillespie y Charlie Parker entre sus filas.
Miles Davis, de alguna manera fue “forzado” a seguir a sus compañeros en el estilo be bop, que estos dos gigantes estaban creando, pero le era complicado porque él provenía de otros géneros. Para solucionar esto, decidió emigrar a Nueva York y matricularse en el Institute of Musical Art, que en el futuro se convertiría en la muy famosa Academia Julliards.
Desde entonces, 1944, Miles se convirtió en el músico que seguiría a Charlie Parker para tocar a su lado todo el tiempo; a pesar de que con su técnica no tenía la misma velocidad de ejecución que Parker, de manera muy inteligente fue creando un estilo distinto, a través del juego de los silencios, fraseos muy cortos y cambios repentinos de velocidad.
Al lado de Parker, los dos grabaron varios discos en donde Miles era sólo acompañante; en 1947 realizó su primera grabación con él mismo como líder de la banda, en vivo, pero fue hasta 1948 cuando realizaría la primera de sus innovaciones en el jazz.
Reunió una banda con una extraña composición en su instrumentación: el clásico trío de piano, contrabajo y batería adicionados de trompeta, saxofón alto, saxofón barítono, un trombón, un corno inglés y una tuba, solo con el fin de trabajar dos semanas en un hotel neoyorquino y fue tal su éxito que Capitol Records le ofreció un contrato para grabar un disco de estudio.
Los arreglos que hicieron Miles Davis junto con su amigo Gil Evans para este ensamble de vientos, dieron fruto en su disco: Birth of the Cool, el primero de muchos que modificarían la historia del jazz; como su estilo es mucho más suave en comparación con el be bop, aquí se marca el nacimiento de un nuevo subgénero del jazz, denominado: cool jazz, por su relajado alejamiento de la improvisación total y de los ritmos frenéticos, y en cambio ofrece sonidos más orquestales, dulces, con raíces en el blues y más apegado a la música clásica por su instrumentación.
Pero en su eterna búsqueda, Miles Davis, al inicio de la década de los años 50 dio otro salto mortal en su estilo, pues él tenía la preocupación constante de que notaba que el tamaño de su público en general disminuía, por lo que veía urgente salvar al jazz.
Se atravesó en su camino el obstáculo de su adicción a la heroína, por lo que sus primeras grabaciones en vivo de esa década nos muestran un Miles musicalmente desangelado.
Continuará…
@jorgehhm
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