
Sentada con un paraguas color rosa en la mano, utilizándolo como madriguera simulando ser un topo; Su carita aparece por un instante, pero de inmediato se vuelve a ocultar. Es una niña de aproximadamente 10 años que vive en la calle, por las tardes se encuentra afuera del edificio abandonado del ISSSTE en la colonia Tabacalera. Otro menor que aparece en el lugar es el hijo del Iguana, tendrá unos 8 años y llega en bicicleta acompañando a su padre a vender el activo a los jóvenes que se encuentran allí. El hijo del Iguana, cada vez que llega, se baja de la bicicleta saludando a todos los camaradas que se encuentran en el punto.
La niña del paraguas, a veces se deja ver conviviendo con los hombres que divagan por el Monumento a la Revolución; en esas ocasiones forma una casita con cobijas, lonas y tarimas siguiendo con su papel de niña-topo, como con su paraguas. El hijo del Iguana ayuda a su padre a repartir botellitas ¿En su mente infantil sabrá que esa sustancia es ilegal? Él solo sigue los pasos de su padre y quizás cuando se le pregunta qué quiere ser de grande podría contestar, como todos los niños, “quiero ser como mi papá”. Quizás él pueda lograrlo y en unos pocos años podrá ser como su papá, un dealer.
Hay días en que estos pequeños se dejan ver, en otros no están ¿Dónde están en esas ocasiones? La niña del paraguas no tiene una casa donde llegar, siempre duerme afuera, el hijo del Iguana podría ser que si tenga un techo. La niña del paraguas durante el día se mueve en búsqueda de comida junto a otros niños que también son hijos de los que viven en la calle. Los padres mueven constantemente de lugar a estos menores, incluso los llevan con familiares para que las autoridades de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social no se los quiten.
Los niños en situación de calle viven entre penurias, duermen en el piso conviviendo con adolescentes que se drogan y venden activo, los niños ven como se preparan una mona para darse un viaje del que pueden durar horas e incluso días, ¿Se les antojará el activo a los pequeños? Su olfato seguramente puede percibir el olor del solvente, desde que están en la panza de la madre conviven con el activo.
Los niños deben gozar de los beneficios de la seguridad social, derecho a crecer, jugar, tener una alimentación saludable una vivienda y servicios médicos adecuados, rezan las leyes y acuerdos internacionales destinados a la protección a los niños. Sin embargo, los niños de la calle en CDMX son niños que dependen de las calles para su supervivencia.
Los pequeños difícilmente podrán estar en un censo, porque ellos son poblaciones ocultas, a veces aparecen otros días desaparecen, como es el caso de la niña del paraguas y el hijo del Iguana; sin embargo, no solamente son ellos, hay más pequeños que se encuentran viviendo afuera del Metro Juárez, aproximadamente unos 8 menores.
En ese lugar, una madre de dos hijos, niño de 6 años y niña de 9 meses, se sienta con todos sus compañeros y los niños jugando en la jardinera de la calle Artículo 123; es como si fuera un parque de diversiones, el niño, carrito en mano, chocaba las piernas de un hombre que llegó con la mona. El pequeño sin duda está oliendo el activo que se puede percibir a mucha mayor distancia; su hermanita, en los brazos de mamá, come una empanada de manzana que estaba puesta sobre un papel sucio en la banqueta.
Los niños de la calle pueden sufrir abuso sexual, ser forzados a realizar actividades delictivas, ser rechazados de su propia familia o tener problemas de salud mental y abuso de sustancias toxicas.
Aunque estos niños tienen una familia, no tienen garantizada la protección, están conviviendo a diario con los jóvenes de la calle. La madre de la calle Artículo 123 comente que su hijo asistirá a clases el próximo año, que ella quiere que sus dos hijos crezcan y tengan derechos como todo niño, ¿ellos tendrán el mismo futuro, como otros niños que si tienen un hogar? Viendo el panorama de los niños de la calle, es difícil que su futuro sea digno y estable.
Un futuro cubierto por un paraguas simulando no ver nada frente a ella, sus ojos solamente podrán ver drogas, hambre y violencia en el circulo donde crecerá y se desenvolverá como una mujer de la calle. El hijo del Iguana crecerá entre la droga, excesos y violencia, su futuro puede ser predecible, heredando la fortuna de su padre: ser un vendedor de drogas.
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