Metrópoli

Lola y Bejarano intentan renacer en distrito de Iztapalapa que “se le fuga” a Morena

La pareja ha vuelto a aparecer luego de la defenestración que vivieron a manos de Sandra Cuevas en la Cuauhtémoc 

Bejarano y Lola

Bejarano y Lola

Cronica

Expulsada inesperadamente de la Alcaldía Cuauhtémoc, Lola Padierna se refugió desde 2021 en Iztapalapa, específicamente en el distrito 4 electoral del que ahora es candidata a legisladora federal. Esa zona es estratégica para Morena, porque es un área de 290 mil electores que puede convertirse en una mancha opositora en esa reserva de votos de la 4T que es Iztapalapa.

En 2021, Morena y aliados le dieron 71 mil 22 votos al candidato y ave de tempestades, José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña; pero el genio y figura de Fernández Noroña, conse del Presidente, no logró lo suficiente para que el PRD obtuviera en esa misma elección 40 mil 428 sufragios. Es decir, la proporción de votos de la oposición estaba muy por encima de la norma en Iztapalapa (que es de 1 a 3) y eso prendió los focos rojos.

Bejarano y Lola comenzaron rápido su labor y ya coptaron a Luciano Jimeno Huanosta, el perredista que compitió contra Noroña.

La estrategia es moverse, captar, usar las herramientas que ella y su esposo, René Bejarano, conocen y que incluyen uso de programas oficiales, selección de promotores que se convierten en su contacto cotidiano con la ciudadanía, lo mismo para pintar fachadas que para repartir comida. Pero su incursión en Iztapalapa, aludida por Santiago Taboada en el debate chilango, es en los hechos un retroceso para la pareja. Desterrados de la Alcaldía Cuauhtémoc donde fueron amos y señores hasta ese mismo 2021, cuando Sandra Cuevas los defenestró, la labor en Iztapalapa exige tanto trabajo como en aquellos lejanos años a inicios de siglo cuando comenzaban a consolidar su liderazgo dentro del PRD y luego en Morena.

La zona que se le ha encomendado corre paralelamente al triángulo del lago ecológico de Cuemanco, en el vecino Xochimilco. Son terrenos urbanizados hace 30 años y que se convertirían en colonias como José López Portillo, Valle San Lorenzo y otros, para luego extenderse hacia el oriente en dirección al Parque Cuitláhuac. Casas con los tabiques desnudos, castillos de varilla pelones prometiendo nuevos pisos en un futuro no definido y calles ya pavimentadas, con drenaje y tuberías de agua ya instalados. Eran fieles a la izquierda mientras estuvieron exigiendo servicios básicos, pero que ahora tienden a votar con mayor diversidad.

Es el terreno en el que René Bejarano y Dolores Padierna intentan recuperar vejas glorias, liderazgo y empezar de nuevo, como pareja y como deseosos participantes del llamado segundo piso de la 4T.