Cronomicón

Sociedad Fantásmica

II. Las pruebas y las publicaciones De autor a editor: La travesía de Carlos Eduardo Bustos (A partir de una entrevista en 2013)

Sociedad Fantásmica

El grupo de amigos con el cual Carlos Eduardo mantenía reuniones desde su época de la secundaria fue fundamental para el proyecto editorial, pues además de contar con su solidaridad y consejos, éstos también le brindaron su colaboración y aportaciones para realizar el proyecto.

«La idea era esto: que plenilunio fuera el trampolín, que ya no fuera autoedición, ─era como una palabra maldita, no les gustaba eso a los editores─ ya vendrían ellos (los autores) de un sello editorial, que no iban a conocer (las editoriales corporativas), pero al menos ya podrían presentarse con algo, para que así tuviera más seriedad el asunto».

Esta premisa fue lo más pertinente para considerar a detalle el cuidado de la edición y los elementos necesarios para validar formalmente las publicaciones «quería que se viera lo más profesional posible en la medida de mis posibilidades».

El nombre de plenilunio lo adoptó porque la palabra le gustó mucho luego de conocerla en la colección de cuentos Las cosmicómicas de Ítalo Calvino. «Luego me gustó una carta del tarot ─del medioevo─ para hacer la representación del sello».

La primera publicación de Plenilunio sería una novela suya, pero al momento de presupuestar con Imprejal resultó muy cara. Nuevamente a través de la FIL se contactó con una escritora del stand de autores independientes que llevaba un libro muy parecido a lo que buscaba para la edición de su novela. Al consultarle los costos el presupuesto de la escritora resultó tres veces menor al suyo por lo que acudió con el nuevo impresor: ALTEGRAF.

Una vez obtenido el presupuesto, sus amigos de siempre aportaron lo correspondiente para que Bustos iniciara su proyecto editorial «Lo dividimos entre todos […] con la venta del primero (título) saldría para el segundo y así llevarlo hasta que se hiciera sustentable, nosotros no le cobramos nada al escritor». Este grupo conformado principalmente por artistas plásticos y fotógrafos también haría las veces de consejo editorial y tuvieron a su cargo la dirección de arte en las publicaciones.

Como la novela resultaba cara, la opción fue publicar una serie de cuentos que Bustos tenía casi terminados. Esta publicación, Árbol de lunas fue la que determinó el formato y la extensión que tendría la primera colección: Narraciones breves.

En esos años, Carlos Eduardo trabajaba en una institución bancaria. De su actividad como editor no lo quedaba ganancia, pero invertía poco en su proyecto aprovechando lo que obtenía como retorno en ventas. El proyecto transitó por circunstancias azarosas que se fueron acomodando. Su gusto por los relatos cortos en los géneros del terror y la ficción de alguna manera se vio reflejado en los autores, en las publicaciones, en el nombre de la editorial y en algunos títulos que hacen referencia a la luna, a la noche y lo místico.

Cuando acudió a los talleres de ALTEGRAF para plantear sus ideas, ─Bustos no tenía todavía una computadora con la cual diagramar─ el impresor le advirtió que buscaba mucho detalle en sus publicaciones, así que lo invitó a participar en el proceso de diseño. Esta experiencia le permitió aprender de primera mano los trabajos de edición. «Iba en las tardes. Esa fue mi escuela, preguntaba todo: ¿Qué programa es? ¿Cómo lo haces? Los tipos de letra, ahí empecé a aprender. (El impresor) me dio la libertad de hacer los libros tal cual a mi gusto, totalmente […] en cuestión de meses salió Árbol de Lunas».

En el caso de Periplos de Ricardo Sigala, hubo dificultades en el diseño de la portada, el mapa que seleccionó para su ilustración no se ajustaba al tamaño del libro «el de la imprenta me decía: no se puede». La imagen estaba siendo trabajada en otra empresa, por lo que Bustos acudió a conocer el problema personalmente y perseveró en sugerencias hasta lograr su propósito.

El formato de su primera colección fue en tamaño pequeño (10.5 x 15 cm), con encuadernación pegada en hot melt, cubierta en cartulina impresa a color e interiores en papel couché. Destacando los detalles de ornamentación en portada e interiores. En su página legal se informaba el nombre de la colección, el crédito a la portada e ilustraciones interiores, el año de edición o reimpresión y el número ordinal correspondiente; se incluyó la razón social, su domicilio y teléfono; el número de registro del ISBN; el año en que se reservaron los derechos de autor representados por el signo © de copyrigth, un directorio del equipo editorial y los datos del impresor. Fue el primero de los proyectos en los noventas que mostró obra plástica del ámbito jalisciense en sus cubiertas. No tenía colofón.

En esta etapa el proyecto contó con oficinas a causa de una circunstancia familiar. Este espacio ─que estaba cercano la zona de distribución─ consolidó la actividad, aunque el proyecto se mantuvo en punto de equilibrio. No había pérdidas, pero tampoco ganancias.

Fernando Toriz

* Fernando Toriz es gestor cultural.

DATO

La “Sociedad Fantásmica” es un esfuerzo colectivo por rescatar la memoria del editor y escritor jalisciense Carlos E. Bustos (1968- 2016): Ganador, entre otros, del Premio Nacional de Novela “Jorge Ibargüengoitia”, Premio Nacional de Cuento Corto “Agustín Monsreal”, Premio Nacional de Literatura “Gilberto Owen” y el Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez.

Lo más relevante en México