Metrópoli

"Vivíamos en la clandestinidad, la policía nos rapaba, fingí ser más masculino para entrar a trabajar"

Héctor de, 61 años, cuenta a Crónica cómo vivió la transformación, del rechazo a las libertades; "Antes había más discriminación, muchos asesinatos, no tomaban en cuenta nuestros derechos, en la familia no nos aceptaban, mi papá me llegó a pegar y culpó a mi mamá de mis preferencias sexuales", recuerda

 La comunidad LGBTTT+ en los 80

Movimiento de Liberación Homosexual (MHL), surgido en los años setenta

Movimiento de Liberación Homosexual (MHL), surgido en los años setenta

Archivo

Las personas de la tercera edad que pertenecen a la comunidad LGBTTT+ aseguran que en esta nueva era los derechos están más visibilizados; en sus tiempos, en el año 1980, la sociedad los reprimía, discriminaba y hasta la policía los detenía y rapaba por el simple hecho de estar en un espacio público y mostrar su preferencia sexual, además eran señalados como raros o fenómenos.

Este 25 de junio se conmemora la edición numero 44 del Día del Orgullo LGBTTT+, por lo que las calles de los estados de la República mexicana se llenarán de colores, carros alegóricos y miles de personas marchando, el objetivo es visibilizar sus derechos.

En 1986, Héctor Maldonado, de 61 años, integrante de la comunidad LGBT, salió a las calles del antes DF para manifestarse y exigir sus derechos como persona; sin embargo, narra que era un martirio salir a protestar, debido a que los granaderos los subían a las patrullas, golpeaban y cuando llegaban al torito los rapaban.

“Antes había más discriminación, muchos asesinatos, no tomaban en cuenta nuestros derechos, en la familia no nos aceptaban, mi papá me llegó a pegar y culpó a mi mamá de mis preferencias sexuales, también a ella la golpeó, recuerdo que mi mamá tuvo que alejarme de su familia”, comenta Héctor.

La vida social que Héctor vivió antes a la de ahora ha cambiado totalmente; él comenta que hoy puede andar libre en la CDMX. “Yo trabajé en una institución bancaria me costó mucho trabajo entrar, porque al hacer los exámenes psicológicos tuve que fingir ser más masculino, en ese entonces mis jefes me cerraban las puertas para no subir de puesto”, narra Héctor.

Además, las personas no tenían lugares exclusivos para divertirse, como lo hay en estos tiempos (Zona Rosa), en los ochentas tenían que acudir a lugares clandestinos.

Manuel Alfredo de 53 años, integrante de la comunidad LGBT, recuerda que era una travesía la diversión para ellos, “teníamos que ser noctámbulos, los lugares para divertirnos eran clandestinos, recuerdo que afuera estaba la tira, en los ochentas así le llamábamos a la policía, hacían panales (grupo de policías) cuando salíamos del lugar nos quitaban nuestras pertenencias, además nos manipulaban si nuestra familia no sabía que andábamos en esos sitios, nos extorsionaban”.

“Llevamos más de 40 años de nuestra lucha, de nuestros reconocimientos, nosotros tuvimos que avanzar, antes no podíamos ir por las calles de la mano con nuestras parejas, no podíamos besarnos, la sociedad no lo permitía”, comenta Alfredo.

Manuel narra que durante los años de 1982 y hasta 1986 las funerarias entregaban los cuerpos de personas que habían muerto de VIH envueltos con bolsas negras, pensando que se iban a contagiar, “cincos años viviendo la ignorancia de las personas”, asevera.

“El aceptar es una cosa y el respetar es otra, hay una línea muy delgada entre la discriminación y la represión, me da gusto que ahora los jóvenes pueden demostrar sus afectos en vía publica, porque los afectos son de todos, los afectos no discriminan”, finaliza Manuel.