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"Mi vida era tranquila en Guatemala, pero tuve que huir porque me querían matar"

Kailany, una joven trans relata a Crónica la pesadilla que vivió al ser acusada de vender droga en su país; esta historia se suma a otras dos de dos chicas de este sector social que han recibido refugio en la colectiva LLECA 

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Chicas trans refugiadas en colectiva LLECA

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"Mi vida era tranquila en Guatemala, vivía con mi mamá, trabajaba para una familia haciendo la limpieza doméstica, cuidaba a la señora de la casa, pero tuve que huir de mi país porque me querían matar": estas son las palabras de Kaylani, una mujer transexual guatemalteca que narró parte de la pesadilla que la obligó a buscar refugio lejos de su familia y amigos.

Kailany llegó a la Ciudad de México el pasado 25 de abril cerca de las 11: 00 horas, ella es una más que se suman a la cifra de personas migrantes que buscan el sueño americano. La joven cuenta que fue amenazada con una pistola en la cabeza, ya que la culpaban de vender droga.

“Yo trabajaba haciendo la limpieza y cuidando a la señora de la casa, no sabía que sus hijos vendían drogas, pero un día salí por las compras y unos hombres me interceptaron en la calle acusándome de vender droga, eran los enemigos de los hijos de la señora a la que yo que cuidaba”.

Desde aquel día la vida de Kaylani dio un giro de 360 grados, ya que tuvo que cambiarse de casa para que no pensaran que era parte de ese grupo.

“Me cambie de departamento, pero no sabía que el casero también vendía droga y era otro enemigo, definitivamente no podía estar más ahí, me estaban confundiendo porque yo estaba con la señora y los que se encargaban de esas cosas de la droga eran los hijos. El dueño del departamento al que me mudé me amenazó con una pistola en la cabeza y me dijo que si dejaba a esa familia me iba a matar”.

El miedo y las amenazas obligaron a que Kaylani dejará no sólo a su mamá y amigos, sino también dejar su país, por lo que asegura que solo se encuentra de pasada por México, ya que su destino es buscar el sueño americano (llegar a Estados unidos) para darle una mejor vida a su mamá.

Kailany es una chica más que encontró refugio en la colectiva LLECA a cargo de Victoria Sámano, quien le abrió las puertas para darle un techo donde dormir mientras busca la manera de migrar hacia EU.

“Yo supe de Victoria (y la colectiva LLECA) por una amiga igual guatemalteca que estuvo viviendo en el albergue Coruña y supe que después se refugió en LLECA, ahora ella está en Ciudad Victoria (Tamaulipas) esperando el día para cruzar”.

Esta es una de las historias de las refugiadas que tiene LLECA en su colectiva y así como Kailany también está Jacky, una joven veracruzana quien vivió en la calle durante 6 años, lo mismo que Ariadne, ambas mujeres trans.

Dos chicas transexuales durmiendo bajo techo de LLECA

Jacky es originaria de Veracruz y vivió en la calle durante 6 años, ella quería conocer la Ciudad de México, así que decidió salirse de su casa.

“Nadie me va contar lo que es vivir en la calle, yo sé perfectamente lo que se siente pasar frio, hambre, violencia, discriminación por ser trans, la gente juzga sin saber la realidad, a nosotras como mujeres trans sexoservidoras la sociedad nos discrimina, pero la misma sociedad nos lleva a trabajar en eso, porque la misma gente nos cierra las puertas”, señaló Jacky.

Ariadne lleva 18 años de ser mujer transexual y cuenta que se fue de su casa al ser rechazada por su papá, que no acepta su orientación sexual. “Llegué a vivir con mis hermanos porque mi papá no aceptaba, ahora vivo en LLECA”.

Ella asevera que la comunidad transexual es muy violentada por la sociedad, así como por el gobierno. Nadie está exento de sufrir en la calle, yo estoy en LLECA por la falta de apoyo y cariño de mi familia, y todo por ser mujer trans.

“El mismo gobierno te amarra las manos, porque la mujer transexual se estigmatiza como puta, costurera o estilista, no, como trans eres apta para trabajar en donde sea y hasta en puestos de gobierno, realmente ellos son los que nos amarran, nosotras no somos flojas, la misma sociedad nos hace cosas desagradables, y es que desafortunadamente aún existe mucho machismo en la sociedad”.

Estas chicas trans que han enfrentado obstáculos y pesadillas al ser rechazadas, aseguran que al haber convivido con el sector callejero, la mayoría de las personas que viven en este nivel de desamparo en condición de vulnerabilidad y sin apoyo de la familia, en muchos casos te enteras de suicidios o que recurrieron a las drogas.

“Yo pienso que las familias deben aceptar a sus hijos como son, el amor de una familia ayuda bastante a no ser discriminada”.