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En medio de la tensión, la solidaridad ciudadana emergió como el principal sostén de familiares y pacientes en hospitales de la CDMX

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

Tras la explosión de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, el pasado 10 de septiembre, la escena de emergencia se trasladó de inmediato a los hospitales de la capital, donde decenas de personas heridas fueron ingresadas con quemaduras y lesiones de gravedad.

En medio de la tensión, la solidaridad ciudadana emergió como el principal sostén de familiares y pacientes en el Hospital General Rubén Leñero y otros centros de salud donde fueron atendidos los afectados.

De acuerdo con reportes oficiales, más de 50 personas resultaron lesionadas, varias de ellas con quemaduras de segundo y tercer grado, mientras que la cifra de fallecidos se mantiene entre cuatro y ocho, dependiendo de las fuentes. En el caso del Leñero, ubicado en la alcaldía Miguel Hidalgo, recibió a una parte importante de las víctimas, incluidas aquellas en estado crítico.

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

A las puertas del área de urgencias, familiares de los pacientes comenzaron a congregarse apenas horas después del accidente. Hoy, la espera, prolongada e incierta, derivó en la organización espontánea de redes de apoyo. Vecinos, comerciantes y voluntarios llegaron con botellas de agua, papel sanitario, café, pan, tortas, arroz y guisos sencillos como picadillo, con el fin de aliviar las necesidades más inmediatas.

“Trajimos lo que pudimos juntar entre varios: garrafones, vasos, café y un poco de comida para los familiares que llevan horas aquí”, relató una vecina que instaló una mesa improvisada frente al hospital.

“No podemos curar a los heridos, pero sí podemos dar un poco de apoyo a quienes están esperando”.

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

La imagen de la solidaridad fue similar en otros hospitales receptores como Balbuena, Xoco, Magdalena de las Salinas y el propio Rubén Leñero, donde decenas de ciudadanos acudieron con donaciones. En cada uno de estos puntos, se replicaron escenas de apoyo espontáneo: mesas con víveres, termos de café y personas repartiendo alimentos a desconocidos que aguardaban noticias sobre sus familiares.

Uno de estos gestos fue el de motociclistas que se ofrecieron a trasladar, sin costo, a quienes necesitaran movilizarse entre hospitales o hacia sus hogares. Con carteles improvisados en sus vehículos, los jóvenes anunciaban.

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

“Si necesitas traslado a otro hospital, te llevo sin costo”. Este servicio, improvisado ante la saturación de ambulancias y la urgencia de los traslados, fue vital en las primeras horas posteriores al accidente.

En el Leñero, donde la entrada de urgencias permaneció resguardada por elementos de seguridad, los familiares se mantenían atentos a la información oficial. Personal del gobierno capitalino instaló módulos para dar orientación, aunque los ciudadanos coinciden en que fueron los apoyos vecinales los que hicieron la espera menos difícil.

“Aquí hemos pasado la noche entera, y la gente nos ha traído agua, pan y cobijas. Eso es lo que ha hecho más llevadero el dolor”, expresó un hombre que esperaba noticias de su esposa hospitalizada.

El caso de Alicia Matías Teodoro, la mujer que protegió con su cuerpo a su nieta de dos años durante la explosión, se convirtió en símbolo de esta tragedia. Alicia fue ingresada en estado grave con quemaduras en gran parte del cuerpo, pero gracias a su acción la pequeña sobrevivió.

La confusión en torno a su estado, incluso con versiones oficiales que la daban por muerta, generó indignación entre familiares y vecinos, quienes confirmaron que sigue con vida y bajo atención médica intensiva.

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

La saturación de los hospitales ha dejado camas ocupadas, familiares hacinados en salas de espera y falta de insumos fueron parte del panorama en los días posteriores. Sin embargo, la participación ciudadana compensó, en parte, estas deficiencias.

“Aquí afuera se ha sentido más el apoyo de la gente que el del gobierno. Son los vecinos quienes se organizaron para traer comida y cobijas”, comentó una voluntaria que coordinaba la entrega de víveres.

En paralelo, en Iztapalapa y colonias cercanas al lugar de la explosión también se organizaron centros de acopio. Iglesias, mercados y domicilios particulares recibieron donaciones de pañales, agua y ropa, que luego fueron trasladadas a los hospitales. Este flujo de ayuda se ha mantenido constante durante los días posteriores al accidente.

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

En tanto, las autoridades capitalinas continúan con las investigaciones para determinar la causa exacta del accidente. La principal hipótesis apunta al exceso de velocidad del conductor de la pipa, que transportaba casi 50 mil litros de gas LP, lo que provocó su volcadura y posterior explosión. El gobierno de la Ciudad de México informó que ya se revisan las condiciones de la empresa propietaria de la unidad, así como las responsabilidades legales correspondientes.

La magnitud de la tragedia ha despertado cuestionamientos sobre los protocolos de seguridad en el transporte de gas por zonas densamente pobladas. Vecinos de Iztapalapa exigen mayor control sobre las rutas de pipas y medidas más estrictas de prevención para evitar que se repitan tragedias como la del pasado 10 de septiembre.

Solidaridad ciudadana arropa a heridos de la explosión en Iztapalapa (Adrián Contreras)

En los alrededores de hospitales como el Rubén Leñero, la normalidad aún no regresa. Las mesas con víveres siguen en pie, los motociclistas continúan ofreciendo traslados y los familiares permanecen a la espera de noticias. Lo que comenzó como una reacción inmediata ante la emergencia se ha convertido en una red de apoyo que acompaña a los heridos y a sus seres queridos en un proceso largo y doloroso.

La tragedia dejó cicatrices profundas en Iztapalapa y en toda la Ciudad de México. Pero también dejó una constante en momentos de crisis: la capacidad de la ciudadanía para organizarse, tender la mano y ofrecer apoyo cuando más se necesita. En palabras de una voluntaria en el Leñero: “Hoy por ellos, mañana por cualquiera de nosotros. Eso es lo que nos mueve”.

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