Cronomicón

Dizzy Gillespie: talento, carisma, fuerza y expresión (I)

Ya estamos cerca de acabar con la lista de tótems del jazz, en la que elegimos sumergirnos.

“Gigantes del Jazz” es una descripción que se queda cortísima con varios de los artistas que hemos revisitado en esta serie, pero si entre las cabezas de Pascua sólo una de ella fuera la más grande, sería el caso de nuestro invitado de hoy: John Birks Gillespie, mejor conocido por su sobrenombre, Dizzy Gillespie.

Trompetista, pero no cualquiera, sino nada más y nada menos que el mismísimo “padre del jazz”, claro, a un lado de Charlie Parker, pero por sus demonios y su muerte prematura, al final, a quien le hicieron estatua en su natal Carolina del Sur, fue a Diz y no a Bird.

Nacido en 1917, su padre era líder de una banda, por lo que desde su niñez vivió rodeado de instrumentos musicales. A los 4 años comenzó a tocar piano y a los 12 ya era un experto trombonista y trompetista; desde el día que escuchó por primera vez en la radio a quien sería su ídolo: Roy Eldridge, otro trompetista que ya comenzaba a alejarse momentáneamente de la armonía más clásica establecida por el gran trompetista de color: Louis Armstrong.

Las escapadas de Eldridge le marcarían al jovencito Gillespie el camino a seguir. A los 18 años, Diz reemplazó a su ídolo Eldridge en la trompeta para la banda de Teddy Hill. Solo un año después los dejó para buscar mejor fortuna.

Aterrizó en la Cab Calloway’s Orchestra, pero muy pronto comenzaron los problemas pues Calloway, dueño del balón, desaprobaba el ácido humor de Dizzy Gillespie y su estilo de hacer solos le parecía demasiado aventurado, Calloway definió el estilo de Diz como: “Chinese music”; al final, Diz fue despedido de esta banda tras una pelea con su patrón a golpes y hasta con cuchillos.

Fue invitado a la banda de Ella Fitzgerald, en donde conoció a Charlie Parker.

Se acercaba la Segunda Guerra Mundial y Diz, por su locura en parte aparente y en parte real, logró que el panel de selección de los militares lo calificara como no apto para servir en las fuerzas armadas.

En esos años se unió a la banda de Earl Hines, quien era considerado por Count Basie como el mejor pianista de jazz de todos los tiempos, y en cuya banda se incubó el be bop, por Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Thelonious Monk. Dizzy ha dicho que Hines fue un maestro de la autodisciplina y organización.

Sobre esos tiempos, el mismo Diz comenta:

“la gente piensa que era una música nueva, pero era básicamente la misma música, sólo que evolucionó la manera en que tú ibas de aquí para acá y luego llegabas hasta allá… Cada época tiene su propia mierda”.

Una de las características inimitables de Dizzy Gillespie fueron sus increíblemente inmensos mofletes, que llaman la atención porque su cara cambia, tal cual, como si fuera un sapo que infla sus cachetes para inyectar aire en la boquilla de la trompeta.

Hoy se sabe que pudo ser su anatomía, de manera natural, o hay quienes piensan que a raíz de una mala técnica inicial por haber sido autodidacta y por el repetido esfuerzo de soplar más y más fuerte, pero la capacidad de contener aire dentro de su cámara aérea interna era simplemente sorprendente.

Fue con una nueva banda, la de Billy Eckstine, en donde se reencontraría con Charlie Parker, para continuar juntos con su exploración de los acordes con la quinta disminuida, que forman la base del be bop.

Continuará…

@jorgehhm

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