Cronomicón

Santos Degollado Sánchez (1855-1856)

ESPEJO HISTÓRICO: Gobernadores de Jalisco XXXIV

Nació en Guanajuato, capital. Fue hijo de Francisco Degollado y Mariana Sánchez. El gobierno virreinal despojó a su familia de sus bienes como represalia a la militancia insurgente de su padre. Este hecho le condenó a una infancia de pobreza y privaciones. Un tío vio por él y le ayudó a trasladarse a la Ciudad de México, donde fue interno del Colegio Militar.

En octubre de 1828, se domicilió en Morelia. En esta ciudad consiguió trabajo como escribiente del notario Valdovinos. Este mismo oficio lo desempeñó durante veinte años en la Haceduría de la Catedral.

Estudiante autodidacta, se daba el tiempo para leer y aprender idiomas. A través de sus lecturas, forjo su pensamiento político. Hombre de contraste: profesó una profunda y devota fe; pero, simpatizó abierta y militantemente con las ideas liberales y con el modelo federalista.

Su credo político y la defensa de sus ideales le granjearon, desde muy joven, persecución y cárcel. En 1839, participa en un levantamiento armado; en estas andanzas conoce Melchor Ocampo, proceder de la Reforma; quien, lo invitó a colaborar en el gobierno de Michoacán. En 1846 lo nombró secretario de la Junta Subdirectora de Estudios de Michoacán y presidente de la Junta Directiva de Fomento de Artesanos.

Su carrera política  iba en ascenso: Ocampo lo nombró secretario del Colegio de San Nicolás y llegó a ser gobernador de Michoacán. Fiel a sus ideas, luchó contra Santa Anna. En su carrera militar pasó de soldado raso hasta alcanzar el grado de general.

Se sumó a la Revolución de Ayutla. Combatiendo contra el ejército santanista lo encontró Ignacio Comonfort; quien unió fuerzas con él para atacar el poblado de Zapotlán. El 22 de julio de 1855 toman por asalto la plaza; al mes siguiente marchan hacía Guadalajara; semanas antes, la ciudad había sido rendida por el gobernador, el general Manuel Gamboa, a Comonfort, tras dimisión de Santa Anna.

El 22 de agosto los revolucionarios son dueños de la Capital tapatía. El general en jefe asumió las funciones ejecutivas y conforma un consejo que eligió como gobernador provisional a Santos Degollado. Su administración arrancó el 31 de agosto de 1855 (Pérez Verdía, 1952b:496).

Ya en funciones, atendió rubros del quehacer gubernamental desatendidos como el de la educación pública. Restableció el Instituto (que hacía las veces de Universidad) y dispuso la creación de escuelas de primeras letras distribuidas en los ocho cantones del estado y etiquetó una partida del presupuesto estatal para su sostenimiento.

En materia legislativa, durante su gobierno se expidió un Plan General de Hacienda Pública, y una Ley de imprenta, respetuosa de la moralidad y la libertad.

El problema más grave que sobrellevó y que al final le costó la gubernatura fue el pronunciamiento armado promovido por la casa Barron y Forbes. Los señores Guillermo Forbes y Eustaquio Barrón fueron diplomáticos y prósperos empresarios ingleses dedicados a la importación y al contrabando de mercancías vía marítima Avecindados en el Séptimo Cantón, de Jalisco (el hoy Estado de Nayarit) controlaban el comercio del puerto de San Blas. El rostro externo del pronunciamiento era Ángel Benítez, comandante del Batallón Libres de Jalisco; lanzó la proclama el 13 de diciembre de 1855.

Benítez no pasaba de ser un empleado con cargo público a los órdenes de la casa Barron y Forbes. Otro, al poco tiempo, hará su trajo y mejor, aunque calificó más, ante la historia, con un aliado de esta casa, pues poseía su propia agenda política: este hombre fue Manuel Lozada, “El Tigre de Alica”, némesis de general Ramón Corona.

Más que sedición, en Tepic reinaba la agitación social. Degollado decide ir en persona a poner orden. Su sola presencia bastó para que Benítez huyera. El ayuntamiento de la ciudad le pidió al gobernador que expulsara a los empresarios acusándolos de ser los instigadores del pronunciamiento.

El señor Barron ostentaba el cargo de cónsul de su Majestad Británica; con esta credencial obtuvo el amparo del embajador inglés, Letteson; y reclutó también la protección del capitán del buque de bandera británica, President; quien desde el puerto mando una nota intimidatoria a Degollado. El Gobernador no respondió a este despropósito. Sus verdaderos problemas se fraguaban en la Ciudad de México; donde el embajador ingles obligó al propio presidente, Ignacio Comonfort, a suscribir un arreglo que implicaba restituir como cónsul a Barron, pagarle una indemnización y llevar a juicio a Degollado.

 “El héroe de las derrotas” era diputado por el Congreso de la Unión; de allí que la acusación de Barron fue turnada a la sección del gran jurado y a la cámara. De propia voz expuso y defendió su caso y lo hizo con tal elocuencia e inteligencia que las instancias ante las que compadecían lo exculparon de todos los cargo, el 16 de febrero de 1857.

Tras regresar de Tepic, el gobernador asumió de nuevo su cargo el 4 de enero de 1856; se ocupó de encausar un proyecto por el que es recordado en Guadalajara pues le agregó al rostro arquitectónico de la ciudad uno de sus edificios distintivos: el Teatro Degollado. La obra le fue encomendada al arquitecto Jacobo Gálvez y para costearla se le autorizó al municipio la venta de ejidos que no tuvieran un uso público.

Como lo acordaron y firmaron los jefes de la revolución de Ayutla, el general debía hacer entrega de la gubernatura al presidente del consejo que asumió el mando político, tras la salida del estado de las autoridades santanistas. El presidente era Joaquín Angulo; liberal moderado sumamente impopular entre los radicales. Dado que el estatuto aprobado facultaba a los miembros del consejo a elegir a un gobernador sustituto en ausencia del presidente, Degollado aprovechó la circunstancias y la coyuntura legal para entregarle la gubernatura, el 30 de mayo de 1856, a Ignacio Herrera y Cairo, a un liberal radical y afín a su postura política.

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El 27 de marzo de 1858, Benito Juárez lo nombró Ministro de Guerra y Marina, y general en jefe del Ejército Federal y en 1860 Ministro de Relaciones. Se dedicó a preparar soldados improvisados para convertirlos en vencedores.

En1861, al ser asesinado Ocampo, pidió Degollado su reincorporación al ejército, lo cual se le concedió. Combatiendo a los conservadores marchó al frente de una columna y, en el Monte de las Cruces, trabó combate con las fuerzas de Leonardo Márquez. Cayó prisionero en una emboscada el 15 de junio de 1861 y murió a manos de sus enemigos en Llanos de Salazar, estado de México. Enterrado en Huixquilucan, sus restos fueron exhumados el 5dejulio de 1862.

El Congreso aprobó el decreto número 26 declarando Benemérito del Estado a Santos Degollado, disponiendo que se colocara su retrato en el salón de sesiones del Congreso. El teatro que por su iniciativa se mandó construir en Guadalajara llevaba en su honor el nombre de Teatro Degollado; y se inscribió con letras de metal sobre la entrada principal del pórtico al terminarse la obra.

 

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