Cronomicón

La generación X se crió escuchando los éxitos de Madonna, se emocionó con la primera trilogía de StarWars, redactaba en máquina de escribir mecánica y rentaba VHS…

LETRAS REBUSCADAS: El 2025 da la bienvenida a la generación Beta

Si estás pensando en tener un hijo por estas fechas o estás en espera de uno, felicidades: tu retoño será de una nueva generación: la Beta, la sucesora de la Alfa; a esta, por cierto, pertenecen los nacidos entre el 2010 y el 2025.

Lo que define a una generación en estas categorizaciones antropológicas y sociológicas no es propiamente un vector de tiempo; si naces entre un año y otro no tiene la mayor relevancia en cuanto a identidad generacional. El factor importante lo encontramos en el contexto u horizonte cultural global.

Es decir, nuestras circunstancias y lo que ellas implican en cuanto a adelantos tecnológicos y rasgos culturales nos definen en todos los aspectos: desde nuestros gustos, valores, metas, preferencias, mentalidad y, no se diga, hábitos de consumo. Un entorno cada vez más global nos moldea, más allá de nuestra localía, en lo generacional.

Por ejemplo, individuos de la generación X nacidos entre 1965 y 1981, dígase de España, México, Japón o Argelia, crecieron y se criaron escuchando los éxitos musicales de Madonna, se emocionaron con la primera trilogía de StarWars, redactaban sus tareas en una máquina de escribir mecánica, fotocopiaban sus libros de la escuela y los engargolaban, rentaban películas VHS… También crecieron con la zozobra de una guerra nuclear y atestiguaron el derrumbe de la utopía política comunista, cuya sepultura fue la desintegración de la Unión Soviética y la reunificación de Alemania.

Así podríamos extendernos en la descripción de todas las generaciones, empezando con los Baby Boomers (1946-1964), que recibieron con emoción la llegada de su primer televisor a sus hogares y que en él contemplaron el alunizaje del astronauta Neil Armstrong; suceso que los marcó, pues desarrollaron como generación una conciencia planetaria. En congruencia con lo anterior, experimentaron, en el marco de la revolución New Age, con drogas psicodélicas y se unieron al movimiento global hippy. Amor y paz en un mundo sin fronteras.

Las generaciones posteriores, los Millennials (1981-1996) y Centennials (1996-2010), se les ha bautizado como nativo-digitales dado que crecieron en un mundo con computadoras, celulares y, sobre todo, con Internet. El Internet fue todo un hito en la historia de la humanidad; después de su llegada, el mundo ya no fue igual. Podríamos decir lo mismo, guardando las distancias, respecto a los videojuegos, que igual moldean la conciencia de millones de gamers. Con ganancias superiores a las del cine o el streaming, esta industria generó, en 2024, 187,700 millones de dólares.

El siguiente parteaguas histórico será la inteligencia artificial, la que sin duda va a influenciar a la generación Alfa; pero, sobre todo, estará presente en la crianza de la nueva generación Beta. El término Beta les viene de la continuidad referencial del alfabeto griego, aunque hay también la idea de que el término hace referencia a que los individuos de esta generación, igual como se maneja en el argot tecnológico (un beta es un prototipo), estarán expuestos a cambios constantes; para bien o mal, vivirán una acelerada revolución tanto tecnológica como cultural. Algunos tendrán, posiblemente, nanas robóticas, viajarán al espacio, experimentarán la interfaz entre un chip y las neuronas y, por qué no, a lo mejor el Proyecto Avatar 2045 les otorgue a algunos de ellos la inmortalidad…

Los Beta son una generación de cara al futuro, y el futuro, si bien es prometedor, también tiene sus evidentes incertidumbres, comenzando con el cambio climático, el desabasto de agua potable, las pandemias y los conflictos económicos y hasta militares entre las potencias de un mundo cada vez más multipolar.

Aunque el concepto es nuevo y aún está en planteamiento, la idea es que la generación abarcará a todos los nacidos entre el 2025 y el 2039, aunque, sin duda, se le podrán hacer ajustes dependiendo de los rasgos culturales y características en general que vayan adoptando esta generación.

Por ser nueva, esta generación aún está por definirse, y sobre la marcha se verá cómo se irá moldeando, incluso hasta neuronalmente. No obstante, podemos ir especulando sobre cómo serán, previendo el contexto social, cultural y tecnológico en el que estarán inmersos.

Ya no solo serán nativos digitales; a este rasgo habría que agregarle que, para ellos, la frontera entre lo digital y lo real será cada vez más difusa. En su entorno tangible estará cada vez más presente la realidad aumentada y, muy probablemente, para ellos el metaverso será una realidad de la que entrarán y saldrán todo el tiempo, como hoy lo hacemos de Internet. Y, sobre todo, interactuarán muy cercanamente con la IA; entre ambos versará una relación de simbiosis: ella les enseñará, será su mentora, pero a la vez los Beta la retroalimentarán (vamos hacia la fusión hombre y máquina).

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La IA estará presente para ellos desde la cuna, con autómatas como los que quiere fabricar Elon Musk en su compañía Tesla, el Optimus, que se pretende sea todo un asistente doméstico (niñero, sirviente, cocinero, secretario…), que, de momento, dado los precios que se prospectan para su lanzamiento, será un lujo que costará entre 20,000 o 30,000 dólares.

El lujo de hoy será la necesidad de mañana. Cuando la producción de estos androides se masifique, como ocurrió con los celulares, seguro se abaratarán, y sin duda habrá modelos más austeros asequibles a todos los bolsillos.

Un problema que heredarán de generaciones anteriores será el del cambio climático y el deterioro ambiental. Vaya la paradoja: vivirán rodeados de tecnología que necesita, para su soporte, de inmensos recursos, así que tendrán que resolver la ecuación de mantener su estilo de vida y ser, a la vez, amigables con la naturaleza. Tendrán más conciencia ecológica y estarán obligados a buscar la sustentabilidad.

Adiós a la vieja escuela. Los métodos de enseñanza tradicionales quizás ya no funcionen con ellos. Con la asistencia de la IA, muchos recibirán una preparación y formación personalizada acorde a sus capacidades e inquietudes. Si logran vivir más, posiblemente tengan la oportunidad de ensayarse en una o más profesiones.

En el expediente de la diversidad y la inclusión, es predecible que les toque presenciar los albores del transhumanismo, como el advenimiento de las tribus genéticas y los ciborgs. ¡Qué sorpresa nos deparan los adelantos tecnológicos! Podemos fantasear con la idea de que algunos Beta ya no se les concebirá y gestará de la manera biológica habitual, sino que serán manipulados, desde su desarrollo embrional, por sofisticados procesos de ingeniería genética. Todo puede suceder. Para predecir el futuro, ante lo incierto que resulta, necesitamos de una computadora cuántica con las que trabajarán muchos de los hombres de ciencia de la generación Beta.

 

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