A lo largo de una década, Perla Maldonado Jiménez ha estudiado los componentes del ajo envejecido, que si bien se conocen sus propiedades antioxidantes y de reducción de tensión arterial, en especial de un componente llamado salilcisteina, que podría ser útil en el tratamiento de personas que sufren un infarto cerebral al disminuir la muerte celular.Desde su doctorado, la científica del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía se interesó por el extracto, particularmente su química, porque a diferencia de la mayoría de los compuestos del ajo que son oleosos, éste se puede mezclar en el agua. Éste ajo se “añeja” en etanol por meses; al ser menos irritante se puede consumir por tiempos prolongados y en mayor cantidad. El extracto de ajo envejecido no se encuentra en México, es típico de algunos países de Europa y EU.El mecanismo de acción principal de este compuesto es su poder antioxidante, pero la investigadora y su equipo de colaboradores han visto que es también capaz de inducir una respuesta propia en la célula, de tal manera que ésta pueda responder contra el daño oxidante que se está generando en diferentes patologías.“Durante mi doctorado me dediqué a hacer la síntesis química de este componente y después de evaluarlo creo que es un firme candidato antioxidante, el cual necesita aún muchas pruebas para que pueda ser usado clínicamente”.El infarto cerebral está asociado a diversos factores de riesgo como problemas circulatorios, ateroesclerosis, daño al miocardio y diabetes.La falta de ejercicio y la alimentación con alto contenido en grasas saturadas y sal, así como el aumento del tabaquismo, el alcoholismo y el estrés, entre otros.La enfermedad vascular cerebral puede ser isquémica o hemorrágica.El tipo más extendido es el isquémico, también llamado embolia; el resto aparece como derrame cerebral, y propicia un bajo índice de supervivencia.Los daños producidos son diversos y dependerán del tiempo en que se interrumpa la irrigación de sangre al cerebro. Si es de unos cuantos minutos y el flujo se reestablece, no habrá consecuencias.Pero si se prolonga, puede derivar en parálisis, problemas de raciocinio, del habla, de la visión o de coordinación motora. El padecimiento por isquemia, la interrupción de la llegada de sangre a cualquier órgano, como el cerebro, se debe por un ataque al corazón o el taponamiento de alguna arteria, como la cerebral media. Ese proceso se asocia con la reperfusión, restablecimiento del riego sanguíneo, ya sea cuando se deshace el coágulo que bloqueaba una arteria o al reiniciar la actividad cardiaca.La reperfusión es más mortífera incluso que la isquemia, debido a la producción de especies reactivas de oxígeno que oxidan a las biomoléculas de las células. De este modo, los compuestos antioxidantes del extracto de ajo son capaces de atraparlas e inactivarlas, impidiendo que dañen los componentes celulares. Por ello, la muerte celular es menor y, por ende, podrían disminuir las consecuencias en el paciente.De acuerdo con la científica, cuando los pacientes llegan al servicio médico generalmente se les administra una terapia trombolítica, la cual disgrega el coagulo que está obstruyendo el paso del flujo sanguíneo, sin embargo no todos los pacientes son susceptibles a esta medida. “Lo que hacemos en el laboratorio es inducir en modelos animales (roedores) el daño cerebral bloqueando el flujo sanguíneo y después recuperarlos de forma lenta y progresiva; es durante ese proceso que se administra por vía oral el compuesto de extracto de ajo envejecido”.Al probarlo en estos modelos se ha visto un efecto protector (cuando se ha administrado de forma previa al daño), el gran reto es ver si ese mismo compuesto puede ayudar una vez que el daño ya ha iniciado.Una década más
Por esta investigación, la responsable del Laboratorio de Patología Vascular Cerebral del instituto de investigación, recibió recientemente la beca para Mujeres en la Ciencia L’Oréal-UNESCOAMC, y que empleará para el avance de sus estudios.Recientemente, los científicos de su equipo realizaron investigaciones para desestimar los efectos tóxicos del compuesto, en diferentes dosis de administración, en roedores.También analizan la cantidad y distribución de salilcisteina en el cerebro. El siguiente paso será realizar pruebas clínicas de fase 1 en voluntarios sanos para observar cómo es la distribución sistémica del compuesto en humanos.
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