Don Jesús, de 88 años, mostró su apoyo por primera vez durante la marcha del 8M en la Ciudad de México. Nada lo limitó, ni su edad, ni el calor y mucho menos su cansancio. A diferencia de muchos hombres que se manifiestan junto con las mujeres o hacen acompañamiento a quienes exigen justicia, él llegó sólo para expresar un “estoy con ustedes”.
Se hizo notar a lo lejos, poco después de mediodía a la altura del caballito, su caminar era bastante lento entre las mujeres que se dirigían hacia el Zócalo, muchas le cedían el paso. El cartel que cargaba era blanco con letras negras que dejaba ver sólo su cabeza, cabello blanco y una gorra roja (para la ocasión bastante fuera de contexto).
Al llegar al paso de las manifestantes, el hombre levantó el cartel con ambos brazos y gritó: “es por ustedes, estoy con ustedes”, muchas de las mujeres percibieron su presencia y comenzaron a sacarle fotografías, en ese momento decidió quitarse el cubrebocas para responder los agradecimientos y mostrar lo feliz que estaba.
Pasaron un par de horas y el hombre seguía en el mismo lugar; sólo de cerca era perceptible cuan grade era Don Jesús, sus ojos reflejaban el paso del tiempo, su rostro y sus manos también.
“Yo amo y apoyo a la mujer, tuve mamá, tengo esposa, hermanas, tías, cuñadas, hijas, sobrinas, nietas y amigas. Y soy un caballero”, se leía en el letrero que portaba orgulloso y que no bajó a pesar del paso de la horas ni los rayos del sol.
Se integraba a las porras, como podía daba saltos al sonar “el que no brinque es macho, el que no brinque es macho”, también levantaba su pulgar cuando las chicas coreaban “ese apoyo sí se ve”.
Durante horas recibió cientos de agradecimientos, sonrisas, también le dedicaron porras y regalaron dulces y flores, su acto conmovió hasta las lagrimas. En ningún momento dejaron de fotografiarlo, el hombre ralamente causaba admiración, por apoyar la causa sin importar el qué dirán.
Poco después de las 15: 00 horas se notaba bastante cansado; incluso buscó a las mismas participantes de la marcha para charlar; “me da gusto que sean tantas mujeres, ¿ya casi termina?”, preguntó a una de ellas. La mujer le hiso saber que la marcha apenas iniciaba. Finalmente decidió caminar hacia un lugar donde no le daba el sol, “ya me sentía como camarón”, dijo.
“Quise venir para demostrar mi apoyo de una manera diferente. Muy pocas veces se ve esto, es un honor estar aquí. Podría ayudarme a abrir mi paleta, ya tengo sed y está dura la envoltura, no quiero soltar mi letrero”.
Don Jesús reveló a este diario que uno de los momentos más emotivos durante las horas que estuvo de pie apoyando a las mujeres fue cuando su nieta lo vio.
Él no avisó a nadie que iría a la marcha del 8M y particularmente su nieta se llevó una gran sorpresa al verlo sosteniendo el cartel, el orgullo de la joven cautivó a sus compañeras y todas se conmovieron con el apoyo de Don Jesús.
“Es increíble que haya encontrado a mi nieta y a Lulú, su mamá, en esa muchedumbre, ella no lo podía creer, me dijo muchas cosas bonitas, me abrazó y les decía a todas: él es mi abuelo y todas aplaudían y gritaban”, contó.
Infinidad de sentimientos y emociones llevaron conmovieron a Don Jesús hasta las lagrimas, será un día que jamás olvidará.
“Que un numeroso grupo de mujeres le griten "ese apoyo si se siente", que bonito... que te tomen cientos de fotos y varias películas y te pidan un mensaje; que miles te saluden con el dedo pulgar hacia arriba o te toquen en el hombro, que te saluden con los nudillos, que te guiñan con el ojo, que te sonrían, que te pidan permiso para tomarse una foto y un sinfín de expresiones de aceptación. Me emocioné al máximo y confieso que se me rodaron unas lágrimas, eso me lo llevo en el alma”.
Copyright © 2023 La Crónica de Hoy .