Miriam se casó cuando tenía 17 años, sus padres la obligaron a ese proceder en el momento en que se enteraron que estaba embarazada. "Para mis padres era imperdonable tener un hijo fuera del matrimonio. así que no me quedó de otra y me casé", explica esta mujer que actualmente cuenta con 64 años y ya dentro del grupo del sector de la tercera edad.

Esta mujer recuerda que conforme pasaba su  embarazo, su pareja en lugar de apoyarla se mostraba violento y agresivo.

"Nos casamos y todo cambió, durante el embarazo me decía que yo ya no le gustaba porque me veía gorda; cuando nació Ernesto, mi hijo también lo maltrataba a pesar de que era un bebé", señala sin dejar de observar una fila de feministas que corean leyendas en apoyo para un aborto legal y seguro.

Cansada de los malos tratos de su esposo, Miriam decidió separarse de él, pero no fue tan facil, señala al describir aquel momento: "Le pedí el divorcio y se puso como loco, se montó encima de mí y me dijo que era suya, que no me iba a ir porque me iba a embarazar... luego abusó de mí".

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En aquellos años no había tanta información acerca de los anticonceptivos, tampoco había tantas opciones y estaba casi prohibido hablar de sexualidad, explicó Miriam.

"Afortunadamente ahora hay más información y alternativas para todo, yo no sabía qué podía prevenir un embarazo, en ese tiempo era normal satanizar la sexualidad, y es que en mis tiempos solo sabía que se podía abortar con algunos tés de hierbas, como la ruda", refirió.

Dos meses más tarde, Miriam se dio cuenta que estaba embarazada e intentó provocarse un aborto con el alambre de un gancho: "No tenía nadie quien me ayudara sin que me juzgará, no quería estar embarazada porque Ernesto, mi hijo, ya sufría demasiado ¿Le iba arruinar la vida a otro ser? lo único que tenía a la mano era un gancho de ropa, lo deformé y lo introducí en mi cuerpo.

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En ese intento por provocarse un aborto, Miriam se desgarró y tuvo que ser llevada de urgencia al hospital. "Casi no la cuento, me lastimé horrible, si no me hubieran llevado al hospital ahorita estaría muerta, me dolió tanto que no lo puedo describir, pero me dolían más los tratos de ese hombre", aseguró.

En el hospital Miriam fue juzgada y criticada por los doctores y enfermeras que la atendieron cuando se enteraron el motivo de su estancia en el hospital: "Se corrió el chisme de que intenté abortar y la actitud de la gente hacia mí cambiaba al instante, me veían como si fuera la peor persona del mundo y si... así me sentía", recordó.

El día de hoy Miriam está consciente que su aborto no la convertía en una mala persona, y es por eso que sale cada año a marchar por los derechos de las mujeres.