
¿Han estado en un antro de moda recientemente? No importa si son caros o baratos, si los frecuenten personas de bajos o altos recursos... son un peligro latente mientras están en actividad.
El riesgo mayor es, simplemente, que estén de moda.
En México, y me imagino que también en gran parte del mundo, un antro lleno es sinónimo de peligro para los que están ahí dentro.
Si el lugar está lleno, la aglomeración de personas es tal que resultaría imposible un sano desalojo en cualquier situación de emergencia.
Los padres de familia, con justa razón, se preocupan de que sus hijos vayan a estos antros (discos, bares, clubes nocturnos, etcétera), por las drogas que se consiguen con una facilidad descarada, por el mal capacitado personal de seguridad, por las industriales cantidades de alcohol que se distribuyen sin control alguno, porque no se hace nada para que ningún jovencito tome el volante del automóvil mucho más que borracho, por la gran cantidad de armas que se encuentran dentro o rodeando estos lugares... sin embargo, el peligro más grande está en las aglomeraciones de clientes.
Normalmente, en un antro de moda se está hombro con hombro: no hay espacio para bailar, para caminar, para desplazarse... para poder acercarse al baño hay que caminar, esquivando personas, unos 20 minutos.
Pasillos estrechos, mesitas con banquitos mal distribuidos, escalones mal diseñados, una oscuridad bárbara...
Y esto es común, que quede claro, en la zona más cara de Bosques de las Lomas o en el lugar más humilde de Ciudad Neza. El problema es la cantidad de personas.
Un temblor, un incendio, una redada, una pelea fuerte... muy probablemente se traducirá en un suceso fatídico.
Pasó el viernes, en un lugar llamado News Divine, está el caso del Lobohombo... Lamentablemente, de no tomar acciones drásticas, pronto sucederá en otro lugar.
Y la solución no sería tan complicada: así como se ha tenido un control bárbaro de la ley antitabaco se debería de poner una gran atención en el hacer estudios de estos lugares para conocer el número de personas que podrían entrar para ser desalojadas en no más de 10 minutos. Si un antro se llena, nadie, absolutamente nadie más puede entrar.
Una especie de “ley antilleno”, aunque ya se supone que hay algo parecido, se debería de establecer rigurosamente, sin posibilidad de movimiento alguno.
Esta tragedia, que arrojó la triste cifra de 12 muertos, definitivamente fue resultado de una serie de acciones muy mal hechas.
El antro llenó el lugar al doble de su capacidad; dicen que vendían alcohol a menores y drogas, eso no me consta.
Los muchachitos entraron a un lugar que, por supuesto, no les ofrecía garantías de ningún tipo, dejando de lado todo tipo de actitud responsable. ¿Lo podemos justificar por su juventud?
Las autoridades hicieron un operativo muy mal hecho, sin planeación, sin investigación previa. Se equivocaron. Es increíble que el movimiento se llevara a cabo sin antes desbloquear la puerta de salida de emergencia, que se dice estaba tapada por cartones de cerveza y otros objetos... lo primero era “limpiarla”.
No puedo imaginar la pena de los padres de familia de ver que sus hijos, después de haber salido a divertirse, no regresaron.
Una tragedia que obliga a tomar acciones.
ponchov@exafm.com
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