Metrópoli

Un extenso corredor negro, que los maleantes explotan; si llega la policía capitalina, sólo deben irse a territorio morelense a esperar a que se tranquilicen las agua

Morelos “exporta” su problema de seguridad pública al sur de la CDMX

Durante febrero, las patrullas de Seguridad Ciudadana de la capital del país han debido movilizarse constantemente en un corredor delimitado entre la carretera vieja y la autopista que unen a la capital con Cuernavaca. Una y otra vez en estos días, en Topilejo, en las agrícolas y boscosas entre el Cerro Pelado y el volcán Chichinautzin, se han desatado ataques armados, homicidios y casos de apropiación de tierras y recursos naturales por parte del crimen organizado morelense.

Un operativo del día 18 resultó especialmente significativo. La policía auxiliar bajo coordinación de la Alcaldía Tlalpan (una herencia de la anterior administración opositora) solicitó respaldo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, esto ante movimientos de vendedores de droga que estaban de regreso en el lugar a pesar de que sus líderes habían caído poco antes.

Se temía que estos narcos de pueblo, bajo mando de bandas morelenses, tuvieran capacidad de fuego muy por encima de los policías de proximidad tlalpenses.

Y resultó cierto… El comando de la Secretaría de Seguridad Ciudadana detuvo al menos tres narcodistribuidores que venían armados.

Mojarrita Pesca de mojarritas

Los policías de la alcaldía Tlalpan ya estaba al tanto de esta capacidad de fuego de los maleantes, pues el 8 de este mismo mes, habían sido testigos de un operativo para capturar a un líder de la banda que opera en las áreas aledañas a la carretera libre y la autopista a Cuernavaca. La banda, denominada Los Mojarras, extiende sus actividades a la capital desde Cuernavaca y Huizilac, en donde las balaceras asociadas a ellos son bien conocidas.

El área de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina logró asentarles golpes con detenciones de líderes entre agosto y diciembre y se tenía especial esperanza en esta última del 8 febrero resultara crucial para desmantelar a Los Mojarras.

La captura se dio, pero el resto de la banda huyó presumiblemente hacia Morelos. Hay elementos que hacen pensar en que la banda sustituye rápidamente a sus líderes capturados, con familiares de los líderes o ascendiendo a otros integrantes; así el repliegue hacia Morelos permite huir de la policía capitalina y simplemente esperan unos días para volver a aparecer en territorio capitalino.

La efectividad de los golpes de la policía capitalina se ve limitada, en efecto, por la condición interestatal de la banda y su capacidad de replegarse a tierras morelenses.

Otros eventos, también en febrero, han sido la detención de tres sujetos también con armas de fuego y una extensa amplia de droga. En esta ocasión los sujetos abrieron fuego.

Topilejo es una base excepcional para los criminales ya que la circulación de la droga a mediomayoristas hace que la producción en el sur del país baje hacia la Ciudad e México sin mayor problema, ya sea tomando el rumbo de Xochimilco o el centro de Tlalpan. Además el poblado es ideal para invasiones y despojo de terrenos, explotación clandestina de madera y, por supuesto, cobro de derecho de piso a comercios.

Fuerzas federales El Ejército

En diciembre pasado, un cadáver en la llamada Cueva del Aire de Topilejo anunció a los habitantes del pueblo tlalpense que hay guerra entre criminales. Toda vez que Topilejo vive una mezcla de costumbres urbanas y rurales, el hallazgo del joven con evidentes muestras de tortura dio pie a que se hablara de actividades narcosatánicas.

El jueves pasado (20 de febrero) la policía capitalina recurrió a una medida extrema, bloquear varias calles que conectan con las carreteras y para ello usaron no sólo patrullas sino uno de los llamados rinocerontes, los vehículos blindados y, en ocasiones, artillados para operativos mayores.

Una de las familias que se vio bloqueada en sus labores diarias comentó que se trataba de varios vehículos policiales y lo que circulaba en el pueblo era el rumor de la caída de un nuevo pez gordo.

Por su parte, un taxista lanzó la alerta a sus compañeros para advertir que mejor no se acercaran.

La actividad policial directa en Topilejo es lo más visibles de estos intentos por desarticular la operación de las bandas morelenses, pero pequeños pueblos en la carretera vieja, esos sí rurales, son usados para que los autos policiales hagan base y marquen la presencia oficial a criminales que, es obvio, pasan por allí.

El Ejército también ya empieza a aparecer con frecuencia.

La vida en esas zonas de la capital, en el sur profundo, comienzan a tener eventos policiacos en forma repetitiva y los habitantes suponen que esto no será tan fácil de detener. Los maleantes solo tienen que irse a Morelos, esperar a que se tranquilicen las aguas (unos pocos días) y regresan para reanudar actividades.

Tendencias